martes, 17 de marzo de 2009

Corruptos y cansinos.

Corruptos (o "corrutos", que diría José Blanco) hay en todos lados y en épocas de elecciones aparecen casos de corrupción hasta debajo de las piedras o, mejor dicho, hasta debajo de los ladrillos. La vida política, en una de las peores épocas socio-económicas post II Guerra Mundial, está tan enredada en España que nuestros padres de la patria en lugar de ponerse el traje de faena y meter la nariz hasta el fondo de la crisis se dedican a lanzarse mierda unos a los otros en forma de maletines, trajes, espionajes, dimisiones y comisiones de investigación.

Esta tarde, mientras regresaba a La Laguna desde el Puerto de la Cruz, tuve que cambiar de emisora de radio un par de veces para no sentir vergüenza ajena. En la SER, una serie de presuntos diputados de distintas opciones políticas (es un decir) debatían (es otro decir) a grito pelado imputando a sus contrincantes presuntos casos de corrupción: que si presenta las facturas de los trajes, que si el tuyo está en la cárcel, que si el mio no va a dimitir y que si yo la tengo más grande. 5 minutos de gallinero fueron suicientes para apretar el botón de la radio antes de que la arcada se convirtiera en vómito.

En Onda Cero, más de lo mismo pero en el ámbito local. El mismo debate zafio, los mismos casos, las mismas imputaciones y los mismos gritos por parte de unos señores concejales de Santa Cruz que, a todas estas, pululan por todas las emisoras virtiendo la misma bilis. Me pregunto cuánto tiempo les quedará libre para sus trabajos entre emisora y emisora. Paso, me pongo el CD hasta las puertas del garaje.

Ahora en casa, a estas horas, en TVE en Canarias, "59 segundos" versión changa, con periodistas de distinto pelaje pero con una característica común: el servilismo a sus colores y la indocumentación más absoluta.

Mientras toda esta banda de ineptos discuten sobre quien es más o menos malo, quién se lo ha llevado más o menos calentito, mucha gente empieza a pasarlo mal y el gobierno (otro decir) de Canarias se plantea repartir las sobras a punto de caducar de los super a las familias pobres. No, no se les ayuda a pagar el alquiler, o el agua y la luz, o a encontrar un trabajo.... no. Se les da las sobras, como a los cochinos, para que coman en el par de días de duración que les quedan a esos alimentos. Me pregunto si, como en los chiqueros, servirán las sobras en cubos de plásticos como en los que venden las costillas saladas de Montesano.

"El Parlamento, la casa de todos", dice el anuncio que estpy viendo ahora. Y un huevo. Cómanse una papa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ciertamente.

el escritor escondido dijo...

Arréate un millo, Fran. En la radio actual sólo se puede oir programas deportivos.

Unknown dijo...

Grave y parece que irreversible lo que está sucediendo, la política transformada en producto óptimo de periodismo rosa, al igual que el deporte, los ciudadanos aplaudiendo que te regalen los yogures que bota el Mercadona (no sabe nada el gobierno, esta práctica, la de ir por las noches a coger lo que bota Mercadona se hacía hasta que hace unos meses Mercadona compró unas trituradoras para destruir las mermas).

Ahora bien, todo esto da igual, tanto como el hecho que no nos demos cuenta que día tras día los sucesos no sean los de un tirón de bolsos en la calle del castillo, sino el de un secuestro express a punta de pistola en Ramón y Cajal.... y todos mirando para las facturas de los trajes del corrupto de turno.

Dejavù venezolano.