jueves, 13 de octubre de 2011

Y colorín, colorado.....

...la historia de este blog se ha terminado.

No tengo más que contar. O quizás no quiero contar nada más. O, quien sabe, ya no sé como contar cosas. El caso es que he tomado la decisión -esta vez sí que definitiva- de cerrar EL ABAJO FIRMANTE por siempre jamás. Su historia y desarrollo ya es suficientemente conocida por el puñado de lectores que he tenido el honor de tener, así que huelga echar la vista atrás para contar ilusiones, lágrimas, frustraciones, futuro y pasado. Tenerlo desatendido, por falta de ganas para atenderlo, es tontería y para tenerlo así, y seguir dando imagen de abandono, mejor clausurarlo dejándolo en el lugar que siempre estuvo: en todo lo bajo.

Es casi seguro que iniciaré otro proyecto, esta vez sin publicidad que me comprometa, aunque para ello tendré que escudriñarme los sesos en busca de algo interesante que contar. El día que abra un nuevo blog tengan la certeza de que serán los últimos en enterarse.

Sin otro particular, el que nunca fue de ustedes.

El abajo firmante.



martes, 4 de octubre de 2011

Radio Tijuana

No. La San Miguel sin alcohol no me gusta. Un gusto demasiado dulce que sólo salvaba que se encontraba a una temperatura ideal para saciar el calor remeloso que envolvía esta tarde Santa Cruz y que llegaba a adentrarse dentro de los límites de lo que mis acompañantes han dado por llamar Atlantic City.

Atlantic City es el lugar donde contínúan las tertulias de lo que José María Lizundia denomina Radio Tijuana. Atlantic City es distinguido, claro, diáfano, elegante, con un continuo entrar y salir de personas. Radio Tijuana (permítanme que me agencie el calificativo) es una radio que se hace con la puerta abierta. Literal. Una radio con ruido de fondo. 

Con el aire acondicionado a una temperatura que el ministro Sebastián llevaría a la multa, los cables se desparraman sobre la moqueta gris oscura, quizás azul, que tapiza una mesa donde se colocan en fila india micros de color rojo y sus correspondientes auriculares. Figuritas sobre esa mesa, un afilador de metal que soporta la conexión de un micro a su enchufe y frente a mi una bandera independentista canaria, una vieja gorra de la UD Las Palmas y una pintura enmarcada de la Iglesia de La Peña de Francia del Puerto de la Cruz. El reloj de cocina de Ikea sobre la pecera del control técnico. 

Aquí no hay llamadas de oyentes, ni central de sms, ni Facebooks, ni Twitters, a pesar de que sobre éstos dos últimos versó parte de la conversación. El Facebook como escaparate donde exponemos aquella parte de la vida que queremos que se sepa con un fin meramente nudista y Twitter como medio para dar y recibir información. Una amalgama de fútbol, política, filosofía, religión, ciertas dosis de demagogia (por mi parte, off course) y hasta acusaciones, bastantes carentes de sentido, de falta de profundidad y criterio en mis opiniones (por parte de Víctor, como no). 

Para mi es bastante difícil sentirme cómodo entre gente a la que o bien conozco poco, o bien simplemente no conozco de nada, pero he de reconocer que en Radio Tijuana me sentí bien. Sin criterio (seguro), como casi siempre, pero cómodo. No denoté, por primera vez en mucho tiempo, ironía en las palabras de presentación que me dedicó José María Lizundia, palabras de quien, a pesar de todo, sé que me aprecia y que sabe que es un sentimiento de ida y vuelta. Halagos los que me brindó que, por ser absolutamente ciertos y merecidos, huelga reproducir....

Radio Tijuana es mezcolanza de ideas, ideologías, nacionalidades, filosofías...de poesía y gritos, un "Sálvame" con regusto a cultura.

Si no estuve a la altura, lo siento. Si respondí a una mínima expectativa, me alegro. Un rato de radio tóxica. Dicho todo esto, y con mi agradecimiento tanto a él como a Jesús Castellano por su invitación, sólo cabe terminar diciendo: ¡Viva Radio Tijuana Libre!

P.D.: Víctor, llevas el reloj con quince minutos de adelanto.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Radio tóxica.

Próximo martes, 4 de octubre, pasadas las 18:00 horas. Programa "La Puerta". Radio Unión Tenerife.

95.3 FM
www.radiouniontenerife.com

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El gobierno de los peores.

Si la aristocracia era definido como "el gobierno de los mejores", a todo lo contrario parce ser que se le denomina "kakistocracia".Al filósofo  Frederick M. Lumley se le ocurrió acuñar este neologismo que significa "el gobierno de o por los peores", derivado de los vocablos griegos Kákistos, "pésimo, el peor de todos" y krátos, "fuerza, poder". La primera edición, de 1944, del "Dictionary of sociology" define la kakistocracia como "Gobierno de los peores; estado de degeneración de las relaciones humanas en que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos".

Posteriormente dicha definición se amplió, añadiendo a la misma que este régimen podría definirse, además, como "La combinación de la tiranía, la oligarquía y la demagogia: el pésimo gobierno, la república de los peores".

Por tanto, tras leer estas definiciones, no hay duda alguna de que vivimos en una más que lamentable kakistocracia avalada por las urnas a las que, parece ser, también acudirian a depositar su voto los peores. Los peores eligen lo peor, la verdadera imagen de esta inmundicia de sociedad de comienzos del siglo XXI.

No soy precisamente un tipo elitista. Vengo de familia extraordinariamente humilde y en las generaciones anteriores de las dos ramas familiares, la paterna y la materna, no se recuerdan titulados universitarios ni nada por el estilo. En su mayoría la decencia ha sido el camino que les ha marcado sus vidas. Quizás por eso nunca prosperaron más allá de lo que precisaban en cada momento sus necesidades vitales y familiares. No creo que una persona por tener estudios sea mejor que otra, ni que valga más, ni que sea más inteligente. Hay otras virtudes que deben regir la vida humana.

Sin embargo, una combinación de conocimientos, preparación, decencia y honestidad considero que deberían ser las inherentes a cualquier persona que quisiera dedicarse a la res publica. Si bien cualquier vale para manejarse en su vida, no cualquiera vale para manejar la vida del colectivo. Algo tan sencillo como un paseo, después de almorzar, por mi ciudad de La Laguna el día de su fiesta grande (hoy, 14 de septiembre, día del Cristo), le abre los ojos a cualquier ciudadano mínimamente concienciado, parcial y que no responda al perfil de hooligan afiliado/simpatizante/votante a un partido político. Y es que las ideologías o militancias políticas han pasado de ser eso a burdas manifestaciones de hooliganismo-forofismo. Pero eso es otro debate.

Un día de fiesta grande debería ser bullicio, alegría, música, ambiente festivo. Las fiestas grandes de Aguere, por culpa de la falta de dinero, por culpa de la falta de imaginación, por culpa de falta de criterio o por culpa de la falta de lo que sea, se han convertido en lo peor de las fiestas de pueblo, en el más peyorativo de los sentidos que se le quiera dar a la expresión.  Calles vacías, museos cerrados. La Laguna consiste, en versión corporación local, en 4 calles peatonales y una amalgama de mierda de perro y basura en las esquinas en las calles que las circundan. Un sinfín de impuestos, una mamandurria institucional y el gobierno de los 3 grandes partidos, solos o coaligados, durante los últimos 12 años.

