jueves, 29 de septiembre de 2011

Radio tóxica.

Próximo martes, 4 de octubre, pasadas las 18:00 horas. Programa "La Puerta". Radio Unión Tenerife.

95.3 FM
www.radiouniontenerife.com

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El gobierno de los peores.

Si la aristocracia era definido como "el gobierno de los mejores", a todo lo contrario parce ser que se le denomina "kakistocracia".Al filósofo  Frederick M. Lumley se le ocurrió acuñar este neologismo que significa "el gobierno de o por los peores", derivado de los vocablos griegos Kákistos, "pésimo, el peor de todos" y krátos, "fuerza, poder". La primera edición, de 1944, del "Dictionary of sociology" define la kakistocracia como "Gobierno de los peores; estado de degeneración de las relaciones humanas en que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos".

Posteriormente dicha definición se amplió, añadiendo a la misma que este régimen podría definirse, además, como "La combinación de la tiranía, la oligarquía y la demagogia: el pésimo gobierno, la república de los peores".

Por tanto, tras leer estas definiciones, no hay duda alguna de que vivimos en una más que lamentable kakistocracia avalada por las urnas a las que, parece ser, también acudirian a depositar su voto los peores. Los peores eligen lo peor, la verdadera imagen de esta inmundicia de sociedad de comienzos del siglo XXI.

No soy precisamente un tipo elitista. Vengo de familia extraordinariamente humilde y en las generaciones anteriores de las dos ramas familiares, la paterna y la materna, no se recuerdan titulados universitarios ni nada por el estilo. En su mayoría la decencia ha sido el camino que les ha marcado sus vidas. Quizás por eso nunca prosperaron más allá de lo que precisaban en cada momento sus necesidades vitales y familiares. No creo que una persona por tener estudios sea mejor que otra, ni que valga más, ni que sea más inteligente. Hay otras virtudes que deben regir la vida humana.

Sin embargo, una combinación de conocimientos, preparación, decencia y honestidad considero que deberían ser las inherentes a cualquier persona que quisiera dedicarse a la res publica. Si bien cualquier vale para manejarse en su vida, no cualquiera vale para manejar la vida del colectivo. Algo tan sencillo como un paseo, después de almorzar, por mi ciudad de La Laguna el día de su fiesta grande (hoy, 14 de septiembre, día del Cristo), le abre los ojos a cualquier ciudadano mínimamente concienciado, parcial y que no responda al perfil de hooligan afiliado/simpatizante/votante a un partido político. Y es que las ideologías o militancias políticas han pasado de ser eso a burdas manifestaciones de hooliganismo-forofismo. Pero eso es otro debate.

Un día de fiesta grande debería ser bullicio, alegría, música, ambiente festivo. Las fiestas grandes de Aguere, por culpa de la falta de dinero, por culpa de la falta de imaginación, por culpa de falta de criterio o por culpa de la falta de lo que sea, se han convertido en lo peor de las fiestas de pueblo, en el más peyorativo de los sentidos que se le quiera dar a la expresión.  Calles vacías, museos cerrados. La Laguna consiste, en versión corporación local, en 4 calles peatonales y una amalgama de mierda de perro y basura en las esquinas en las calles que las circundan. Un sinfín de impuestos, una mamandurria institucional y el gobierno de los 3 grandes partidos, solos o coaligados, durante los últimos 12 años.

Así que, con el corazón encogido, analizas el porqué. Ese porqué se resumen de una manera muy sencilla de entender.: Un alcalde por accidente, enchufado por ser hijode y del que no se le conoce más oficio ni beneficio que haber sido el administrador de fincas de la empresa a la que se le concedían (¿a dedo?) todas las obras públicas del municipio hasta que cerró sus puertas y dejo en la puta calle a un buen puñado de trabajadores que aún se agolpan en las puertas del juzgado reclamando sus salarios e indemnizaciones. Un primer  teniente de alcalde socialista. Ni el cargo podía tocar más el fondo, ni el personaje podía llegar más alto. En sus más o menos 40 años no se le conoce trabajo alguno, ni preparación académica. Un político profesional que esta legislatura se embolsará 51.000 € anuales y que en la pasada, sin cargo alguno y en la oposición, se embolsó una cantidad muy similar. Un analfabeto funcional en el ejercicio de alcalde accidental. Un concejal de urbanismo periodista, sin preparación jurídica alguna en la materia. Ex director de periódico, que lo mismo te vale para contertulio de la actualidad política (ahora es cuando conocemos lo objetivo que siempre fue), que para comentarista de un partido de fútbol. Eso si, este prohombre del renacimiento, de urbanismo, nada de nada.  Igual es porque el cargo solo requiere saber hacer el "egipcio". Un concejal de policía abogado laboralista. A cambio del cargo, la mujer del alcalde ha estado haciendo sus pinitos en su despacho profesional. Favor con favor se paga. Concejales que ya forman parte del inventario municipal debido al número de años que llevan sentados en algún sillón de la corporación. Concejales no electos cuyo único mérito ha sido medrar en alguna asociación de vecinos para ganarse los favores del partido en el poder y poder vivir de la política desde los veintipocos años y hasta que se jubile. Encargados de Organismos Autónomos que si no fuera por la existencia de éstos serían un número más en las listas de parados. Concejales de concejalías inútiles, vacías de contenido o simplemente duplicadas en otras administraciones supramunicipales. Señoritos de Santa Cruz que se presentan por La Laguna a ver que cae. Concejales de la oposición a 30.000 € al año por no hacer nada.....

