jueves, 30 de diciembre de 2010

2010.

Se hace muy dificil resumir en unas pocas líneas 365 días. A lo largo de la vida, las personas vamos haciendo recolecta de momentos personales importantes a los que identificamos con un año. Siendo jóven, esa recopilación de momentos se ciñen a un simple puñado de vivencias, consciente de que lo mejor y lo peor aún está por llegar. Porque vista la alternativa existente a no cumplir años, lo importante es ir sacándole hojas al almanaque y que venga lo que tenga que venir. Eso si, mi puñado de vivencias cosechado a lo largo de apenas 36 años carece de tanto interés para el gran/pequeño/mediano público que sobra referirse a ellos. Pero lo cierto es que siempre hay un año que recordaremos con especial emoción y para mi, para nosotros, 2010 será el año de mi/nuestras vidas.

2010 ha sido el año más duro de mi vida profesional. Más trabajo que nunca al mismo precio. Más exigencias, más problemas a resolver, en menos tiempo. No ha sido un año grato en ese sentido, con un serio amago de tirar la toalla -mejor, la toga- durante la primera mitad y un regreso tras las vacaciones que me proporcionó una nueva perspectiva y nuevos alientos siempre detrás de una coraza protectora contra el entorno. Soy pesimista respecto a mi profesión, tremendamente escéptico respecto a mi futuro y con una peligrosa tendencia a convertirme en un ácrata dentro del sistema en el que me toca actuar (que, como ya he dicho en otras ocasiones, desprecio profundamente).  Yo no soy abogado, solamente trabajo de abogado, y no presumo o estoy más orgulloso de ello que lo que pueda estarlo de su profesión un barrendero, una dependienta, un enfermero o un electricista. Eso si, es este país que han convertido en una mierda llamado España soy un privilegiado, porque puedo trabajar, cobro puntualmente y puedo pagar mis facturas.

No obstante, la experiencia vital del 2010, ese inicio completamente alocado y frenético de año, de llantos infantiles incomprendidos e incomprensibles, de carreras, de gritos, de ansiedades, paredes sucias, juguetes revueltos e idiomas ininteligibles, la normalización progresiva, el entendernos, el comprendernos, el adaptarnos, el conocernos,... hasta llegar a casi una normalidad familiar absoluta.....esa experiencia vital vivida en el 2010 no nos la quitará nadie, nunca, jamás, de nuestros recuerdos. La sensación de estar modelando una materia prima bruta a tu imagen y semejanza, queriendo que asuma los valores que has mamado desde pequeño y que ellos no llevan en sus genes, es una aventura inenarrable.

El 2010 ha sido el año más intenso de mi vida, el más bonito, el que más satisfacciones personales me han traido porque, además, esas son las únicas satisfacciones que he decidido que quiero tener en lo que me reste de vida.

jueves, 23 de diciembre de 2010

martes, 21 de diciembre de 2010

Con el corazón partío y la cara muy dura.

Ante la inminencia (y fracaso posterior) de la votación de la Disposición Adicional 2ª de la Ley de Economía Sostenible, conocida popularmente como "Ley Sinde", el cantante Alejandro Sanz posteó en su Twitter lo siguiente: "Qué cobardes los políticos españoles, no van a votar la Ley Sinde porque es impopular....Cobardes e hipócritas".

La Ley Sinde promueve, entre otras cosas, la defensa de los derechos intelectuales a través de una comisión que decidiría qué sitios webs vulneran los derechos de autor para, seguidamente, denunciarlos ante la Audiencia Nacional quien podría decretar la cláusura del sitio en unas horas. O sea, mientras que los juzgados han ido absolviendo a los propietarios de las webs que permiten la descarga o el intercambio de archivos al entenderse que no hay delito al no existir el elemento del "ánimo de lucro", el Gobierno pretende hacer un traje a la medida de quienes, en su gran mayoría, les apoyaron electoralmente. A eso hay que unirle el pago del impuesto revolucionario del "cánon" en soportes para copias privadas, que ataca frontalmente el sagrado derecho a la presunción de inocencia: pagando el cánon, todos somos sospechosos de descargarnos contenidos protegidos para su uso público o lucrativo. Todos, presuntos delincuentes absueltos por el pago de la tasa de marras.