Así que, con el corazón encogido, analizas el porqué. Ese porqué se resumen de una manera muy sencilla de entender.: Un alcalde por accidente, enchufado por ser hijode y del que no se le conoce más oficio ni beneficio que haber sido el administrador de fincas de la empresa a la que se le concedían (¿a dedo?) todas las obras públicas del municipio hasta que cerró sus puertas y dejo en la puta calle a un buen puñado de trabajadores que aún se agolpan en las puertas del juzgado reclamando sus salarios e indemnizaciones. Un primer  teniente de alcalde socialista. Ni el cargo podía tocar más el fondo, ni el personaje podía llegar más alto. En sus más o menos 40 años no se le conoce trabajo alguno, ni preparación académica. Un político profesional que esta legislatura se embolsará 51.000 € anuales y que en la pasada, sin cargo alguno y en la oposición, se embolsó una cantidad muy similar. Un analfabeto funcional en el ejercicio de alcalde accidental. Un concejal de urbanismo periodista, sin preparación jurídica alguna en la materia. Ex director de periódico, que lo mismo te vale para contertulio de la actualidad política (ahora es cuando conocemos lo objetivo que siempre fue), que para comentarista de un partido de fútbol. Eso si, este prohombre del renacimiento, de urbanismo, nada de nada.  Igual es porque el cargo solo requiere saber hacer el "egipcio". Un concejal de policía abogado laboralista. A cambio del cargo, la mujer del alcalde ha estado haciendo sus pinitos en su despacho profesional. Favor con favor se paga. Concejales que ya forman parte del inventario municipal debido al número de años que llevan sentados en algún sillón de la corporación. Concejales no electos cuyo único mérito ha sido medrar en alguna asociación de vecinos para ganarse los favores del partido en el poder y poder vivir de la política desde los veintipocos años y hasta que se jubile. Encargados de Organismos Autónomos que si no fuera por la existencia de éstos serían un número más en las listas de parados. Concejales de concejalías inútiles, vacías de contenido o simplemente duplicadas en otras administraciones supramunicipales. Señoritos de Santa Cruz que se presentan por La Laguna a ver que cae. Concejales de la oposición a 30.000 € al año por no hacer nada.....

Un suma y sigue del despropósito. Lo peor de cada casa comiendo caliente a nuestra costa y malgobernando la tercera ciudad del archipiélago. Un montón de almas dirigidas por un montón de ineptos. Mientras, nuestros hijos tienen que ir a unas atracciones de fiestas instaladas en una ratonera insalubre o seguir esquivando mierda por las aceras. Pero da igual, porque hay cuatro calles peatonalizadas, un montón de terrazas y siempre hace fresco. Sigan bailando.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Este 1 de septiembre.

En febrero de 2000 ya me había hartado de ser el chico de los recados del abogado con el que empecé a hacer mis pinitos. No le puedo reprochar nada: al contrario, gracias a él me hice abogado, algo aprendí de derecho pero más de esas relaciones humanas necesarias en esta profesión, tanto en el escalafón como con el cliente y, sobre todo, aprendí determinados valores de lo que, creo, debe ser un buen abogado. A pesar de todo ello, las últimas semanas fueron una losa para ambos y decidimos de común acuerdo dejarlo.

Durante ese mes de febrero me dediqué a poner currículums en los lugares más insospechados y, muchas veces, en los menos ortodoxos. Y así fue como me dediqué a meterlos en los buzones de la casa sindical. Una mañana subí a la primera planta, pregunté por el responsable de los servicios jurídicos, me remitieron a la tercera planta, me pusieron al teléfono a un señor y al par de semanas, tras algo parecido a una entrevista, comencé a trabajar allí. Mis antecedentes en el mundo del derecho laboral era un despido caducado de un primo hermano, al que habían echado de la ya extinta y muy carnavalera Cafetería Corinto. Cortando huevos se aprende a capar, me dijeron...y huevos (muchos) corté.

Allí pasé dos años y nueve meses, hasta que vinieron a buscarme (como tercera o cuarta opción del mercado, según supe años después) de un despacho de medio tamaño, en expansión y con ínfula de gran firma. Eso supuso un cambio radical en mi trabajo y en mi forma de trabajar, pasando de lo ordinario a la elegancia, de la defensa del obrero a la de la multinacional de turno. Hay quien dice que hasta me cambió el carácter a peor. Cuatro años, nueve meses y veinticuatro días pasaron hasta que me echaron a la calle por un quítame allá ese blog.

No estuve ni un mes en el paro cuando de nuevo ingresé en las filas sindicales, al mundo de las tres tardes por semana de consultas, kilometradas en coche y trescientos juicios al año. En esto empecé a resentirme, me faltaron las fuerzas, las motivaciones y, en un acto aún inclasificable, dos años, siete meses y quince días después decidí voluntariamente dejarlo. 

Ahora, sobrevivo como abogado por mi cuenta y riesgo.

Este es un 1 de septiembre atípico. No es la fecha de regreso a una oficina, ni en la que tengo que desplazarme al sur, al norte, al este o al oeste para pasar consulta, ni en la que empiezan los nervios pre escolares por el reencuentro con los juzgados. Ni siquiera va a ser la fecha en la que empezar a preparar la habitual avalancha de juicios de las primeras semanas de septiembre. No. Es un 1 de septiembre raro, en la que habrá que empezar a hacer carteras de clientes, visitar gente, rematar temas por terminar y salir corriendo de los clientes para que paguen lo que ya empiezan a deberme. Se acabaron los sueldos fijos a final de mes. Se ha hecho raro llegar al 31 de agosto y no ver un concepto "nómina" ingresada en la cuenta corriente después de diez años y medio.

Pero aquí estamos, para lo que haga falta. Con incertidumbres, dudas pero tremendamente ilusionado. Además, la compañía en esta aventura es la mejor que alguien puede tener y desear. 

Eso si, mensaje a mis seguidores: aquí sigo, enfadado con el mundo y conmigo mismo, como siempre. Hay cosas que no deben cambiar nunca.


viernes, 5 de agosto de 2011

Servicio Canario de Salud.

Ante las máximas informativas con las que nos bombardean a diario los medios de (in)comunicación, en la tarde-noche del jueves preferimos acudir al servicio de urgencias de una conocida clínica privada de Santa Cruz para evitar masificar el ya por sí masificado servicio de urgencias de eso que llaman servicios públicos de salud. Y remarco el adjetivo "público" ya se verá más adelante el porqué. Tras algo más de dos horas de espera y alguna prueba diagóstica, un médico de indeterminado acento sudamericano y aires de galán latino de telenovela, fonendoscopio al cuello, me dice solemne su diagnóstico. "Ojalá me equivoque", nos dijo.

Las clínicas privadas, por lo general, son muy bonitas por fuera pero no demasiado dotadas por dentro, especialmente sus servicios de urgencias, por lo que nos remite al servicio de urgencia de turno del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria (la residencia sanitaria de toda la vida) para nueva valoración y diagnóstico.

22:15 de la noche. Oficina de admisión de urgencias. Una especie de pasillo de apenas un metro de ancho que da a una estancia de dos metros de largo por metro y medio de ancho donde sudan hasta las paredes. "Mire, que venimos de la clínica X y nos han dicho que vengamos aquí". Ya sospechamos cuando, al decir de donde veníamos, no nos piden la tarjeta sanitaria, sino la del seguro privado con el que habíamos acudido previamente a la clínica. Pero bueno....cosas de la burocracia, pensamos en un momento en el que la urgencia tampoco nos hacía muy dados a reaccionar con muchas luces.

01:55 de la madrugada. Tras unas dos horas y media de espera por fin se le atiende y se le hacen pruebas diagnósticas. Resultado: vuelva usted mañana a ver si los resultados del doctor fulanito de tal ("ji ji ji") son correctos o no, porque tenemos nuestras dudas.

09:30 del día siguiente. Análisis. Vuelva usted entre las 12:30 y 13:00 para recojer resultado y hacerse otra prueba diagnóstica. Pero, ojo, tendrá que subir a la octava planta, "facturación a terceros" (?).

12:55 horas. Tiene que ingresar y someterse a intervención quirúrgica de urgencia. Diagnóstico que se pudo hacer 12 horas antes si hubiese existido un mínimo de diligencia y profesionalidad y, de este modo, haber ahorrado tiempo y riesgos. Por cierto, el galán televisivo había acertado de pleno (para desaire de esos MIR de mierda con ínfulas de protagonista de telefilme americano de media tarde)

13:00 horas. Octava planta de la residencia sanitaria. Instalaciones obsoletas, aspecto decadente. Mientras las nuevas zonas (incluso aquellas que están por estrenar porque el (des)gobierno de Canarias no paga a la constructora y ésta se niega a entregar la obra ya terminada) son brillantes y modernas, quedan resquicios de la prehistoria sanitaria de nuestra isla. Puerta de la derecha, facturación a terceros.

