jueves, 23 de septiembre de 2010

Rafa, ministro de transportes.

Se ha debido caer el Facebook. Al intentar acceder sale el mensaje de "Service unavailable", así que habrá que esperar mejor momento para seguir fisgoneando en la vida de los demás y permitir que los demás lo hagan en la tuya. Como creo que alguna vez he contado, en gran medida he sustituido la terapia que representa este blog por la que me proporciona Facebook, sobre todo porque es más fácil decir una barbaridad en pocas palabras y que sólo te lean tus "amigos" a volverse loco a hacer "literatura" expuesta a todo dios. Si algunos mojigatos se echan las manos a la cabeza con algunas cosas de lo que he escrito aquí, si leyeran mi muro de Facebook podrían tirarse por el puente Galcerán, ese donde ahora la niñateria ha puesto de moda poner en su reja candados para demostrarle amor eterno (ejem) a alguien.

Esta mañana Rafa se ha ganado a pulso el título honorífico de asesor en materia de transportes terrestres de El Abajo Firmante. Durante un breve paseo hasta El Corte Inglés ha ido vendiéndome las bondades del sistema de guaguas frente a la modernidad del tranvia: demostró un amplio conocimiento no solamente en duración del viaje Santa Cruz- La Laguna y viceversa, sino sobre la situación de las paradas más estratégicas, nomenclatura de las distintas línea y trayectos. Total, que su capacidad de convicción fue tal que tras presentar ese recurso apresurado que vencía ayer, en lugar de cruzar hacia el tranvia, volví sobre mis pasos y, otra vez frente a El Corte Inglés, esperé a que llegase la guagua. Desde la última vez, hace por lo menos 4 o 5 años, que cogí una guagua rumbo a Los Realejos haciendo el trayecto "canario conoce tu tierra - conoce el norte profundo", no me subía en una. Mientras que viajar en tranvía es hacerlo en la Europa escandinava, hacerlo en guagua es viajar a bordo de la canoa de un balsero cubano. En la guagua, el suelo y los asientos vibran, el ruido del motor de diesel es ensordecedor y el aire acondicionado se limita a la apertura de las ventanas. Me transportó a mies tiempos de estudiante en el Viera y Clavijo.

Sin embargo, esas eventuales incomodidades no pueden esconder una realidad: el trayecto, en tiempo, se reduce a practicamente la mitad. Mientras el tranvía, de punta a punta, tarda 37 minutos, la guagua lo hace en 20 (sin atascos). Además, si desde la última estación del tranvía (La Trinidad) hasta mi casa, a paso ligero, son 10 minutos, desde la estación de guaguas son apenas 5 minutos de paseo relajado. O sea, que puesto a poner en una balanza comodidad y rapidez, opto por lo último. Por tanto, gracias Rafa por el consejo. Tienes más conocimientos sobre transporte público que el consejero del ramo del Cabildo, un tal Borrego, que hace honor a su apellido.

PD: La señora del otro día del "No le veo muy entusiasmado con este asunto" ha decidido finalmente que no quiere que se lo lleve. Esta noche he decidido no dormir a modo de lamentación. Según ya me adelantó el mismo día, a modo de puyita, se iría al Sicariato, donde seguro le proporcionarián un asesoramiento riguroso y simpático. Yo, desgraciadamente, sólo le podía asegurar lo primero.

PD 2: Hoy era la primera tarde sin consultas de la semana Sobre la mesa apilados, tengo dos montones: los papeles que tienen dientes y los que ya tienen hongos. Cuando ya habia cogido carrerilla  entre comillos y setas, me interrumpieron tres golpes en la puerta. Me había hecho dos llamadas a horas intempestivas de trabajo y, al no contestarlas y no tener tiempo material para devolverlas, decidió que el abogado llevaba mucho tiempo incomunicable. Desde La Orotava a La Laguna para ver "qué hay de lo mío", sin previo aviso y bajo la excusa "es-que-necesito-el-dinero-porque-estoy-haciendo-arreglos-en-casa". Ya le he dicho que el más interesado que está en que cobre soy yo, no para arreglarle sus obras, sino para que me pague y ver si me lo saco de encima.

1 comentario:

Clandestino dijo...

Además de experto en guaguas y tranvías, no veas cómo conduce en la Play Station 3...