Tipos como Alejandro Sanz se promocionan en las diferentes televisiones públicas de manera gratuita, sacan un disco y salen en los telediarios. Tipos como este Alejandro Sanz ponen las entradas de sus conciertos a precio de oro sabedores que, a pesar de los perjuicios que dicen obtener por las descargas que ellos llaman ilegales, nunca nada mejor que la música en directo. Tipos como Alejandro Sanz recurren al Ministerio de Cultura para obtener subvenciones en productos de cuando menos más que sospechosa calidad a costa del erario público. Pero lo que más jode es que tipos como Alejandro Sanz, que viven en el extranjero, que no pasan al menos medio año en su tierra de nacionalidad y que, por tanto, no pagan impuestos en España, vengan a meterse en asuntos de política interna. Normalmente, en estos asuntos, suelo ser muy radical: si no vives en España por voluntad propia y cuestiones meramente económicas (en Miami deben pagarse menos impuestos, claro), ni dejas un duro en España, no sólo estas inhabilitado para opinar, sino que ni tan siquiera les dejaría votar.

No se ha aprobado la Ley (eso ya lo veremos, cuando pase por Senado y Congreso) porque es "impopular", según el cantamañanas este. Se olvida de un principio básico: se gobierna y se legisla en función de los requerimientos de la mayoría. Y si la mayoría no quiere algo, no hay porque imponerla. A eso no se le llama hipocresia, se le llama democracia.

Que hay que proteger la propiedad intelectual, sin duda. Que hay que buscar mecanismos consensuados entre autores y usuarios, también. Que  no podemos permitir que los autores se queden anclados en la obtención de recursos propia de la primera mitad del siglo XX, por supuesto. Internet lo ha cambiado todo y, a lo peor, algun/a histérico/a aprendir de groopie ha logrado conocer la música de su ahora ídolo, gastando su dinero en sus conciertos y comprando su merchandising, gracias a las descargas en la red. Al final, lo que presuntamente les quitan, se los devuelven por otro lado.
Alejandro, antes Magno, luego Sanz, siempre Sánchez, forrado a costa de hacer subproductos para quinceañeras histéricas, de clavarlas con el precio de la entrada en cada concierto, de recibir royalties derivados de ese pendrive que me compro para guardar mis documentos o el cd de las fotos familiares, de promocionarse en medios públicos.....tendrá el corazón partío, pero también tiene la cara muy dura.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Comida de Navidad.


 Cuando trabajaba para el lado oscuro de la fuerza, los almuerzos de confraternización navideña se celebraban por lo general en restaurantes pijo-santacruceros, en esos donde no falta ni el foie ni el cava que, por lo visto, se tienen por manjares exquisitos. Hasta al Club Oliver nos llevaron en mi última comida, donde nos sirvieron un arroz con bogavante que tuvimos que sufrir sin podernos quitar la chaqueta del traje. Luego, con mi paso al populacho, la única comida a la que me invitaron fue en un guachinche de chochos y moscas en Los Baldíos, con manteles de plástico, servilletas de papel y parejas desparejadas de cubiertos. En apenas un año había pasado de comer en clase bussines a hacerlo en un vagón de tercera.

Pero desde hace tres navidades no tengo comida navideña. Los que me pagan, alegando la concurrencia de la tan traida crisis, ya no hacen ágape, ni tan siquiera en el más cutre de los antros. Este año además, bajando las aguas más revueltas que las del Barranco Santos tras un diluvio en Santa Cruz, hasta se agradece que no la celebren, por aquello de los cuchillos potencialmente traicioneros volando de un extremo a otro de la mesa. Así que este año, celebrando mi inclusión en el Régimen de Autónomos (un brote verde zapateril), he decidido reunirme conmigo mismo e irme a almorzar con los mios. Yo, mi yo vehemente, mi yo tierno, mi yo irónico, mi yo violento y mi yo hipocondriaco pretendemos reunirnos para desearnos, como hacen hasta los peores enemigos en estas fechas, todo tipo de parabienes. Seremos seis en la mesa. Solemos llevarnos bien, la convivencia ha sido fácil a lo largo de estos años aunque el conjunto de acontecimientos de estos últimos 365 días ha dado para irnos conociendo mejor y atar lazos más fuertes entre algunos de nosotros. Nos ayudamos los unos a los otros, como los buenos amigos.

Pero no hay manera. Todo reservado. Ni una mesa para seis con una sola silla a ocupar en ningún restaurante de la isla. Habremos de esperar al próximo año, a ver cuántos nos reunimos esta vez.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Prólogo.