De repente, veo ojos llorosos. Sorpresa: el Servicio Canario de la Salud nos quiere hacer pagar el uso del servicio de urgencias, pruebas diagnósticas, hospitalización, intervención y estancia hasta alta médica. Tarjeta sanitaria en mano y seguridad social al día. O firma compromiso de pago o no hay más tu tía. Decreto 81/2009 por los cojones.

Causa: el mero hecho de comentar que uno ha ido antes de ir al servicio de urgencias público a uno privado (porque la urgencia no parecía tal y no es cuestión de masificar más aún lo masificado, como es frecuente conforme a nuestra idiosincrasia) hace que, para el Servicio Canario de Salud, el paciente haya sido remitido por la sanidad privada y que, por tanto, se entiende que puede pagar de su bolsillo los gastos que se originen.

Una suerte de "si tenias dinero para ir al médico privado, ahora te jodes y me pagas mis gastos", olvidándose que somos beneficiarios del servicio público de salud y más en una situación de urgencia incluso quirúrgica. De hecho, ha sido nombrar un fugaz paso por una clínica privada para ser objeto de sornas y comentarios del tipo "seguro que en el médico privado no se atrevían a quejarse". De tal manera, si hubiese ocultado que venía de una clínica privada y hubiese ocultado el informe medico que se nos hizo para facilitarle el camino de diagnóstico a los médicos que estaban por venir (tarde, muy tarde, eso si), no hubiese pasado absolutamente nada. Pero venir rebotado, aún accidentalmente, desde la sanidad privada a la pública es sentir una cierta sensación de maltrato por parte de la maquinaria burocrática del servicio.

Ya puede Don Paulino y sus atracadores meterse su burocracia administrativo-sanitaria por donde se aposentan en sus poltronas perpetuas. Lejos de facilitar el acceso univerrsal y gratuito a la sanidad, más aún cuando se es pleno beneficiario de ella, lo que hacen es convertirla en un carrera de osbtáculos.

A todas éstas,  tras más de 24 horas, sigue esperando en una habitación de la tercera planta.

martes, 19 de julio de 2011

Que nos gobiernen las putas.

Un político, su hijo y un amigo de éste salen a cenar por Madrid. Tras dilapidarse, seguro, una buena pasta en una marisquería del centro de la Villa y Corte, y tras la ingesta de unos cuantos combinados, deciden ir a tomarse la última a algún céntrico local de esos que abren hasta tarde. Casualmente terminan en el reservado de un local repleto de señoras que fuman, donde parece ser que discuten con ellas por un quítame allá esos precios, son expulsados del local y terminan detenidos en una comisaria donde insultan y amenazan a los agentes de la policia, esos que son malos, llevan porra, pistola, rabo, cuernos y se inventan historias.

Al politico le piden que dimita y dimite, pero lo hace poquito, no vaya a ser que pierda algún sueldo o alguna pensión futura.

Pero mientras unos vemos como una absoluta desvergüenza que un senador y presidente de un Cabildo Insular se vaya de fiesta la noche antes de la mañana de un pleno en la cámara alta, que lo pillen de putas a las 5 de la madrugada y termine en una comisaria poniendo su condición de político intocable por delante para defenderse, y todo eso con dinero público,  otros ven a una víctima de la oposición política o de un repentino puritanismo social.  Leo, no sin nauseabunda sorpresa, como algunos medios justifican al político. "...rendido en la plaza pública, humillado por su partido a escala federal, por la oposición, por los medios de comunicación, por las redes sociales, por los meapilas, por los mojigatos, por las asociaciones de policías agredidos, por las asociaciones de prostitutas (legales) vilipendiadas...", clama el panfleto pro-grancanario y Granma del socialismo canario Canariasahora.com.

"No consta que Curbelo y su hijo se llevaran unas putas al Senado o al Cabildo de La Gomera, o que pagaran sus consumiciones en el Gola con dinero público.", dice ese medio de incomunicación, asumiendo (dicen) las tesis de Jerónimo Saavedra (de quien podemos dar fe de que jamás ha pisado, ni pisará, una casa donde hayan señoritas, salvo que sea para recibir clases de macramé) y de Dulce Xerach Pérez, ex política de alto standing (solo caballeros solventes), esa que no ha dado más palo al agua que al calorcito de un cargo público. Pero, claro, como todo el mundo sabe, el político al que se refieren apenas lleva 30 años en poltronas y el dinero que sale de su cartera aflora del sudor de su frente. 

A estos pedazo de rebenques, a estos estómagos agradecidos, a esta banda de indocumentados, que probablemente también usen las Visa de sus empresas para su uso en lupanares, habría que recordarles que los dineros de este buen señor, como del 99% de los politicos (y eso al márgen de cohechos y demás corruptelas) viene de nuestros impuestos. No se le pide una dimisión por haberse ido de putas: se le pide por haberlo hecho con nuestro dinero y, además, anteponer su condición de aforado para evitar su detención. Da asco.

Esta mañana, mientras ingresaba a la Hacienda Canaria el IGIC correspondiente al segundo trimestre, y mientras miraba lo que he pagado de IRPF en lo que va de año, lo primero que se me pasó por la cabeza no es que ese dinero serviría para mejorar nuestros maltrechos servicios públicos, sino que serviría para que los padres de la patria se lo beban y lo disfruten con putas de lujo.

Así que, al final, habrá que hacer bueno aquella frase que, dicen, una vez apareció en una pared que dice "Que nos gobiernen las putas, que sus hijos ya lo hacen hace tiempo".

viernes, 1 de julio de 2011

Días extraños.

Como pitoniso no tengo precio. No acierto ni una. Donde veía una salida imposible en función del cargo y del servicio, éste fue el primero que vinieron a cargarse. Donde decía que se trataba de un trabajo estable, porque un servicio como ese jamás se cerraría por razones políticas y estatutarias, un día presentaron papeles en una ventanilla y cambiaron las cerraduras. Por tanto, prometo por mi conciencia y honor que nunca más volveré a hacer pronósticos.

De repente, todo cambia y el año nuevo se mueve al 1 de julio. Año nuevo, vida nueva. De la estabilidad más absoluta a la incertidumbre del futuro. De la práctica funcionarización laboral a la búsqueda de nuevos horizontes.

Son días extraños para los dos. Pero estoy convencido de que lo que viene será inmensamente mejor que lo que dejamos y nos dejan atrás. 
Eso si, prometo escribir un día algo querellable referente a nuestro más inmediato pasado profesional. Permanezcan atentos a nuestra sintonía.

sábado, 25 de junio de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

Vértigo.

Hoy he comunicado que lo dejo. A partir del 15 de julio abandono el sindicato. Voluntariamente dejo la seguridad laboral y económica que me ha estado brindando durante tres años y medio por el bien de mi salud fisica y mental y porque, tras ese tiempo, he quemado una etapa.

Ahora, a intentarlo en la calle, donde hace frío.

Seguiremos informando.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Movimiento 15 de mayo.

A los pocos lectores de este blog (que cada vez se actualiza menos por falta de tiempo, de argumentos y de motivación) no se les habrá escapado que a mi se me podría encuadrar dentro de eso que ahora se llaman los "indignados", aquellos a los que no les gusta el sistema social, político, económico y hasta moral que nos ha tocado vivir a estas alturas iniciales del siglo XXI. Tampoco podrán obviar que me he manifestado en alguna ocasión en favor de que se produjese algún tipo de movimiento social que se manifestara, por fin, en contra de la podredumbre que nos rodea: mientras unos se llenan los bolsillos, crecen las listas del paro; mientras necesitamos patrones morales, nos bombardean con todo lo contrario; las administraciones públicas (todas) están gestionadas por, en el mejor de los casos, auténticos mediocres; vivimos en la sociedad en la que los peores son los que triunfan. No me gustan los políticos, nis los partidos, ni sus ideas, ni sus no-propuestas. Aborrezo a la administración de justicia, auténtica manzana podrida de eso que llaman democracia, que sin embargo debiera ser pilar básico de una sociedad sana.

Desde el viernes he visto crecer en las redes sociales, fundamentalmente en Twitter (si, tengo Twitter) el movimiento del 15 de mayo, ese que empezó convocándose casi clandestinamente mediante pasquines pegados en las farolas y que a estas horas, y bajo prohibición de las juntas electorales de zona, mantiene desde el domingo a un buen par de miles de personas en las plazas de diversas ciudades españolas. Básicamente, en sus reivindicaciones, puedo estar más o menos de acuerdo. Que al calorcillo de las protestas se unan famosillos, actores, políticos y fauna del show bussines ya, de por si, desnaturaliza el movimiento. Aún así, beneficio de la duda.

