miércoles, 18 de mayo de 2011

Movimiento 15 de mayo.

A los pocos lectores de este blog (que cada vez se actualiza menos por falta de tiempo, de argumentos y de motivación) no se les habrá escapado que a mi se me podría encuadrar dentro de eso que ahora se llaman los "indignados", aquellos a los que no les gusta el sistema social, político, económico y hasta moral que nos ha tocado vivir a estas alturas iniciales del siglo XXI. Tampoco podrán obviar que me he manifestado en alguna ocasión en favor de que se produjese algún tipo de movimiento social que se manifestara, por fin, en contra de la podredumbre que nos rodea: mientras unos se llenan los bolsillos, crecen las listas del paro; mientras necesitamos patrones morales, nos bombardean con todo lo contrario; las administraciones públicas (todas) están gestionadas por, en el mejor de los casos, auténticos mediocres; vivimos en la sociedad en la que los peores son los que triunfan. No me gustan los políticos, nis los partidos, ni sus ideas, ni sus no-propuestas. Aborrezo a la administración de justicia, auténtica manzana podrida de eso que llaman democracia, que sin embargo debiera ser pilar básico de una sociedad sana.

Desde el viernes he visto crecer en las redes sociales, fundamentalmente en Twitter (si, tengo Twitter) el movimiento del 15 de mayo, ese que empezó convocándose casi clandestinamente mediante pasquines pegados en las farolas y que a estas horas, y bajo prohibición de las juntas electorales de zona, mantiene desde el domingo a un buen par de miles de personas en las plazas de diversas ciudades españolas. Básicamente, en sus reivindicaciones, puedo estar más o menos de acuerdo. Que al calorcillo de las protestas se unan famosillos, actores, políticos y fauna del show bussines ya, de por si, desnaturaliza el movimiento. Aún así, beneficio de la duda.

Consignas, eslógaes y hashtags tuiteros. No se propugna que no se vote, sino que no se vote a los partidos "mayoritarios" o "tradicionales", lo cual da una idea de que lo que se pretende es que los votos se trasvasen a partidos que hasta ahora han venido siendo meramente residuales (y que, por cierto, lo seguirán siendo cuando todo esto haya pasado).

Y, sin embargo, estando de acuerdo en la esencia de la movilización, estoy confundido, muy confundido. Quizás sea porque no concreta nada, sino meras vaguedades: un mundo más justo, no ser esclavos de los poderes económicos, un cambio en la clase politica.....precisamente la misma falta de concreción de la que hacen gala los partidos, digamos, convencionales. Quizás sea porque no promueven el castigo a la política y al sistema desde la abstención, sino desde el pedir el voto a otros. Quizás porque el movimiento tiene el tufillo a moda pasajera. 

Partamos de una base: salvo auténtica revolución, incluso sangrienta, salvo cataclismo económico global, salvo un cambio mundial radical....el actual sistema, tal y como lo conocemos y lo hemos conservado, es francamente imposible de cambiar. Quizás si de modelar, pero siempre por las manos de quienes ahora lo controlan. O sea, un círculo vicioso. El sistema es lo que es y se controla desde donde se controla, no nos engañemos. Creer lo contrario es de idealistas o más bien de ingenuos (y para eso ya tuvimos el Mayo del 68, donde pululaban algunos de los que hoy controlan y modelan ese sistema que tanto denostaban).

Lo verdaderamente coherente sería no participar del sistema. Yo no voto. Cómo puedo votar a partidos que, por minoritarios, útopicos, extraños, surrealistas o populistas que sean, precisamente participan de ese sistema. Hacerlo es reaformar por ejemplo, la incoherencia de los partidos soberanistas/independentistas: resulta paradójico, por no decir que hasta risible, que un partido que propugna la independencia de España participe en elecciones convocadas dentro, en y por el estado español y que, incluso, puedan llegar a percibir cantidades económicas )del erario público español, claro) en caso de obtener representación. Es de locos. Un movimiento que está por cambiar el sistema no puede, ni debe, hacerlo haciéndose valer de partidos politicos.

A mi no me gusta el sistema. Lo repudio profundamente. No me gusta ni el ejecutivo, ni el legislativo, ni el judicial, ni el económico, y no por el partido que puntualmente lo controla, sino porque entiendo que es más que imperfecto y que es un edificio carcomido. No existe la democracia, es un cuento chino. Pero, al menos yo, me siento coherente: lo detesto, luego no participo. "Oiga, es que usted participa en el sistema desde el momento en el que trabaja, de manera directa o indirecta, en la adminstración de justicia. Sea coherente y deje de hacerlo, si no le gusta", podría decirme alguien. Pero es que en ese detestable sistema, lleno de mediocres desde la cúpula hasta la base, yo no soy más que un mero intermediario entre sistema y usuario, y como intermediario me limito a acudir y cumplir, con la nariz tapada, con las reglas.

Por tanto, no está en nuestras manos, ni en los votos, ni en las pancartas. Estoy confundido porque no sé donde colocarme en este momento. Quizás lo mejor sería seguir posicionado en mi y no donde lo hagan los demás. Al menos seguiré teniendo mi conciencia tranquila.

lunes, 2 de mayo de 2011

Obama vs Osama.

