lunes, 6 de octubre de 2008

Los que besaban el escudo.



Si algo me ha matado en el mundo del fútbol son los que se besan el escudo. El futbolista, como cualquier profesional, tiene algo de mercenario, así que propugna a los cuatro vientos el amor a sus colores mientras les mantengan llenas sus carteras y sys caprichos. Por eso, siempre he desconfiado del que se besa el escudo mientras con la otra mano se toca la billetera.

Pero no sólo los futbolistas se besan el escudo de manera tan hipócrita. Algunos, durante años, han ido presumiendo de amor a los colores, de fidelidad a una marca, manifestando a todo el que lo quisiera oir lo importante del nombre y el orgullo de pertenecer a una firma. Evidentemente, mientras se besaban el escudo de su firma en lo único que pensaban era en mantener su cuenta corriente llena de billetes, que para eso estamos en época de crisis.

Al final, como mercenarios (y de los malos) que fueron se retiran en desbandada a sus cuarteles de invierno con los riñones forrados de billetes. Ya de nada sirve el escudo del que presumían y del que hacían bandera porque finalmente prostituyeron los que decían eran sus principios.

Ya no hay grupo humano que valga. Atrás quedó querer ser los primeros. Más lejos aún el mostrarse orgullosos del proyecto que decían adorar y para el que decían trabajar para llegar a ser los número uno. Poderoso caballero es don dinero.

Eso si, lo hacen pasando por encima de los que decían que eran lo que realmente les importaba, del factor humano. Se aseguran sus barrigas cada vez más abultadas, cuentan billete tras billete mientras se les escapa una babilla por la comisura de los labios y dejan en la incertidumbre a sus pupilos.

Eran cartón piedra, como un escenario malo de fiesta de pueblo, fachada por delante y hueco por detrás. Les había cogido al vuelo.

1 comentario:

Sergio Matamala dijo...

Como muestra de "besadores de escudos" tenemos a Rajoy movilizando el sentimiento patriotico el día de la hispanidad el pasado año, con declaraciones de lo importante que era sentirse español. Un año después el mismo día se ha convertido en un auténtico coñazo.

¿que ha cambiado aparte de un micrófono abierto que no debía estarlo?