Consignas, eslógaes y hashtags tuiteros. No se propugna que no se vote, sino que no se vote a los partidos "mayoritarios" o "tradicionales", lo cual da una idea de que lo que se pretende es que los votos se trasvasen a partidos que hasta ahora han venido siendo meramente residuales (y que, por cierto, lo seguirán siendo cuando todo esto haya pasado).

Y, sin embargo, estando de acuerdo en la esencia de la movilización, estoy confundido, muy confundido. Quizás sea porque no concreta nada, sino meras vaguedades: un mundo más justo, no ser esclavos de los poderes económicos, un cambio en la clase politica.....precisamente la misma falta de concreción de la que hacen gala los partidos, digamos, convencionales. Quizás sea porque no promueven el castigo a la política y al sistema desde la abstención, sino desde el pedir el voto a otros. Quizás porque el movimiento tiene el tufillo a moda pasajera. 

Partamos de una base: salvo auténtica revolución, incluso sangrienta, salvo cataclismo económico global, salvo un cambio mundial radical....el actual sistema, tal y como lo conocemos y lo hemos conservado, es francamente imposible de cambiar. Quizás si de modelar, pero siempre por las manos de quienes ahora lo controlan. O sea, un círculo vicioso. El sistema es lo que es y se controla desde donde se controla, no nos engañemos. Creer lo contrario es de idealistas o más bien de ingenuos (y para eso ya tuvimos el Mayo del 68, donde pululaban algunos de los que hoy controlan y modelan ese sistema que tanto denostaban).

Lo verdaderamente coherente sería no participar del sistema. Yo no voto. Cómo puedo votar a partidos que, por minoritarios, útopicos, extraños, surrealistas o populistas que sean, precisamente participan de ese sistema. Hacerlo es reaformar por ejemplo, la incoherencia de los partidos soberanistas/independentistas: resulta paradójico, por no decir que hasta risible, que un partido que propugna la independencia de España participe en elecciones convocadas dentro, en y por el estado español y que, incluso, puedan llegar a percibir cantidades económicas )del erario público español, claro) en caso de obtener representación. Es de locos. Un movimiento que está por cambiar el sistema no puede, ni debe, hacerlo haciéndose valer de partidos politicos.

A mi no me gusta el sistema. Lo repudio profundamente. No me gusta ni el ejecutivo, ni el legislativo, ni el judicial, ni el económico, y no por el partido que puntualmente lo controla, sino porque entiendo que es más que imperfecto y que es un edificio carcomido. No existe la democracia, es un cuento chino. Pero, al menos yo, me siento coherente: lo detesto, luego no participo. "Oiga, es que usted participa en el sistema desde el momento en el que trabaja, de manera directa o indirecta, en la adminstración de justicia. Sea coherente y deje de hacerlo, si no le gusta", podría decirme alguien. Pero es que en ese detestable sistema, lleno de mediocres desde la cúpula hasta la base, yo no soy más que un mero intermediario entre sistema y usuario, y como intermediario me limito a acudir y cumplir, con la nariz tapada, con las reglas.

Por tanto, no está en nuestras manos, ni en los votos, ni en las pancartas. Estoy confundido porque no sé donde colocarme en este momento. Quizás lo mejor sería seguir posicionado en mi y no donde lo hagan los demás. Al menos seguiré teniendo mi conciencia tranquila.

lunes, 2 de mayo de 2011

Obama vs Osama.

Localizado el malo, la orden no fue detenerlo, trasladarlo, juzgarlo y condenarlo. Ubicado el malvado en un lugar parece ser que no tan remoto ni perdido de Pakistán, las fuerzas del bien obviaron cualquier atisbo de hacer justicia de la de verdad y aplicar la muy islámica Ley del Talión. Después cogieron el cadaver y lo tiraron al mar. Todo muy musulmán.

El premio Nobel de la Paz, Obama, dio la orden de matar a la, dicen, mayor mente criminal de los últimos años, autor intelectual de los atentados al World Trade Center en 2001 y lider de ese ente abstracto que se llama Al-Qaeda. El adalid del pacifismo, Barack Obama, no ordenó apresarlo y juzgarlo ante el Tribunal Penal Internacional o ante los Tribunales norteamericanos. No. El defensor de la paz mundial, Obama, decidió matarlo para "hacer Justicia".

La historia de la caza de Bin Laden es simplemente rocambolesca y que hay que tener mucha imaginación y ser bastante ingenuo para creersela: lo localizan por el interrogatorio a un preso que dicen ser correo de Bin Laden, entran a Pakistán un valiente grupo de elementos de las fuerzas especiales del US Army, le pillan de sorpresa, lo localizan porque su mujer lo llama por su nombre (!), se pretende esconder detrás de una mujer que utiliza de escudo humano (?), lo acribillan en cabeza y pecho, ratifican que es él a través del ADN del cerebro de una hermana del terrorista que había muerto años ha en USA de un cáncer cerebral, lo cargan, se lo llevan y lo tiran al mar que está a miles de kilómetros. Y, eso si, todo eso antes de las 24 horas siguientes a su muerte, porque siguiendo la ley islámica habia que darle sepultura (aunque fuese acuática y mirando para La Meca según vayan las corrientes) dentro de ese plazo. Eso si, no tardaremos en ver imágenes "made in Hollywood" que corroboren la versión.

Al margen de lo increíble de la historia (increíble, porque no hay quien se la crea), lo realmente importante de este asunto son las reacciones. El Premio Nobel de la Paz (si Alfred Nobel levantara la cabeza se la volaba con la dinamita que inventó) dice que se ha hecho justicia. En el mismo sentido se han pronunciado el resto de fuerzas de eso que llaman democracias occidentales, incluído el pacifista, legalista y abolicionista de la pena de muerte Gobierno de España. Esta vez no hacía falta mandato de la ONU, según parece.

Hacer Justicia matando. Quizás en USA eso pueda entenderse, comprenderse y avalarse, pero a mi se me hace raro que los civilizados países europeos, tan pulcros ellos, avalen una forma de hacer justicia basada en un par de disparos a la cabeza. Supongo que si mañana el padre de una niña secuestrada y violada, un suponer, mata al agresor de su hija el Ministerio de Justicia dará órdenes de dejarlo en la calle: se habrá hecho justicia al estilo del Premio Nobel de la Paz.

Democracia y libertad. Estado de Derecho, Justicia. Ley de Talión. Quien a hierro mata, a hierro muere. El salto impune y desalentador sobre las instituciones jurídicas internacionales. Una lección al mundo de Barack Obama, el de la conjunción cósmica con Zapatero. Un asco de mundo. Me quiero bajar.

domingo, 1 de mayo de 2011

Primero de Mayo.

Ni hay desfiles militares a los pies del mausoleo de Lenin, ni en el centro de Pekín. O, al menos, ya no salen en la tele. Fidel Castro ya no saluda desde la tribuna y si lo hiciera lo haria en chándal. Los primeros de mayo ya no son lo que eran.

Que España pueda celebrar el Dia Internacional del Trabajador dos días después de que alcanzara los 4.900.000 parados parace un chiste. Que salgan los sindicatos, mayoritarios o no, a celebrarlo, también. Tiene guasa que hoy, por ejemplo, UGT y CC.OO hayan salido de manera conjunta a la calle en contra del recorte de los derechos sociales, esos que ellos han contribuido  a cortar aguantando la podona mamporrera al gobierno, los mismos que firman pactos sociales con el gobierno de aqui y de allá con el único objetivo de salvaguardar su economía subvencionada.

Hoy un sindicato de esos que llaman mayoritarios ha salido a la calle a celebrar que en breve piensa poner en la calle, y no precisamente con los 45 días de salario por año trabajado que tanto dicen defender, a 14 trabajadores en toda Canarias.  La misma organización que, después de acometer los despidos, pretende bajarle la jornada y el sueldo al resto de trabajadores. Los mismos que tienen trabajadores en fraude, los mismos que los ha tenido sin contrato de trabajo ni alta en la Seguridad Social, los mismos que se mamaron dinero público para inflar sus carteras (ahí están las imputaciones penales). Empleo estable y condiciones laborales justas para todos, pero siempre en la casa de los demás.

