sábado, 4 de septiembre de 2010

I'm more burnt than Niki Lauda's ear.

El miércoles a las siete de la tarde salí de la oficina de "Cuéntame" con la sensación que en lugar de setenta y dos horas desde la reincorporación habían pasado setenta y dos días. Tener conciliaciones a las nueve de la mañana del lunes en el que vuelves al trabajo no es plato de buen gusto, sobre todo si nunca fuiste de esos niños que deseaban que terminara el verano para volver a encontrarse con sus amigos en el colegio. (¿realmente tuve amigos, en sentido estricto, en el colegio?) De lunes a jueves, entre conciliaciones y consultas, he tratado con unas cuarenta personas. Teniendo en cuenta mi cada vez más acentuada adversión a la raza humana, el sufrimiento post-vacacional ha sido inmisericorde. Eso si, nada de depresiones, ni leches: no he tenido tiempo (y me temo, mirando la agenda de los próximos meses, que tampoco tendŕe en el futuro) tan siquiera de deprimirme.

Este es un mensaje apresurado, desganado, a las 00:30 de un viernes en el que tres individuos se desgañitan insultándose en la tele. Aviso de que sigo aquí, de que el moreno sudoeste gomero se va sustituyendo poco a poco por el pálido tanatorio, que mis (nuestras) primeras vacaciones con niños se han desarrollado dentro de normalidad más absoluta, que he intentado escribir y que no me ha salido nada decente pero que lo seguiré intentando.

Ya, si eso, hablamos, que en Telecinco van a entrevistar a un fulano que dice ser "el hijo de Satán". Seguro que descubren que es abogado.

1 comentario:

Clandestino dijo...

Si así comienza el curso ¿Cómo estará ese niño en los exámenes de junio? ¿Con cuantos compañeros se partirá la cara durante el año escolar? ¿Qué va a ser de él el dia de mañana si no estudia? ... Está clarísimo: abogado, pero del turno de oficio.