El blog “El Abajo Firmante” no nació de casualidad. Nació y creció conscientemente, aunque inconscientemente surgieron algunas de sus consecuencias. Cuando allá por el segundo semestre del año 2006 entré en internet, tecleé “Blogguer” en un buscador, rellené un formulario y elegí un nombre, nunca pensé que iba a tener tanta vida. Vida que le ha dado mis vivencias, mayoritariamente sin ningún interés para un espectador neutral; vida que le han dado los golpes que buscaron cerrarlo y, con él, el futuro de quien lo escribe; vida que le han dado el puñado, pequeñísimo, de lectores que se han aferrado a él; vida que, finalmente, le ha dado la apasionante experiencia de la paternidad.

Lo nuestro no fue un parto normal, aunque no creo que el camino se haya desviado mucho del hecho por cualquier otra pareja en nuestras circunstancias. Por eso, ni somos héroes ni lo pretendemos. Nuestra historia es la del matrimonio que un día se plantea tener descendencia y no lo consigue. Sólo nosotros sabemos lo que hemos sufrido. Intentos, ilusiones, fracasos, llantos, frustraciones, cansancio, presión, engaños, desengaños.

Entonces, con el sabor de la frustración en la boca, te sientas a reflexionar. Qué quieres, cómo lo quieres, qué vida quieres llevar. Podríamos elegir una solución fácil: somos jóvenes, con trabajos relativamente estables, sin más problemas económicos que los de una familia de clase media, con sus préstamos, su coche y su hipoteca, con una mínima capacidad de ahorro,.....disfrutemos de la vida, gastemos en caprichos, viajemos, llevemos una vida en la que no nos privemos de nada. Sin embargo, el puto instinto te empuja sin remedio a adoptar la solución vital más complicada, quién sabe si la más satisfactoria.

Es imposible mantener esta presión piscológica. Tu te estás machacando el organismo y yo la cabeza. Que le den por culo a la naturaleza. ¿Y si adoptamos?. La pregunta desencadenó una fuerza imparable que aún no se ha detenido. Bastó una llamada al 012, teléfono de información del Gobierno de Canarias, una mañana de julio. En apenas 48 horas estábamos rodeados de parejas potencialmente adoptantes en una reunión informativa. De aquella reunión saqué una conclusión: sólo nosotros sabíamos lo que queríamos. Muchos con demasiadas dudas, otros con muchos perjuicios, algunos con demasiadas dificultades y alguno que se pensaba que el proceso de adopción era como ir al supermercado de El Corte Inglés: tengo dinero para comprar y exijo un producto de primera calidad y sin taras (bebé, blanco y sano).

Nunca podré reprochar a nadie el hecho de tener dos hijos etíopes, porque fui yo quien propuso desde el inicio el país de nacimiento y el número de vástagos. “¿Y si los tratamientos llegan a cuajar y hubiésemos tenido gemelos o trillizos?”, me preguntaba. O sea, el riesgo del parto múltiple ya estaba asumido de antemano y donde comen dos comen cuatro.

Antes de finalizar el mes de julio estaba toda la documentación remitida a la autoridad administrativa y a la entidad privada, con domicilio en Murcia, que se encargaría del trámite administrativo. Septiembre fue el mes de los test psicológicos absurdos y de las entrevistas (?) con una trabajadora social. Sólo cabía esperar.

La espera la vivimos de maneras muy diferentes, quizás porque lo somos, y mucho. Mientras yo me aislé del proceso por completo, mirándolo desde la lejanía y no sin ciertas dosis de ironía, ella lo vivió intensamente. Aún hoy conserva infinidad de contactos con las, por entonces, aspirantes a madres que iniciaban el camino con nosotros, o un poco antes o un poco después. Abrió su blog colorín, hizo cábalas, calculaba fechas, se alegraba con las asignaciones ajenas y llorabas los fracasos de otros como propios. Ella siempre podrá presumir de haber vivido algo más de un año intenso, de haber sufrido y disfrutado ese embarazo que la naturaleza nos negó.

Hasta que una mañana de un día de Fieles Difuntos, lunes, recibimos la llamada. Fieles Difuntos. Alguien desde arriba nos había echado una mano. Serían dos, de uno y tres años. Tres fotos por correo electrónico: el mayor, posaba con mirada pícara en una especie de jardín con silla de plástico al fondo; el pequeño, dormía enroscado en una cuna; en la última foto, tocados con cucuruchos de colores, celebraban un cumpleaños, seguramente el de ambos, separado por 10 días en el calendario de septiembre.