Esta tarde, después de la manifa a la que habrán acudido cuatro gatos (con perdón para los gatos), les supongo a todos esos ejemplos de trabajadores abnegados, luchadores por la democracia y los derechos sociales y que jamás de los jamases han realizado ninguna actuación en beneficio propio, en la fiesta anual pagada a medias entre sus afiliados y los gobiernos de turno brindando con cerveza del Carrefour por la defensa del empleo.

Si Pablo Iglesias levantara la cabeza.

sábado, 23 de abril de 2011

El Tenerifito.

 
Hoy, después de veinte años ininterrumpidos, no he ido al estadio a ver al Tenerife. Las veces que dejé de ir, durante esas dos décadas, lo fueron por enfermedad, por mudanza o por viaje. He ido con fiebre, con lluvia, con calor, con las maletas dentro del maletero de un coche mal aparcado recién llegado de unas vacaciones, cuando no iba nadie y cuando no cabía un alma.

Mis primeros recuerdos futbolísticos son de aquel vetusto Rodríguez López, con sus arcos en la Tribuna, su Herradura de madera, sus mínimas escalinatas en San Sebastián y con los chiquillos dándole patadas a una lata, a modo de balón, en los bajos de General de pie mientras se jugaba el partido. En los primeros ochenta, mi padre me sentaba en primerísima fila, sobre una tubería de riego que corria la banda por detrás de las vallas publicitarias de la grada de San Sebastián para que pudiera ver el partido, a la sombra del viejo marcador de lata. Como en aquella época los niños hasta una cierta edad no pagaban y yo, aunque más mayor, no la aparentaba, mi padre me colaba gratis.

"Llama al árbitro botija verde", me decían los parroquianos y yo, niño, lo repetía como un loro entre las risas del personal. Recuerdo ver jugar al Castilla de la incipiente "Quinta del Buitre". "Qué bueno es el 7", decian de un tal Pardeza. "Pues anda que el 9...", alababan a Butragueño, héroe en Querétaro apenas 3 o 4 años después. Michel lloró allí años más tarde una calurosa tarde de junio.

He pasado por casi todas las gradas: vi jugar a la selección española una tarde-noche contra Polonia desde un sitio privilegiado de Tribuna; vi volar de palo a palo a Ablanedo mientras temía caerme por los listones de madera de Herradura; siempre podré decir que vi jugar a Maradona en vivo y que lo vi desde el sol sofocante de la grada de General y disfruté de amarguras y ascensos desde mi actual sitio en San Sebastián baja. Reí, lloré, sufrí, disfruté.

Me críe con dos banderines, uno con el escudo del Tenerife, otro con la plantilla del Atlético de Madrid de la temporada 73-74 en las paredes de mis cuartos. Luego, por ellas pasaron Rommel, Felipe, Redondo, Pizzi...

El fútbol, ese sentimiento irracional, además me ha dado la posibilidad de conocer a mucha gente, las cuales en algunos casos incluso llegaron a ser amigos y otros no menos enemigos. He sido fanático, coleccionista, he saltado en la Plaza de España y llorado en los vomitorios, he salido del estadio en una "lechera" de la policía nacional, he salido en televisión, he sido contertulio de radio, escrito en revistas o he sido miembro de una web. Al final, ese sentimiento ha sido un poquito importante en mi vida.

A un equipo de fútbol se le quiere como se le quiere a un familiar de sangre. Es sólo un escudo y una camiseta, pero se le ama y se le duele como a un hermano. 

Y hoy que el Tenerife, el Tete, nuestro Tenerifito, se nos va por el sumidero rumbo a la desgracia, lo único que me queda es vivir del recuerdo, saborear con regusto de amargor lo que hemos vivido al borde del césped y soñar que quizás un día, quien sabe, mis hijos podrán disfrutar lo que su padre les enseñó como un tesoro guardado en un montón de cajas de cartón.

lunes, 11 de abril de 2011

Liberté, fraternité, egalité.

Los franceses son a la democracia europea lo que los americanos a la democracia en el resto del mundo: el faro de occidente, los guardianes de la libertad. El pueblo galo tomó un día de julio La Bastilla y de ese cuento llevan viviendo dos siglos y pico.

Y en estas se les aparece Sarkozy, ese político con alzas que igual se saca una foto con Gadaffi que luego le bombardea. El mismo que en nombre de la libertad y de la República ataca a las libertades individuales prohibiendo un símbolo cultural y religioso como el uso del velo islámico. "El burka no es un símbolo religioso sino un símbolo de la opresión. No es bienvenido en Francia", dice Sarko. 

Podría llegar a cuestionarse que en países de mayoría de mahometanos ortodoxos (o sea, eso que llaman fundamentalistas islámicos) el uso del velo integral sea una imposición religioso-política, símbolo de la opresión del macho dominante sobre la débil hembra. Pero cuando la usuaria de esta prenda deja su país de origen, llegando a uno donde esa imposición ya no existe, quizás deberíamos preguntarle si viste esa prenda por imposición o por propia voluntad antes de ponerle 150 € de multa. Sin embargo, los defensores de las libertades individuales optan, una vez más, por la prohibición.

Nuestras democracias occidentales, tan pulcras, tan perfectas, ya hasta imponen cómo deben vestirse las mujeres de una determinada etnia cultural-religioso-social, todo en pro de la integración. Sin embargo, si cualquier francesita fuese a, pongamos, Irán y la obligasen, para su mejor integración, a vestir velo integral o no, el gobierno francés elevaría la voz porque un estado extranjero le impone a sus nacionales la forma de vestir y unas costumbres de bárbaros.

Los extranjeros deben integrarse en nuestra sociedad. Nuestros nacionales en el extranjero, sin embargo, pueden seguir recluidos en sus "Casas de nosedónde en nosequé país", donde sólo se relacionan entre ellos y practican exclusivamente sus costumbres y tradiciones.

A mi un velo, integral o no, no me molesta, ni representa una amenaza a mi seguridad, ni una fatla de integración cultural. Ni un velo, ni una chilaba, ni un turbante. A lo mejor es que no tengo los prejuicios que tiene gran parte de la sociedad y que se bendicen con este tipo de medidas neofascistas. Antes el multiculturalismo era una bendición, hoy parece estar perseguido. Cosas de las democracias occidentales, supongo.

viernes, 8 de abril de 2011

Papel higiénico.

Cosas de la vida. Mi última entrada en el blog hablando de retretes y esta tarde he recogido correo venido de la más alta esfera judicial de la provincia que podría haberse impreso en papel higiénico.

Cosas de la vida, digo.

lunes, 28 de marzo de 2011

Votos por el retrete.

Hoy he escuchado por la radio que se ha publicado el decreto que disuelve el parlamento autonómico y convoca elecciones para el 22 de mayo. Desde diciembre estamos sufriendo por las calles y carreteras un sinfín de vallas publicitarias que nos muestran caras (duras, por supuesto) que aspiran a trabajar por su pueblo, una forma eufemística de decir que quieren pasarse al menos cuatro años al calorcillo de un sueldo público.

Esta mañana la guagua me dejó en la nueva estación de guaguas de La Laguna. Ir a trabajar en transporte público, evitar más atascos, contribuir al medioambiente y todas esas tonterías que se dicen a partir de hoy me cuesta 20 minutos más de mi tiempo. Lo mejor ha sido, al entrar, ver que la estrechísima nueva estación no tiene paneles informativos, ni locales, ni bancos para sentarse en las dársenas, ni escaleras eléctricas, ni ascensor, que la salida para peatones es demencial y peligrosa y que da la sensación de estar todo improvisado. Lógico, teniendo en cuenta que la inauguraron el sábado porque a partir de mañana martes ya no se puede inaugurar nada. Me viene a la cabeza la imagen de la inauguración de un colegio, creo que en El Hierro, con los operarios poniendo aún el suelo y otros pintando las paredes. En ambos casos, los políticos de turno sonreían mientras cortaban una cinta de colores.

