A todas estas, recuerdo que hubo una época en la que alguien me llamaba "hacendado" (¿eras tu, Rafa?), por aquello de que en mi época de oscuridad, la que me empujó al lado oscuro de la fuerza, la Estrella de la Muerte asesoraba a una conocida empresa valenciana de distribución alimentaria.
Llevaba un tiempo que, cuando llegaba a las 5 de la tarde, empezaba una cuesta abajo física y mental bastante pereocupante. Me faltaba capacidad de concentración y lo estaba notando en el rendimiento. Son cosas del ritmo loco que impone esta profesión. Para que luego me digan que los abogados no nos cansamos porque trabajamos sentados.
Pues en esto que, paseando por los pasillos del Mercadona de San Benito, nos paramos delante de la sección de herboristería que, para quien no lo sepa, está entre la de compresas y en la que están los condones. Docenas de cajas de hierbas para infusiones de todo tipo: para dormir, para no roncar, para los nervios, para el dolor de cabeza, para la infección de orina y hasta para jiñar la soga. Yo creo que hasta para empalmar hay hierbitas de esas. Como a mi para eso no me hace falta (no sé si le hará a algunos de los cincuentones lectores del blog...ejem, ejem), opté por hacerme con una cajita de ampollas (con perdón) de ginseng con jalea real y vitamina C.
El ginseng es una raíz de orígen asiático rica en vitaminas, proteínas, oligoelementos y no se qué más historias. Parece que su nombre científico es Panax Ginseng y parece, también, que Panax en latín significa panacea. Pues si. El Ginseng es la panacea. Una semana tomando una ampolla disuelta en medio vaso de agua o de zumo, con un sabor mezcla de tierra y miel amarga, sube el tono vital de una manera que ni yo mismo creía que podía hacerlo. Realmente se nota. Mejor estado anímico, más vitalidad, mejor concentración y se finaliza la jornada de trabajo de manera óptimo, no hecho una braga, como hasta ahora.
Aún así, el Ginseng no prepara los juicios solo, ni va a juicio por ti, ni va del edificio de Whebe al Palacio de Injusticias a toda prisa, ni le explica a la señora del Puerto de la Cruz que, tras un año de espera para que se celebrara su juicio, iba a tener la mala suerte de que se le citase para un 18 de febrero de 2009, día de la primera huelga de jueces.
(Releyendo el primer párrafo me ha dado cuenta de que soy medio gilipollas: si nombro a la marca Hacendado, ¿para que doy tanto circunloquio para no decir Mercadona?)
Llevaba un tiempo que, cuando llegaba a las 5 de la tarde, empezaba una cuesta abajo física y mental bastante pereocupante. Me faltaba capacidad de concentración y lo estaba notando en el rendimiento. Son cosas del ritmo loco que impone esta profesión. Para que luego me digan que los abogados no nos cansamos porque trabajamos sentados.
Pues en esto que, paseando por los pasillos del Mercadona de San Benito, nos paramos delante de la sección de herboristería que, para quien no lo sepa, está entre la de compresas y en la que están los condones. Docenas de cajas de hierbas para infusiones de todo tipo: para dormir, para no roncar, para los nervios, para el dolor de cabeza, para la infección de orina y hasta para jiñar la soga. Yo creo que hasta para empalmar hay hierbitas de esas. Como a mi para eso no me hace falta (no sé si le hará a algunos de los cincuentones lectores del blog...ejem, ejem), opté por hacerme con una cajita de ampollas (con perdón) de ginseng con jalea real y vitamina C.
El ginseng es una raíz de orígen asiático rica en vitaminas, proteínas, oligoelementos y no se qué más historias. Parece que su nombre científico es Panax Ginseng y parece, también, que Panax en latín significa panacea. Pues si. El Ginseng es la panacea. Una semana tomando una ampolla disuelta en medio vaso de agua o de zumo, con un sabor mezcla de tierra y miel amarga, sube el tono vital de una manera que ni yo mismo creía que podía hacerlo. Realmente se nota. Mejor estado anímico, más vitalidad, mejor concentración y se finaliza la jornada de trabajo de manera óptimo, no hecho una braga, como hasta ahora.
Aún así, el Ginseng no prepara los juicios solo, ni va a juicio por ti, ni va del edificio de Whebe al Palacio de Injusticias a toda prisa, ni le explica a la señora del Puerto de la Cruz que, tras un año de espera para que se celebrara su juicio, iba a tener la mala suerte de que se le citase para un 18 de febrero de 2009, día de la primera huelga de jueces.
(Releyendo el primer párrafo me ha dado cuenta de que soy medio gilipollas: si nombro a la marca Hacendado, ¿para que doy tanto circunloquio para no decir Mercadona?)
3 comentarios:
No, no soy yo ¿será otro Rafa?
Pero cuidado que si sin tener los 50 ya estas con ginseng cuando los tenga.....¿que tomarás?
Cuando llegue a los 50, ¿me pasarás unas pastis de esas azules? jajaj.
When I am sixty four ...
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