El trámite administrativo implicaba celebrar un juicio en el que debía ratificarse, o no, la adopción por parte de sus familiares. El primer intento fue nulo. Faltaba un papel, al más puro estilo de la burocracia hispana. Desde ese momento, y escondiendo a nuestro entorno la fecha del segundo de los señalamientos de la vista, quedaba tener miedo al fracaso y que aquellos cuatro ojos que nos miraban en las fotos no fuesen nuestros hijos, o pensar en positivo y armarnos de paciencia. El 25 de noviembre de 2009 recibimos la llamada definitiva. A partir de ese momento, todo está en el blog.

Nos hemos perdido los primeros años de sus vidas. No sabemos casi nada de su pasado, salvo algunos aspectos familiares, las causas de su dación en adopción, la fecha de ingreso en el orfanato, su lugar de nacimiento, su etnia y su religión de origen. El porqué de esas marcas circulares, como quemaduras, por encima y por debajo del ombligo del mayor; el cómo se hizo las cicatrices que pueblan una de sus rodillas y en una de sus cejas; cuándo sufrió el pequeño esa enfermedad que le dejó unas pequeñas marcas a lo largo de sus hombros; si los querían, si los cuidaban. Esa historia no la tendremos jamás y ellos sólo en su subconsciente. Yo, aún así, me  imagino y me acuerdo mucho de esa madre...

Los niños jamás se parecerán físicamente a sus padres (adoptivos).  Nunca tendrán los rasgos genéticos de la familia A. o de la familia B. No heredarán nuestros rasgos, nuestras enfermedades, nuestras calvicies, nuestras psoriasis. Pero eso no quiere decir que me resigne a que no se parezcan a nosotros. Aspiro a que hereden nuestros valores, nuestra forma de ver la vida. A que sean honestos, abnegados, humildes, directos, a que un día alguien que los conozca pueda decir “mira, en eso son como sus padres” y ellos mirar a la gente con la cabeza en alto.

13 de diciembre de 2009; Addis Abeba. 05:00 de la mañana, hora local.


Apenas tres horas después de aterrizar, con el frío metido en los huesos, los rastros del cansancio en los ojos y la sonrisa de la ilusión en la boca, ésta era la primera visión de Addis Abeba que nos encontrábamos por la ventana de la habitación del The Lion's Den Hotel. Pocas horas después, la vida tal como la conocíamos nos cambiaba. Hoy hace un año.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Estado de alarma.


El 6 de diciembre, día de la Constitución, el arco iris lucía de este modo sobre nuestras cabezas en la Playa de Los Cancajos, La Palma. Vaya paradoja. Brillaba el arco iris el día en el que la tan defendida Constitución Española había sido mancillada horas antes. El puente en el que se sacó al ejército para parar una huelga y se impide la disolución de las Cortes Generales mientras dure la situación de alarma (esa que no se ha decretado ni cuando ha existido un intento de golpe de estado, o una huelga en transporte público anterior, o cuando se produjo el atentado del 11-M o cuando alguna inundación ha anegado una región), lo pasamos en La Palma, nuestro refugio favorito, en un jardín a la orilla del mar.

El avión fue sustituido por barco; el viaje cómodo, por el movimiento del mar. Perdimos pasajes de avión, un desayuno en el hotel (lo que más me jode, por cierto), algunas horas de paseo y quién sabe si dinero, pero los ratos pasados, las horas de asueto, los momentos entre nosotros a punto de cumplir un año juntos (con ellos) y siete años juntos (entre nosotros), son simplemente impagables.

Hoy hemos vuelto a nuestro particular estado de alarma. Desayuno apresurado, niño que no se quiere vestir, carrito corriendo por las calles, deseo de militarización de los juzgados,...Al menos, nosotros si que respetamos la ley.

viernes, 3 de diciembre de 2010

País.