Esto es un ínfimo ejemplo de porqué el 22 de mayo me quedaré en casa. Contribuyo con mis impuestos cada mes y eso me legitima para exigir y quejarme aún cuando no haya pasado por las urnas. No pienso contribuir en nada a que esta casta de corruptos políticos profesionales, esta banda de patanes que nos gobiernan en todos los ámbitos de la sociedad, sigan haciendo de las suyas con el aval de un voto mío. Todas esas caras que veo en los carteles me producen asco: ese Bermúdez sin oficio ni beneficio durante 20 años de vida política; esa Tavío, pija de una mediocridad intelectual insultante; ese Julio Pérez, socialista de club social; o Paulino Rivero, un auténtico inútil social, incapaz de trabajar en otra cosa que no sea un cargo público al que lleva aferrado durante décadas; o el alcalde de La Laguna, Clavijo, el administrador de fincas de la empresa a la que se daba a dedo todas las obras públicas de la ciudad, o Gustavito Matos, otro socialista de los que tienen que buscarse las habas en la política porque en lo suyo no dan mi media....No sirve ninguno, no se salva ni uno.

Un voto es una decepción a medio plazo. Aquel que hoy se opone, con el tiempo terminará haciendo aquello que critica. No hay más ideología que el color del dinero. Ir a votar es perder el tiempo y votar por cualquiera de las opciones entre las que podemos elegir en las islas equivale a tirar un papel por el retrete.

lunes, 14 de marzo de 2011

Un mundo sin moral.

A estas alturas de mi vida no voy a decir que me preocupa la humanidad, fundamentamente porque no me interesa gran parte de ella. Sin embargo, nunca es tarde para volver a recordar que vivimos es una sociedad degradada en lo moral hasta límites insospechados. 

Leo mucho y veo menos lo ocurrido en Japón. Los relatos y las imagenes son, más que impresionantes, aterradoras. Lo ocurrido, y lo que sigue ocurriendo, estos días sólo puede servir para recordarnos que no somos nada, que somos extremadamente frágiles en un planeta que no podemos controlar por mucho que nos pese. Un terremoto, un maremoto, un fenómeno meteorológico, son incidencias que escapan a la voluntad humana, imprevisibles en su presencia, en su intensidad y en sus consecuencias. Leo historias de localidades borradas del mapa, de miles de desaparecidos y de cientos de muertos. Pero todo el drama humano no ha servido para que los medios, al servicio del espectáculo, hagan diariamente  apología de la superficialidad incluso en un caso como este.

Me empapo a diario todos los diarios digitales que puedo y estos días de muerte y dolor, me encuentro con asuntos  bastardos relacionados con la tragedia: que si el índice Nikkei se desploma, que si se paralizan las actividades deportivas en Japón como consecuencia del terremoto, que si antes este sitio era así y ahora se ha quedado de esta manera, vídeos más apocalípticos que espectaculares de la llegada de la ola causada por el maremoto a la costa o que si el coste de la reconstrucción será más o menos elevado. Incluso ha dado lugar para que ecologistas y afines a la energía nuclear hagan proselitismo de sus posiciones aprovechando la ocasión. Sólo nos faltaría ver a algún concejal español haciendo campaña en Tokio para las próximas elecciones.

Pero, pienso yo, no hay bolsa de valores que importe, no hay coste económico que discutir, no hay espectacularidad ninguna en las imagenes, no hay debate posible cuando hay miles de muertos, desaparecidos y desplazados que huyen del lodo y de la radiación radioactiva. Víctimas sobre las que se pasa de puntillas por los medios, a los que se trata como simples cifras heladas. Ayer 500, hoy 5000, mañana quién sabe. La miseria de la sociedad que nos ha tocado vivir es tan patente que nos emboban  (y nos dejamos embobar) con imagenes en lugar de intentar que nos movilicemos con ayudas. La sociedad de la banalización, donde todo, hasta el dolor y el miedo, es espectáculo. Un mundo, en general bastante asqueroso este que nos ha tocado vivir, que piensa más en el dinero que en las personas. Como escribía al comienzo, un mundo sin moral.

viernes, 4 de marzo de 2011

El fin del mundo.

Cuenta la leyenda que los mayas creían que el fin del mundo se producirá el 21 de diciembre de 2012, fecha en el que finaliza su milenario calendario solar. Antes, y esto es cosecha mía, el mundo habrá de pasar por cambios y más de una calamidad.

Basta coger el coche y dar una vuelta para comprobar que, efectivamente, el fin del mundo debe andar más cerca de lo que pensamos. Por ejemplo, sin ir más lejos, la semana pasada asfaltaron en tiempo récord el Camino San Lázaro, en La Laguna, vía que llevaba al menos una década con más baches que una carretera bombardeada de Afganistán. Ha comenzado la obra de mejora del enlace de la autopista del norte con la del sur. Hace tres dias, una serie de obreros arreglaban las losetas de la calle del barrio de San Benito, también en La Laguna, losetas en las que metías los pies los días de lluvia y salías con los bajos del pantalón enchumbados de agua. Hoy, para demostrar que el mundo tal y como lo conocemos va a desaparecer, ha aparecido un camión del ayuntamiento para remendar, a lo chapucero (todo sea dicho), una calle cerca de donde trabajo, calle que de producirse una revuelta popular sería el almacén oficial de piedras.

Basta coger un periódico (digital, tampoco es cuestión de ir pagando por papeles que luego sólo sirven para poner en la cocina cuando fries algo) o ver la televisión para comprobar que nuestra extinción stá cercana: los politicos están visitando los barrios, reciben a sus conciudadanos, ponen su mejor sonrisa en los carteles, prometen cosas sensatas, y hasta hablan sin tapujos de sus pensiones y privilegios.

La policía puebla las calles dando sensación de mayor seguridad. Se inauguran obras y se ponen las primeras piedras de otras. Incluso han prometido que pronto habrán hospitales en el sur y en el norte, en construcción desde hace casi una década.

¡Pero si hasta Canal 7 ha dejado de emitir en negro para empezar a emitir entrevistas de todo a 3000 € y los mítines del PRI canario!

No cabe duda, pues. El fin del mundo está cerca...y será el 22 de mayo.

sábado, 26 de febrero de 2011

Prohibido.

- Prohibido fumar (Ley antitabaco).
- Prohibido descargarse contenidos de internet (Ley Sinde).
- Prohibido gastar gasolina (límite de velocidad para ahorrar combustible).
- Prohibido jubilarse hasta los 67 (reforma del sistema de pensiones).
- Prohibidos los contenidos libres en televisión (Consejo Estatal de Medios Audiovisuales).
- Prohibido investigar el dopaje en el deporte (El estado intercede para evitar sanciones ante las Federaciones).
- Prohibido llamar feo a alguien (Ley de Igualdad de trato).

Y ya puestos, prohibido comprase una casa, un coche, comida, prohibido hacer huelga, prohibido trabajar....

viernes, 11 de febrero de 2011

Egipto.

A estas horas, parece ser que Hosni Mubarak debe estar cagando leches camino de algún país amigo que lo acoja. Hace unas semanas ocurrió lo mismo en Túnez. A mis 36 años sólo he podido vivir desde la frialdad de los medios de comunicación la caída del muro de Berlín, los cambios políticos y sociales en los países del este, la desmembración de la Unión Soviética y pocos ejemplos similares más. Movimientos populares, cívicos, sociales dispuestos a forzar la transformación de sus países, de sus regímenes políticos y de valores impuestos. 

Estos ejemplos me demuestran que la sociedad, al menos algunas sociedades, siguen vivas. No somos las occidentales el mejor ejemplo de ello, sociedades pazgatas y adormecidas. Hoy aplauden esos movimientos con las orejas los que permitieron que el régimen de Franco muriese con el dictador en la cama.

La única esperanza es que no sólo muchas cosas están por pasar, sino que muchas más cosas son posibles.

lunes, 7 de febrero de 2011

Leyes a la carta.

 La crisis, entre otras cosas, ha traído tres consecuencias:

a) Ha habido más despidos;
b) Los despidos cada vez están peor ejecutados;
c) Las empresas, cuando pierden el juicio, optan por readmitir al trabajador.

