jueves, 16 de septiembre de 2010

16-S

No se quería dormir, pero todo tiene una explicación. Mientras su hermano mayor se obliga a dormirse empujando su cara contra el cojín que sirve de respaldo al tres plazas del salón, el otro corría de un lado para otro hasta que se paró al borde de la mesa y empezó a hacer fuerza. A las 10 de la noche me tocó cambiar el último (y primero, todo hay que decirlo) pañal del día. Si me dicen que lo que lancé por el retrete era la mierda de un señor de 40 años, hubiese jurado que era así. No hay duda, está bien alimentado, a juzgar por la cantidad de lo que defeca.

Hoy ha sido un día marcado por tres acontecimientos:

1.- Por la mañana he comparecido en el tanatorio de lo social, como siempre en los últimos tiempos, sobre la bocina. Soy como el lanzamiento de un baloncestista yugoslavo en la final de la Copa de Europa, siempre en la última décima de segundo. Lo que ya no me atrevo a decir es si certero o no. Iba a un acto judicial que dí por hecho que se celebraría frente a algún simpático funcionario del lugar y a suspender un juicio, así que elegí vestuario de día de asueto y dejé la toga hecha un ovillo sobre una de las sillas de mi despacho-cubiculo.

Hay un juzgado de lo social que es particular. Sea quien sea el juez o secretario que se ponga al frente del mismo siempre, irremediablemente, comienza las vistas con una hora de retraso. "Es una plazo de cortesía", me decía alguien irónicamente ayer, pero lo cierto es que desde la huída-fuga del último juez titular hasta el constante chorreo de señoritas licenciadas en derecho a las que sacan de una lista y les ponen una toga para hacer justicia (?) nadie, absolutamente nadie, comienza las vistas a la hora señalada. Hoy, evidentemente, no podía ser menos.

Para más inri, el acto a celebrar delante del simpático funcionario se celebraba en sala, delante de otras dos simpáticas funcionarias de mayor rango. Y yo sin toga. Así que la única opción que me quedaba fue pedirsela a Lizundia que, ni que decir tiene, me la cedió gentilmente. Han sido dos minutos con su toga, pero el aura de divinidad, de infinita sapiencia, me ha perseguido todo el día. De hecho, por la tarde he ido a Correos y le he dado una charla coloquio al cartero acerca de la influencia de Martin Heidegger en las corrientes de pensamiento filosófico existencialista durante el siglo XX. A estas horas el pobre hombre no se ha recuperado.


2.- Desde hoy, y con efectos de 01 de septiembre de 2010, soy oficialmente trabajador autónomo. Porque después de 12 años, y un paréntesis de unos dos años y medio en régimen general, le he dado la patada en el culo a eso que llaman Mutualidad de la Abogacía, que sirve para que te manden una infumable revista contándote lo rentables que son, qué nuevo pisito han adquirido en Madrid y para colgarte el teléfono cada vez que intentas hacer una gestión a su servicio de atención (?) al mutualista. Tras mes y medio de peleas, faxes, correos electrónicos y llamadas a un 902 he logrado suspender aportaciones.

La Mutualidad da la sensación de ser el típico chiringuito financiero, con piratas bebiendo en la barra, que cualquier día dará el petardazo y se quedará con nuestras aportaciones de años. Ahora, que se metan "todos nuestros operadores están ocupados" por el culo. Aviso a navegantes: quien pueda huir de la Mutualidad, que lo haga. Lo único que me jode es haberle maquillado esta mañana las cifras a ZP: le he creado empleo.


3.- A colación de lo anterior, hoy ha dado gusto ir a la administración de la Tesorería de la Seguridad Social que está en La Higuerita. No sólo porque he entrado y antes de que me sentara ya estaba saliendo mi número por la pantalla, sino porque me ha tocado un funcionario de lo más competente. Me ha aconsejado, me ha asesorado, se ha levantado a hacer la correspondiente consulta, ha tenido paciencia, ha sido de lo más atento y hasta me ha dado la mano al final de la operación. Inimaginable en el tanatorio, donde la inmensa mayoría del funcionariado, sobre todo los nuevos (los clásicos son otro cantar), te tratan como si fueras una mierda togada. Me ha sorprendido tanto la actitud del funcionario en cuestión que he intentado hasta de buscarle explicación al fenomeno paranormal: seguro que mañana sale de vacaciones y por eso está contento, o regresó hoy, o le ha tocado el cupón y mañana lo deja, o quizás la parienta anoche le dejó mojar,....

Esta tarde he dejado la mesa llena de papeles a eso de las cinco y media y me he ido de paseo con los niños y Cris. Más que de paseo, he aprovechado para ir a Correos (¿pero quién es el cenutrio que no sabe que tengo bandeja en el juzgado más trabajador del local?) y, por fin, tramitar la tarjeta sanitaria. Mi nivel de sadismo está llegando a un nivel tal que estoy encantado con que me den cita para un análisis para dentro de siete meses.

1 comentario:

clandestino dijo...

Pues habrá que probar esa especie de toga de "Lizun Potter" a ver si se nos pega algo...