viernes, 7 de enero de 2011

Se acabó.

El último juicio del año fue el 21 de diciembre. Bueno, juicio. A cualquier cosa se le llama juicio: esperas, te llamen, te sientas, dices una docena de palabras rituarias y al minuto y medio ya estás saliendo por la puerta. Mi mejor plusmarca personal está en los 21 segundos de "juicio". Últimamente parece que algunos compiten por cronometrar la vista más veloz, será que aspiran al Guinnes o algo por el estilo.

19 días sin pisar el juzgado-zulo-tanatorio, por tanto, a pesar de que algunos clientes me han requerido con algo más que insistencia durante estos días de consultas que no han cesado. A pesar de haber tenido consultas (en menor medida, todo sea dicho) y de haber hecho escritos, demandas, papeletas y demás especies, 19 días sin juicios me han servido para descansar más que durante todo el mes de agosto. Tengo la sensación de haber estado dos meses sin hacer nada. Seguramente es porque estas navidades (estas si) las he disfrutado tanto en casa que me he dedicado más a los mios que a los otros.

Ni que decir tiene que el lunes, a las 08:30, cuando entre por la puerta del despacho, cuando salga para coger la guagua, cuando llegue al juzgado y tenga el primero de los juicios del años (qué honor, señora), cuando almuerce como un tiro, me pegue dos horas de coche en ida y vuelta al sur, atienda a 8 o 9 personas.....el lunes, acabaré ciscándome en la puta madre de alguien. Para el miércoles a las siete de la tarde ya estaré hasta las narices y en marzo pensando en dimitir y cambiar de aires.

El lunes será como de vuelta al cole tras las vacaciones de verano. Habrá que responder a los tópicos post-navideños, a los tópicos de padre-en-sus-primeras-navidades-como-tal, sobre las rebajas, si la crisis va a ir a peor o mejor y esas cosas. Lo más gratificante en el juzgado se ha convertido en charlar con los de seguridad (encantadores y divertidos, por cierto), lo cual ya es significativo. Tendré que llevar una carretilla para recolectar lo que me espera en las bandejas de los juzgados, porque es sabido que los funcionarios de justicia esperan a que los abogados no aparezcan por sus dependencias para dejar de hacer desayunos kilométricos, bajas médicas y ponerse a trabajar como descosidos. A partir del lunes, ni rastro de muchos de ellos, en la más pura tradición hispana.

Se acabó la navidad y con ella las felicitaciones, los besos, los abrazos, los buenos deseos, la lotería, los buenos sentimientos, la caridad, los propósitos de año nuevo, los dulces y los regalos. Hoy es 7 de enero. Ya podemos todos jodernos vivos de nuevo.

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