Hasta no hace tanto tiempo, cuando la empresa veía como el despido era declarado improcedente y ante la perspectiva de que el indeseable trabajador despedido volviese a ocupar su puesto de trabajo, optaba por pagarle (o no) la correspondiente indemnización. Porque resulta que cuando usted reclama por su despido, lo que está pidiendo es que le devuelvan su puesto o, en su defecto, de que le indemnicen. Pero salvo que usted sea un privilegiado representante legal de los trabajadores, la elección entre aflojar la pasta o putearle de nuevo en el puesto de trabajo del que le privó el empresario que ya no le quiere en su empresa, corresponde a esta última.

Ya no hay dinero, así que las readmisiones se han puesto de moda, lo cual descoloca a más de uno que se piensa que se va a hacer millonario gracias a un pleito.

Esta mañana, me cuentan, ha ido por la oficina del sur una señora indignadísima. Una sentencia de despido ganada, con una cifra de 5 cifras (sin incluir decimales) en su fallo....y la empresa le ha mandado un burrofas para que se reincorpore. "Vaya lo que me ha hecho el abogado, tanto rollo para esto, yo lo que quiero es el dinero, no volver a trabajar". Y cuanto más se lo intentas explicar, menos les entra en sus cabezas aserrinadas. Si ya lo decía Don Narciso Brito Bravo, profesor influyente de mi infancia: "el que nace cochino, muere marrano: nada ha perdido, nada ha ganado".

Me he visto en la necesidad de citarla para el próximo lunes con el objetivo de darle una recomendación que satisfaga sus exigencias y necesidades. Le diré que coja el próximo avión con destino a Madrid y que le diga al taxista que le deje en la Carrera de San Jerónimo, donde vea unos leones en una escalinata. Que entre allí, desenfunde cualquier arma corta que tenga a mano y al grito de "se sienten, coño", asalte el hemiciclo. Allí, con los diputados secuestrados, que pregunte por un tal Valeriano, Ministro de Trabajo y le diga que a ella personalmente no le gusta el artículo 56 del Estatuto de los Trabajadores, que si eso, que lo cambie. Después de ello, podrá disfrutar de sus tan merecidos cinco digitos con decimales y no volver a trabajar que, total, llevamos unos meses cobrando el paro y ya nos hemos acostumbrado a levantarnos tarde.

Con lo fácil que es hacerse una ley a la carta.

jueves, 27 de enero de 2011

When I'm sixty-four.

Empecé a trabajar en septiembre de 1997. A esas alturas de mi vida académica, el derecho penal cerraba la puerta de la licenciatura, así que bajo la excusa de que no iba a perder meses prestando servicio militar o prestación social sustitutoria (para el ejército -probablemente para alguien más también- era un inútil), perdí esos meses compatibilizando las dos asignaturas penales con el incipiente trabajo en el despacho de un abogado. Cuando en octubre de 1998 (tras un notable y un sobresaliente penales obtenidos en junio) me colegié como abogado, seguí en el mismo despacho hasta que se acabó la necesidad de contar conmigo y, sobre todo, el poco dinero que me pagaban. Una mañana, más perdido que un graduado social en una sala de juicio, aparqué mi Seat Ibiza rojo cerca del Parque García Sanabria, me planté en el edificio sindical y me dediqué a presentar currículums. Semanas más tarde, empecé a trabajar.

Durante casi un año, trabajando como un cabrón y echándole las horas que precisaba un individuo sin puta idea de derecho laboral, cobré 50.000 pesetas (300 €) y yo me lo pagaba todo. Y como en aquel momento no me podía permitir darme de alta como autónomo, empecé a pagar eso que llaman Mutualidad de la Abogacía y que no deja de ser un presunto plan de pensiones que, vete tu a saber, si dentro de taitantos años lograrás recuperarlo. Todo un acto de fe. 32 meses más tarde me fui a otro despacho, donde estaba bajo la dependencia de otros, cumplía un horario, recibia instrucciones, me pagaban un salario fijo pero que no me dió de alta en la Seguridad Social, por lo que me mantuve en el pago de la Mutualidad, hasta que un dia, ex lege (que dicen los juristas relamidos, por cojones, que diríamos los que leemos ésto) me tuvieron que dar de alta en la Seguridad Social. Gracias a este blog, esa situación apenas duró año y medio. De ahí, al paro y del paro, de nuevo, a la casa sindical. Mismo problema: poco dinero + asunción de todos los gastos = Mutualidad de la Abogacía. Nadie, ni antes, ni ahora, se preocupó en solucionar esta situación a pesar de mis súplicas.

Pero un dia de julio de 2010, en pleno maremagnum laboral y familiar, con nosecuántos kilos de menos y alguna preocupación, llamo al 012 para pedir cita para mi médico de cabecera y, oh cielos, no tengo derecho a acudir a la sanidad pública, gratuita y universal del Reino de España. Mi seguro médico privado es (mejor, era) lo que se dice una mierda: cuando voy al médico, no quiero entrar por la consulta sospechando si el médico lo es en realidad o no. Mucho dinero invertido en un seguro privado, poca rentabilidad (afortunadamente) y resultados más que mediocres. Yo, con trabajo, mujer , dos hijos y casi 300 kilómetros de carretera a la semana, sin derecho a sanidad pública. Conclusión: cueste lo que cueste, de vuelta al redil de papá Estado, que si me pasa algo, prefiero estar al paraguas de la Seguridad Social que bajo el palio de esa Mutualidad que presume de inversiones millonarias en inmuebles madrileños. Mi dinero se invierte en mi, no en ladrillos ajenos. Así que, desde septiembre, soy autónomo de verdad, de esos dados de alta en la Seguridad Social y en la mutua de accidentes de turno.

Por tanto, cuando me llega una vez al año la vida laboral a casa, no se si reirme o llorar. 13 años de trabajo y apenas 2 años de cotización (los años e la Mutualidad no se computan). 

Eso lo pongo en relación con la reforma de las pensiones. Para cobrar una pensión del 100% necesitaré 35 años más de jubilación. A mis 36 de edad, significa que, teniendo una vida laboral constante e ininterrupida, me jubilaría con 71. Como, además, se va a tomar como base de cálculo los últimos 25 años cotizados, en lugar de los últimos 15 como hasta ahora, a más años, más bases de cotización inferiores a computar, peor media aritmética, pensión más baja de las que se cobran en la actualidad. O sea, hablando en plata, una puta mierda, trabajar más para cobrar menos. Así también mantengo yo el sistema de pensiones, sabiendo que el actual sistema premia a una generación que se pudo incorporar temprano al mercado de trabajo, para castigar a los que se incorporan tarde, bien porque estudian, bien porque no encuentran trabajo, bien porque algún empresario cabrón nunca le dio de alta en la Seguridad Social. Se reforma el sistema sabiendo, de manera muy consciente, de que para la próxima generación de jubilados será imposible jubilarse a los 65 o a los 67, porque necesariamente tendrá que ampliar su vida laboral, al menos, hasta los 70. 

"When I'm sixty four" (Cuando tenga 64), cantaban los Beatles, nos jubilaríamos rodeados de nietos y disfrutando de una vida de retiro. A esa edad aún tendremos que partirnos los cuernos. Todo eso, por supuesto (faltaría más) con el beneplácito de los defensores de los derechos de los trabajadores. Cándido, Toxo, ZP, ministros, presidentes autonómicos, diputados...tienen su futuro asegurado. A los demás, que nos den por saco.

lunes, 24 de enero de 2011

Nada que decir.

Que si, que ya lo sé. Que si, que vale....que hace casi dos semanas que no me asomo por aquí para dar la más mínima señal de vida (no diré "vida inteligente", porque eso sería darme demasiada importancia).Y qué.  Es que no tengo nada que contar. Es que no tengo ninguna inquietud confesable. Es que vivo en la más absoluta de las apatías sociales. Cuando lo más interesante (?) que me ha pasado en este tiempo es que me he abierto una cuenta de Twitter, es que mal está la cosa. Lo que son las cosas: ahora voy de moderno. Blog, Facebook, Twitter, Iphone. Supongo que soy tan aburrido que me veo en la necesidad de ir contándole por ahí al mundo que no lo soy tanto. Qué triste.

