miércoles, 28 de julio de 2010

Animalario.

¿Es la tauromaquia un arte? ¿Los toros son cultura? ¿Es una fiesta la fiesta nacional? Mi respuesta a todas estas preguntas es muy clara: y yo qué sé. Sinceramente, me la suda. Tengo claro, eso si, que la prohibición de los toros en Cataluña a partir de 2012 no responde a cuestiones de defensa de los animales, sino a cuestiones eminentemente políticas: cualquier manifestación de españolidad debe ser exterminada en la necesidad de pensamiento único cultural de esos nacionalismos neofascistas como el catalán. También están buenos los defensores de la "fiesta" con sus contradicciones: sale el PP a defenderla, olvidando que en Canarias se aprobó su prohibición gracias a la proposición del hoy diputado popular en la cámara canaria Pérez-Camacho.

Pero paso de politica. A mi los que me tienen ensanguinado son los "defensores de los derechos de los animales". Esta banda de imbéciles pintados de rojo, niños bien en su mayoría que apoyan lobbys elitistas como PETA, que se las sudan los derechos de los animales y lo único que pretenden en salir en los telediarios. Los amigos de los animales, los que consideran que un gorila tiene derechos humanos, los que se manifiestan porque hay perros abandonados y luego llenan nuestras aceras con la mierda de sus chuchos, los que protestan porque matan toros pero luego no tienen cojones de meterse en las granjas donde engordan artificialmente los hígados de los patos para que puedan comer sus caros foies, a los que les faltan pelotas para ir a protestar a los mataderos, donde las vacas y tiernos terneritos mueren a cuchillo para poder alimentar (qué cosas) al 99% de la población,......son los mismos que luego hacen la vista gorda, no se manifiestan y no mueven ni un dedo en la defensa de los niños, en contra del hambre, de las desigualdades sociales, de las enfermedades que asolan al tercer mundo. Da igual. Prefieren moverse, protestar y montar un show por una corrida de toros que defender los derechos civiles y fundamentales de los humanos más desamparados. Un puto perro tiene más derechos que un niño. Pues vale.

A mi que prohiban los toros, repito, me la suda. Por delante y por detrás. Pero la hipocresía pija de este grupo de cortos mentales y malas personas (porque hay que ser mala persona para anteponer los derechos de los animales a los derechos de los humanos más débiles) me produce náuseas.

martes, 27 de julio de 2010

Regreso a Addis.

Ya me había avisado J., por un sms enviado probablemente anoche, que hoy a las 21:15 daban por televisión "Españoles por el mundo" en Etiopía. El capítulo ya lo habñia visto, algunas semanas antes de emprender viaje. Sin embargo, volviéndolo a ver esta noche las sensaciones han sido diferentes. Las imagenes de Addis Abeba me eran familiares y la he visto, la he recordado y he vuelto a olerla durante apenas media hora. Allí estaban sus casas terreras, con su trocito de jardín y sus tres escalones previos a la puerta de entrada, como el orfanato. Me encontré de nuevo con los baches de Bole Road, con la Universidad, con el destartalado entorno del zoo y del Museo Antropológico, con sus taxis y furgonetas blancas y azules, su injera amarga, sus cervezas Saint George, sus pomposas iglesias ortodoxas, sus aceras destrozadas, sus niños jugando al fútbol, sus escaparates de ropa tradicional, su música, sus tres besos y la sonrisa de sus gentes.

Me ha resultado familiar. Me he emocinado, tengo que reconocerlo. ¿Pero si sólo estuviste allí 9 días?, dirá alguno. Si, pero no es sólo la duración de la estancia lo que hace familiar un lugar. Allí deje algo de mi y, en contraprestación, me traje dos trocitos de allí. Volveremos, seguro. Se los tengo prometido.

lunes, 26 de julio de 2010

The final countdown.

Ya me habían visto la pasada semana, cuando había terminado la consulta y bebía una Coca Cola en una terraza. Preguntaban a mi acompañante por el abogado y el abogado agachó la cabeza y se puso a juguetear con el móvil. "Ya se ha ido", les dijeron, y les invitaron a volver siete días más tarde.

Hoy, cumpliendo su amenaza, han vuelto. A ver qué hay de lo mío y esas cosas. Al mirar la agenda mi último lunes del curso me he puesto de muy mala leche, porque lo que debía ser un día tranquilo pre vacacional algún inútil con un bolígrado se había encargado de transformalo en uno de las peores tardes del año. La consecuencia estaba clara: los que pasasen el umbral de la puerta iban a pagar los platos rotos.

"Ah, ¿y tu eres el abogado? Me esperaba a alguien más mayor", dijo nada más pasar la rubia con urgente necesidad de hacerse las mechas de nuevo. Ni un buenas tardes, ni un hola, ni un joder qué calor hace ahí fuera. "¿Y a ti no te da vergüenza ir por ahí enseñando ese ombligo?", estuvo a punto de responder el abogado. Sin embargo, optó por no levantar la mirada del suelo mientras se dirigía a su silla y dijo "Si, al menos hasta esta tarde lo soy".