Localizado el malo, la orden no fue detenerlo, trasladarlo, juzgarlo y condenarlo. Ubicado el malvado en un lugar parece ser que no tan remoto ni perdido de Pakistán, las fuerzas del bien obviaron cualquier atisbo de hacer justicia de la de verdad y aplicar la muy islámica Ley del Talión. Después cogieron el cadaver y lo tiraron al mar. Todo muy musulmán.

El premio Nobel de la Paz, Obama, dio la orden de matar a la, dicen, mayor mente criminal de los últimos años, autor intelectual de los atentados al World Trade Center en 2001 y lider de ese ente abstracto que se llama Al-Qaeda. El adalid del pacifismo, Barack Obama, no ordenó apresarlo y juzgarlo ante el Tribunal Penal Internacional o ante los Tribunales norteamericanos. No. El defensor de la paz mundial, Obama, decidió matarlo para "hacer Justicia".

La historia de la caza de Bin Laden es simplemente rocambolesca y que hay que tener mucha imaginación y ser bastante ingenuo para creersela: lo localizan por el interrogatorio a un preso que dicen ser correo de Bin Laden, entran a Pakistán un valiente grupo de elementos de las fuerzas especiales del US Army, le pillan de sorpresa, lo localizan porque su mujer lo llama por su nombre (!), se pretende esconder detrás de una mujer que utiliza de escudo humano (?), lo acribillan en cabeza y pecho, ratifican que es él a través del ADN del cerebro de una hermana del terrorista que había muerto años ha en USA de un cáncer cerebral, lo cargan, se lo llevan y lo tiran al mar que está a miles de kilómetros. Y, eso si, todo eso antes de las 24 horas siguientes a su muerte, porque siguiendo la ley islámica habia que darle sepultura (aunque fuese acuática y mirando para La Meca según vayan las corrientes) dentro de ese plazo. Eso si, no tardaremos en ver imágenes "made in Hollywood" que corroboren la versión.

Al margen de lo increíble de la historia (increíble, porque no hay quien se la crea), lo realmente importante de este asunto son las reacciones. El Premio Nobel de la Paz (si Alfred Nobel levantara la cabeza se la volaba con la dinamita que inventó) dice que se ha hecho justicia. En el mismo sentido se han pronunciado el resto de fuerzas de eso que llaman democracias occidentales, incluído el pacifista, legalista y abolicionista de la pena de muerte Gobierno de España. Esta vez no hacía falta mandato de la ONU, según parece.

Hacer Justicia matando. Quizás en USA eso pueda entenderse, comprenderse y avalarse, pero a mi se me hace raro que los civilizados países europeos, tan pulcros ellos, avalen una forma de hacer justicia basada en un par de disparos a la cabeza. Supongo que si mañana el padre de una niña secuestrada y violada, un suponer, mata al agresor de su hija el Ministerio de Justicia dará órdenes de dejarlo en la calle: se habrá hecho justicia al estilo del Premio Nobel de la Paz.

Democracia y libertad. Estado de Derecho, Justicia. Ley de Talión. Quien a hierro mata, a hierro muere. El salto impune y desalentador sobre las instituciones jurídicas internacionales. Una lección al mundo de Barack Obama, el de la conjunción cósmica con Zapatero. Un asco de mundo. Me quiero bajar.

domingo, 1 de mayo de 2011

Primero de Mayo.

Ni hay desfiles militares a los pies del mausoleo de Lenin, ni en el centro de Pekín. O, al menos, ya no salen en la tele. Fidel Castro ya no saluda desde la tribuna y si lo hiciera lo haria en chándal. Los primeros de mayo ya no son lo que eran.

Que España pueda celebrar el Dia Internacional del Trabajador dos días después de que alcanzara los 4.900.000 parados parace un chiste. Que salgan los sindicatos, mayoritarios o no, a celebrarlo, también. Tiene guasa que hoy, por ejemplo, UGT y CC.OO hayan salido de manera conjunta a la calle en contra del recorte de los derechos sociales, esos que ellos han contribuido  a cortar aguantando la podona mamporrera al gobierno, los mismos que firman pactos sociales con el gobierno de aqui y de allá con el único objetivo de salvaguardar su economía subvencionada.

Hoy un sindicato de esos que llaman mayoritarios ha salido a la calle a celebrar que en breve piensa poner en la calle, y no precisamente con los 45 días de salario por año trabajado que tanto dicen defender, a 14 trabajadores en toda Canarias.  La misma organización que, después de acometer los despidos, pretende bajarle la jornada y el sueldo al resto de trabajadores. Los mismos que tienen trabajadores en fraude, los mismos que los ha tenido sin contrato de trabajo ni alta en la Seguridad Social, los mismos que se mamaron dinero público para inflar sus carteras (ahí están las imputaciones penales). Empleo estable y condiciones laborales justas para todos, pero siempre en la casa de los demás.

Esta tarde, después de la manifa a la que habrán acudido cuatro gatos (con perdón para los gatos), les supongo a todos esos ejemplos de trabajadores abnegados, luchadores por la democracia y los derechos sociales y que jamás de los jamases han realizado ninguna actuación en beneficio propio, en la fiesta anual pagada a medias entre sus afiliados y los gobiernos de turno brindando con cerveza del Carrefour por la defensa del empleo.

Si Pablo Iglesias levantara la cabeza.