Creo que me voy a la cama. Estoy cansado y, total, para estar desperdiciando el tiempo delante de un folio virtual en blanco, casi mejor que me meto a vegetar siete u ocho horas debajo del edredón.

Por cierto, me adelanto: Viva yo y nuestro amado líder.

jueves, 13 de enero de 2011

La Cosa Nostra.

Que en Canarias la tasa de paro es superior al 25% de la población no lo digo yo, lo dice el INEM. Que 1 de cada 3 niños canarios son pobres y que el 27,5% de la población de las islas viven bajo los umbrales de la pobreza, lo dicen las organizaciones no gubernamentales. La renta canaria de inserción hace meses que no se paga a las familias que la han solicitado. Los niveles de fracaso escolar en el archipiélago nos coloca a la cola de la educación en toda Europa.  No hay un duro para cubrir las necesidades de aquellos que se han acogido a la Ley de Dependencia. En los presupuestos generales de la comunidad autónoma se ha eliminado cualquier partida económica destinada a políticas culturales. El nivel de endeudamiento de las corporaciones locales e insulares hace casi imposible el mantenimiento de los servicios sociales. Las listas de espera sanitaria son desesperantes y la puesta en funcionamiento de los hospitales del norte y del sur de Tenerife, prevista para 2008, sigue siendo una quimera inalcanzable. Nuestras carreteras y autopistas son caminos llenos de baches destinados, bien a maltratar nuestros vehiculos, bien a costarnos la vida. Nuestras universidades públicas están completamente devaluadas y carecen de financiación suficiente. Sigue habiendo droga, hay inseguridad, gentes sin una vivienda digna, escasean las guarderías para niños y residencias para mayores  de carácter público, se ha parado en seco la construcción, la agricultura prácticamente ha desaparecido y dependemos únicamente del turismo para prosperar. Pero da igual.

El fin de semana del 22 y 23 de enero se juega un Tenerife-Las Palmas, eso que mal llaman "la fiesta del fútbol canario", partido que inicialmente quiere televisar un canal de pago.

Hoy el Gobierno de Canarias, garante de nuestros derechos, protector del guanchismo, salvaguardador de los deseos y necesidades de los canarios, ha anunciado que, concurriendo una situación de "interés general" y hasta de componentes de carácter cultural, urgentenmente dictará una norma para que ese partido, saltándose las normas del libre mercado y de la propiedad privada, sea televisado en abierto. Da igual que Canarias tenga mil y una miserias, da lo mismo que Canarias tenga necesidades y reivindicaciones más urgentes y perentorias.... Lo importante, lo realmente urgente es legislar sobre un partido de fútbol, aún a costa de "expropiar" los derechos legitimamente adquiridos por una empresa privada a cambio de un buen puñado de euros. 

Mezcla de vergüenza ajena y náuseas da escuchar la voz de pito de la consejera del ramo, que igual se mete con el profesorado en una huelga, que se mete en un vestuario de tios semidesnudos para celebrar (?) con ellos un éxito deportivo con tal de salir en la foto, una inútil integral, una lamentable profesional de la política, un grano a extirpar de nuestra sociedad,  para justificar medidas como ésta.

Otra vez, como ayer, esa mezcla de castrismo-maoismo-estalinismo-fascismo-nazismo-franquismo que rige en esta jodida tierra. Ya no sé si esta tierra cada vez me duele más o si cada vez me da más asco.

Al finalizar el telediario de la tele autónomica, tras loar al presidente de la república popular de Canarias, Paulino Rivero, por parte del Goebbles de turno, un spot de autopromoción (que anuncia la emisión de una saga cinematográfica) decía "Los martes, en la autonómica, son cosa nostra.". Cosa nostra y gobierno de Canarias. Ni adrede.

miércoles, 12 de enero de 2011

Chivatos.

Para quien no lo sepa, odio a los chivatos. Desde siempre. Cuando era pequeño recuerdo que en los juegos del recreo se decía aquello de "chivatolapolicía" como insulto o menosprecio. Cosas de ser de barrio, supongo. La delación es probablemente una de las más despreciables acciones del ser humano hacía sus iguales. Los odio, pero a muerte, un odio irracional.

Y en éstas, resulta que se empieza a institucionalizar la delación como forma de vida y a institucionalizarse a los que la promueven. El estalinismo, el castrismo, el franquismo, el nazismo... pero los que promueven el chivatazo y premian al chivato son demócratas-de-toda-la-vida. El concejal de policía del Ayuntamiento de La Laguna "anima" a los ciudadanos a que "denuncien" a los agentes de policia que -presuntamente- les "maltraten". La ministra de Sanidad, Leyre "Miss Peggy" Pajín, pide a los ciudadanos que denuncien a aquellos particulares y establecimientos que vulneren la ley anti-tabaco; la organización de consumidores Facua abre una web para que ciudadanos denuncien igualmente a bares y restaurantes por la misma razón; se aprueba un anteproyecto de ley de "igualdad de trato y la no discriminación" que establece un órgano ante el que los ciudadanos pueden denunciar las humillaciones (?) que sufran ellos o terceros.

Se pretende sustituir la labor de la autoridad pública por un cuerpo oficial de delatores, al más puro estilo de la post-guerra. Una cosa es la denuncia de un hecho, de un delito, de una infracción que afecte a la libertad individual o colectiva, y otra muy diferente es que se quiera hacer del ciudadano un ser despreciable, un asqueroso chivato, quizás el vecino que te saluda con una sonrisa dándote los buenos días y luego levanta el teléfono o rellena un formulario por internet para denunciarte. Simplemente nauseabundo, como casi todo lo que rodea esta sociedad de mierda en la que nos ha tocado vivir y que cada día que pasa me da más asco.

viernes, 7 de enero de 2011

Se acabó.

El último juicio del año fue el 21 de diciembre. Bueno, juicio. A cualquier cosa se le llama juicio: esperas, te llamen, te sientas, dices una docena de palabras rituarias y al minuto y medio ya estás saliendo por la puerta. Mi mejor plusmarca personal está en los 21 segundos de "juicio". Últimamente parece que algunos compiten por cronometrar la vista más veloz, será que aspiran al Guinnes o algo por el estilo.

19 días sin pisar el juzgado-zulo-tanatorio, por tanto, a pesar de que algunos clientes me han requerido con algo más que insistencia durante estos días de consultas que no han cesado. A pesar de haber tenido consultas (en menor medida, todo sea dicho) y de haber hecho escritos, demandas, papeletas y demás especies, 19 días sin juicios me han servido para descansar más que durante todo el mes de agosto. Tengo la sensación de haber estado dos meses sin hacer nada. Seguramente es porque estas navidades (estas si) las he disfrutado tanto en casa que me he dedicado más a los mios que a los otros.

Ni que decir tiene que el lunes, a las 08:30, cuando entre por la puerta del despacho, cuando salga para coger la guagua, cuando llegue al juzgado y tenga el primero de los juicios del años (qué honor, señora), cuando almuerce como un tiro, me pegue dos horas de coche en ida y vuelta al sur, atienda a 8 o 9 personas.....el lunes, acabaré ciscándome en la puta madre de alguien. Para el miércoles a las siete de la tarde ya estaré hasta las narices y en marzo pensando en dimitir y cambiar de aires.

El lunes será como de vuelta al cole tras las vacaciones de verano. Habrá que responder a los tópicos post-navideños, a los tópicos de padre-en-sus-primeras-navidades-como-tal, sobre las rebajas, si la crisis va a ir a peor o mejor y esas cosas. Lo más gratificante en el juzgado se ha convertido en charlar con los de seguridad (encantadores y divertidos, por cierto), lo cual ya es significativo. Tendré que llevar una carretilla para recolectar lo que me espera en las bandejas de los juzgados, porque es sabido que los funcionarios de justicia esperan a que los abogados no aparezcan por sus dependencias para dejar de hacer desayunos kilométricos, bajas médicas y ponerse a trabajar como descosidos. A partir del lunes, ni rastro de muchos de ellos, en la más pura tradición hispana.

Se acabó la navidad y con ella las felicitaciones, los besos, los abrazos, los buenos deseos, la lotería, los buenos sentimientos, la caridad, los propósitos de año nuevo, los dulces y los regalos. Hoy es 7 de enero. Ya podemos todos jodernos vivos de nuevo.