Tras un despido posiblemente pasado de fecha, una sanción muy grave a una señora muy obtusa, una reclamación de cantidad y una trabajadora llorando porque había sufrido una depresión durante un año y-eso-no-se-lo-perdono-a-la-empresa-que-me-lo-paga-dándome-el-sueldo-tarde-pero-ya-si-eso-vengo-por-aquí-otro-día-y-reclamo-porque-no-sé-lo-que-quiero, entre otros, volví a posar mis manos sobre un volante que ardía literalmente pero que me llevaría, ochenta kilómetros mediante, a casa.

Casi mejor ni pienso en lo que me espera mañana por la tarde. Ni el miércoles, día en el que además tengo sesión doble en el tanatorio. Espero que no me ocurra de nuevo lo de la última vez, cuando el trabajador de turno, tras finalizar el juicio, se levanta de su asiento con intención de dar su versión. "No puedes hablar, el juicio se terminó". Con los ojos fueras de las órbitas dijo muy alterado "¿Y para ésto he venido desde tan lejos, para no poder hablar y decir cómo me engañaron y blablabla?". Le estiré la mano. La suya estaba fría y humeda. Le mire a los ojos y le dije "Estas son las reglas del juego. Se llama Ley de procedimiento laboral. Si no te gusta, protesta en el Congreso de los Diputados, Carrera de San Jerónimo, 28001, Madrid. Ya te llamaré".

Mejor empiezo a descontar días para las vacaciones, lo único que me tiene motivado en estas fechas. Comienza la cuenta atrás.

viernes, 23 de julio de 2010

Parecidos razonables.

Es una pena que Youtube no permita la opción de insertar el vídeo, como en el post anterior, pero pinchar en el enlace, para los del mundillo del tanatorio, merece la pena. Seguro que más de uno esboza una sonrisa, sino una carcajada. La foto ya es bastante significativa.

Especialmente dedicado a quienes ellos saben.

Video aquí.

martes, 20 de julio de 2010

Visto para sentencia.

- "Letrada, ¿Va a seguir leyendo sentencias?", le espetó con cara de aburrimiento mientras manoseaba un papel verde que intentaba convertir en un artículo de papiroflexia.

-"Si, señoría", dijo sin levantar la vista del folio escrito a mano en letra azul menuda de colegio de monjas, probablemente redactado en las casi tres horas de avión.

-"Sólo se lo digo porque la jurisprudencia a la que hace referencia está superada desde hace años, así que usted sabrá", respondió con cierto ademán de desdén.

¿Visto para sentencia?.

lunes, 19 de julio de 2010

La Brigada Jurídico-Sanitaria.

La intensidad del devenir diario muchas veces no lo marca la agenda. Aún más, me atrevería a decir que afortunadamente es así. Hoy era un día administrativamente tranquilo: un juicio a media mañana, celebrado con extrañísima puntualidad, y viaje vespertino a Playa de Las Américas, como todos los lunes. Cuando me dieron a elegir, hace unos años, el día de la semana en la que debía ir al sur lo tuve claro: el lunes, a principio de semana, para olvidarlo rápido. ¿He dicho alguna vez lo que odio la autopista? Creo que si.

A quince minutos del inicio del juicio (si no es estrictamente necesario llego con el tiempo justo para evitar coñazos a los que darles conversa) había tan poco público en el tanatorio que de los apenas 15 números presentes, 4 eran de mi cuerda. S. y C., aún cuando pertenecen al "lado oscuro" son afines a mi causa, al igual que G., ausente. También andaban por allí B. y A. (conocido en algunos círculos como John Austin), algo más que simples compañeros de pasillos, de cenas y cervezas. S. no se encontraba bien: demasiada presión laboral que le estaba afectando a la tensión arterial, que creía disparada, lo que le hacía tener una tez pálida y hasta preocupante. "Oye, que si te encuentras mal suspendemos esto y listo, eh", le dije, pero él, profesional, dijo estar en condiciones de celebrar. Y así ocurrió. Eso si, celebramos ante la presencia en los bancos de atrás de la sala de B., C. y A., enfermeros de ocasión y hasta sepultureros si hubiese sido necesario. 14 minutos de juicio más tarde, la brigada jurídico-sanitaria se desplazó en comandita hasta la farmacia más cercana acompañando al aún convaleciente, aprovechando la mayoría absoluta de sus miembros para tomarse la tensión y luego, como los jubilados en un ambulatorio, comparar y discutir resultados (que si yo la tengo más alta, que si yo tengo más colesterol, que si mi nivel de azúcar es superior al tuyo....).

Posteriormente, los miembros de la Brigada de la Avenida 3 de Mayo se desplazaron a la cafetería de guardia para reponer fuerzas durante un buen rato, contando anécdotas y algún que otro chiste. Minutos más tarde, la brigada se autodeclaró disuelta y se dispersó cada cual por su lado.