Un suma y sigue del despropósito. Lo peor de cada casa comiendo caliente a nuestra costa y malgobernando la tercera ciudad del archipiélago. Un montón de almas dirigidas por un montón de ineptos. Mientras, nuestros hijos tienen que ir a unas atracciones de fiestas instaladas en una ratonera insalubre o seguir esquivando mierda por las aceras. Pero da igual, porque hay cuatro calles peatonalizadas, un montón de terrazas y siempre hace fresco. Sigan bailando.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Este 1 de septiembre.

En febrero de 2000 ya me había hartado de ser el chico de los recados del abogado con el que empecé a hacer mis pinitos. No le puedo reprochar nada: al contrario, gracias a él me hice abogado, algo aprendí de derecho pero más de esas relaciones humanas necesarias en esta profesión, tanto en el escalafón como con el cliente y, sobre todo, aprendí determinados valores de lo que, creo, debe ser un buen abogado. A pesar de todo ello, las últimas semanas fueron una losa para ambos y decidimos de común acuerdo dejarlo.

Durante ese mes de febrero me dediqué a poner currículums en los lugares más insospechados y, muchas veces, en los menos ortodoxos. Y así fue como me dediqué a meterlos en los buzones de la casa sindical. Una mañana subí a la primera planta, pregunté por el responsable de los servicios jurídicos, me remitieron a la tercera planta, me pusieron al teléfono a un señor y al par de semanas, tras algo parecido a una entrevista, comencé a trabajar allí. Mis antecedentes en el mundo del derecho laboral era un despido caducado de un primo hermano, al que habían echado de la ya extinta y muy carnavalera Cafetería Corinto. Cortando huevos se aprende a capar, me dijeron...y huevos (muchos) corté.

Allí pasé dos años y nueve meses, hasta que vinieron a buscarme (como tercera o cuarta opción del mercado, según supe años después) de un despacho de medio tamaño, en expansión y con ínfula de gran firma. Eso supuso un cambio radical en mi trabajo y en mi forma de trabajar, pasando de lo ordinario a la elegancia, de la defensa del obrero a la de la multinacional de turno. Hay quien dice que hasta me cambió el carácter a peor. Cuatro años, nueve meses y veinticuatro días pasaron hasta que me echaron a la calle por un quítame allá ese blog.

No estuve ni un mes en el paro cuando de nuevo ingresé en las filas sindicales, al mundo de las tres tardes por semana de consultas, kilometradas en coche y trescientos juicios al año. En esto empecé a resentirme, me faltaron las fuerzas, las motivaciones y, en un acto aún inclasificable, dos años, siete meses y quince días después decidí voluntariamente dejarlo. 

Ahora, sobrevivo como abogado por mi cuenta y riesgo.

Este es un 1 de septiembre atípico. No es la fecha de regreso a una oficina, ni en la que tengo que desplazarme al sur, al norte, al este o al oeste para pasar consulta, ni en la que empiezan los nervios pre escolares por el reencuentro con los juzgados. Ni siquiera va a ser la fecha en la que empezar a preparar la habitual avalancha de juicios de las primeras semanas de septiembre. No. Es un 1 de septiembre raro, en la que habrá que empezar a hacer carteras de clientes, visitar gente, rematar temas por terminar y salir corriendo de los clientes para que paguen lo que ya empiezan a deberme. Se acabaron los sueldos fijos a final de mes. Se ha hecho raro llegar al 31 de agosto y no ver un concepto "nómina" ingresada en la cuenta corriente después de diez años y medio.

Pero aquí estamos, para lo que haga falta. Con incertidumbres, dudas pero tremendamente ilusionado. Además, la compañía en esta aventura es la mejor que alguien puede tener y desear. 

Eso si, mensaje a mis seguidores: aquí sigo, enfadado con el mundo y conmigo mismo, como siempre. Hay cosas que no deben cambiar nunca.