Se movía por la sala de espera del Juzgado, apoyando sus cosas sobre el mostrador, con los casi compulsivos movimientos de siempre. Que si Tox ésto, que si Tox lo otro. Parece ser que esperaba para arreglar no se qué con no se quién aunque, fuese lo que fuese, lo despachó en medio minuto. Pantalón gris, un sueter con cremallera de Zara azul eléctrico y chaqueta de cuero marrón claro. Marichalar style. Muy conjuntado, como que no.
De repente, en medio de su diatriba, la rubia que estaba dentro de la oficina judicial dándonos la espalda se gira y camina hacia él. Pelo recogido, piel blanca y edad entre los 30 y los 40, chaqueta y pantalón.
"Usted es el sabio, ¿verdad?", le espetó de sopetón. "¿Nos conocemos?", le contestó seco, como de costumbre. "Es usted ese abogado sabio, ¿no se acuerda de mi? Es que le he oído y he dicho que era el sabio. Nos conocimos en Candelaria (o en La Candelaria, perdón por tener las antenas un poco desviadas)", dijo ella.
La conversación puede ser que no durase ni un minuto más y acabó con la gentil despedida por parte de ella. "¿No habrá sido una ironía, no?", fue su respuesta para, posteriormente, presa de un nerviosimo que nunca reconocerá, echarse encima del compañero que se reía de la situación a modo de agresión cariñosa.
Ahora resulta que tenemos a un sabio entre nosotros, oh mortales, y no nos habiamos enterado. Probablemente, él tampoco.
De repente, en medio de su diatriba, la rubia que estaba dentro de la oficina judicial dándonos la espalda se gira y camina hacia él. Pelo recogido, piel blanca y edad entre los 30 y los 40, chaqueta y pantalón.
"Usted es el sabio, ¿verdad?", le espetó de sopetón. "¿Nos conocemos?", le contestó seco, como de costumbre. "Es usted ese abogado sabio, ¿no se acuerda de mi? Es que le he oído y he dicho que era el sabio. Nos conocimos en Candelaria (o en La Candelaria, perdón por tener las antenas un poco desviadas)", dijo ella.
La conversación puede ser que no durase ni un minuto más y acabó con la gentil despedida por parte de ella. "¿No habrá sido una ironía, no?", fue su respuesta para, posteriormente, presa de un nerviosimo que nunca reconocerá, echarse encima del compañero que se reía de la situación a modo de agresión cariñosa.
Ahora resulta que tenemos a un sabio entre nosotros, oh mortales, y no nos habiamos enterado. Probablemente, él tampoco.
1 comentario:
Tox ésto, dar rienda suelta al activismo, desenvolverse en distintas facetas, exige que los nervios cumplan sus previsiones orgánicas. Ignorarlos, inhibirlos, reprirlos pueden gastar malas pasadas. Te pondré un ejemplo, Tox lo otro: que los nervios reprimidos se somaticen en síntomas cardiológicos o en estados de suspensión y pruebas sin resultados. A qué sí.
Tox ésto, tu anti-esteticismo quedó acreditado tras la visita de una exposición, y tras todos tus comentarios del Tate Gallery, etc. etc. De forma que incluso tu vestir se reprime tanto y se hace monócromo (marrones o grises) por inseguridad, con la intuición de que cualquier paso puede ser al precipicio.
Marichalar Stytle me halaga, me gusta las propuestas arriesgadas, como la estética indie. Materias que me complace impartir en el Semac para tí, FNAC para mí, pregunta en la entrada por mis cursillos de estética, ayer volví a ofrecerlos.
Imprudente Tox ésto y Tox lo otro, sabio no es un concepto absoluto pero sí relativo y contextual. Pues igual puede parecer como que sí.
Eclair
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