Cuatro millones y medio de parados, más del 20% de la población del pais bajo el umbral de la pobreza; 1,5 millones hogares con todos sus miembros en el paro; corrupción generalizada en todas las administraciones públicas, bancos y cajas de ahorro que reciben dineros públicos para sus negocios; la prima riesgo-pais de la deuda pública por las nubes; medio milón de familias se encontrarán en febrero sin cobrar ni un cñentimo de euro; el país al borde de la intervención de su economía; los especuladores financieros haciendo su agosto con total impunidad; suben los precios; suben las hipotecas; bajan los sueldos y se congelan las pensiones; habrá que que trabajar más años para cobrar una futura e incierta pensión de jubilación; nos alineamos con Marruecos y nos terminan reclamando Ceuta y Melilla; consideramos socios especiales a Venezuela y nos forma a los terroristas; se permite por omisión que los controladores aéreos secuestren a los ciudadanos de un pais; a estas horas, el ejército asaltando las torres de control de los aeropuertos cual noche de golpe de estado...y yo con la nevera desierta...
Esto nos pilla en el 79 y el ejército, en lugar de tomar las torres de control, hubiera tomado el Congreso de los Diputados. País.

Otra de hijos de puta.

El título del anterior post le puede ir al pelo esta misma tarde, 3 de diciembre (San Francisco Javier) a 1.- el sindicato de controladores aéreos; 2.- a todos los controladores aéreos individualmente considerados; 3.- a José Luis Rodríguez Zapatero.

Esta tarde, el colectivo de controladores aéreos se han dado cuenta de que se encontraban con estrés y palpitaciones cardiacas y se han ido a su casa, con el consecuente caos aeroportuario, con un paísparalizado en su tráfico aéreo de entrada y de salida y con siete peñascos sobre el Atlántico incomunicadas enre sí y con el resto del mundo. Por supuesto, que a nadie se le pueda ocurrir pensar que están en una huelga salvaje. No, se han puesto malitos, los pobrecitos. 

¿Y por qué se da esta situación? Pues porque al más imbécil de los presidentes del gobierno que ha tenido España, en democracia y en dictadura, se le ha ocurrido anunciar con sólo 48 horas de antelación a un "puente" que moviliza a millones de personas por tierra, mar y aire, que va a proceder a privatizar la empresa (AENA) para la que trabajan los controladores aéreros, el colectivo laboral más conflictivo del país y que más daño sabe que puede hacer con sus acciones reivindicativas. Zapatero es imbécil. No es un insulto, es un  diagnóstico. Porque hay que ser temerariamente idiota para hacer esto, algo que podría haber anunciado una vez pasado el "puente" y los desplazamientos por navidad. Pero, claro, Europa lo tiene cogido por los huevos y él nos lo tiene cogidos los nuestros: o anuncias medidas urgentes para recortar el gasto público, o te intervenimos el país. Medio millón de familias sin prestaciones en febrero y miles de millones en gasto económico como consecuencia de esta situación de paro. Hasta Marruecos, un maldito país tercermundista, se toma a este tipo como el pito del sereno. 

Hoy se ha conocido que España tiene 47 millones de empadronados. Al menos 11 millones de ellos son simplemente tan imbéciles como Zapatero, porque poner en el poder a este retrasado mental al frente de una nación es concederles el status de idiotas. Tontos, pero tontos del culo. Cada país tiene los gobernantes que se merecen y este no iba a ser una excepción.

La solución, a toda prisa, ha sido "militarizar" los aeropuertos. ¿Supone ello que van a poder controladores militares en las torres de control? No. Supone que los controladores civiles pasarían por decreto a formar parte del Ministerio de Defensa y que, por tanto, el incumplimiento de una orden superior daría lugar a un delito de sedición. Qué miedo. Me los estoy imaginando asustaditos, pensando en verse en el banquillo de un Tribunal Militar cualquiera. Hay que ser idiotas. Mucho llamarlos desde el gobierno chantajistas, salvajes o secuestradores de ciudadanos...sin darse cuenta de que el problema lo han creado ellos, los ZP, Blanco y esa banda de oligofrénicos que se sientan cada viernes en el Consejo de Ministros.

Mañana me iba a La Palma con Binter. A estas horas no se si saldré, lo más seguro es que no, o que no me aseguren a qué hora salgo. Tengo reserva de hotel pagada hace semanas. Si digo que en estos momentos y desde que me enteré de la noticia me estoy cagando en las putísimas madres de todos y cada uno de los nombrados es poco. Por si acaso, hemos planeado un plan B, con kilos de Biodramina e inseguridad de encontrarnos un muelle abierto para entrar y para salir.

A votar. Vamos a seguir votando a este y a todos los que se presentan. Todos, absolutamente todos, culpables. Los que mandan y los que aspiran a hacerlo. Han llevado a España a la ruina, al caos, a la devastación. Qué pena no poder coger las maletas y pirarnos de esta mierda.