Al rato, ya en el travía, recibí la noticia de que tendría que pasar consultas en el sur en un local en el que el techo, literalmente, se había venido abajo. La inundación de días atrás había reblancedido el yeso y el calor terminó por hacer el resto del trabajo. Las placas rotas, destrozadas, amontonadas en el suelo, sobre la mesa, las sillas, hierros doblados, polvo por todos lados. Entrada por la puerta de atrás, sala de espera provisional en condiciones mínimas para un servicio presuntamente serio. Si alguien piensa que la profesión de abogado no puede devaluarse más, está equivocado. Y yo deseando que la Brigada Jurídico-Sanitaria recogiera mis restos sepultados debajo de aquella ruina.

viernes, 16 de julio de 2010

Todo debe pasar.

Lejos de acrecentar la "leyenda Tox", llevo unos días arrinconado en mis cuarteles de invierno esperando a que pase la última ventisca laboral que irremediablemente terminará el 28 de julio pasadas las siete de la tarde. Lo cierto es que el trabajo empieza a descender de manera exponencial a la llegada de las vacaciones y eso me ha servido para sacar a relucir mi lado voyeaur de la vida aunque, no sé muy bien porqué, no he sentido la necesidad de contarlo. Quizás porque estoy pidiendo cuatro semanas de asueto como agua en el desierto. Sólo pienso en eso. Estoy en la cuenta atrás.

A pesar de ese descenso en la actividad, que justificaría el cese de cualquier contrato temporal, hay cosas que nunca cambian. "Ha venido usted al abogado, señora, no al puto psiquiatra", estuve a punto de largarle el miércoles a la doña andina -intrascendente detalle étnico, lo sé- que insistía en que la novia del empresario le estaba acosando laboralmente en apenas 3 meses de relación entre las partes. "Es que como trabajo tan bien (?), el dueño me tiene mucho aprecio (?) y eso ha causado celos en su novia, que me está amargando la vida para que me vaya". Ni qué decir tiene que ese "trabajar bien" lo interpreté desde el lado estrictamente laboral, aunque esos alegados celos de la novia del empresario pudiese dar lugar a otro tipo de interpretación de la expresión. Nadie, en su sano juicio, podría tener celos por una actitud hacia o de su pareja que no tenga un contenido sentimental. Vamos, para qué nos vamos a engañar, que ese "trabajar bien" a lo mejor habría que haberlo entendido como que se estaba "trabajando bien" a su jefe. Ahora encajaría todo.

O la visita al abogado-psiquiatra del joven que, nada más extenderle la mano a modo de saludo ritual, te larga un "no-me-aprietes-mucho-porque-tengo-la-mano-rota-porque-mi-madre-está-enferma-y-al-enterarme-le-di-un-puñetazo-a-la-pared,porque-tengo-mucha-rabia-contenida-dentro-de-mi-y-el-dolor-de-la-situación-se-une-a-mi-situación-laboral,porque-veo-que-esto-no-se-mueve-y-ya-estoy-desesperado-porque-el-banco-me-está-apretando-y,claro,yo-tengo-una-familia-que-mantener-y-blablabla".

Oye,tronco, que yo sólo te iba a dar la mano...

O la que lloraba desconsoladamente porque la empresa le había cambiado sin ton ni son el horario de la última década, lloraba desconsoladamente a la hora de firmar la demanda contra su empresa de toda la vida, lloraba a mares cuando supo la fecha del juicio y lloraba como una Magdalena cuando le notifiqué la sentencia que estimaba su demanda porque se cernían dudas en torno a su futuro profesional en la empresa. Una señora de nombre Gata Flora: si se la metes chilla y si se la sacas llora.

Gajes del oficio, supongo.

Y así pasan los días, despachando sin diván. Aprovechando los ratos libres para buscar información sobre el orígen étnico de mis hijos en internet (si alguien encuentra información interesante sobre la etnica Gamo, que me avise), sobre su lugar de nacimiento (Selamber, capital de la región de Kucha, Estado de Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, Etiopia), sobre su pasado y todo eso pensando sobre su futuro.

Todo ha de pasar. Lo malo no dura toda la vida. "El amanecer no dura toda la mañana, la tormenta no dura todo el día. Todo debe pasar de largo".


viernes, 9 de julio de 2010

Cerebro de pulpo.


Hoy, en Facebook, se ha creado un grupo denominado "Queremos que el pulpo Paul sea presidente del gobierno". El cefalópodo de Oberhausen se ha convertido en un acontecimiento mediático por, supuestamente, adivinar los resultados de los partidos del mundial. Hoy he leído que los pulpos son los animales marinos más inteligentes, por lo que no me extrañaría que fuese capaz de tener mayor capacidad de decisión y, sobre todo, mayor inteligencia que la que demuestra ZP. Si Zapatero ha llegado a presidente, qué no podrá lograr un pulpo.

Si un pulpo podría estar capacitado para ser presidente de una nación, un ayuntamiento se le quedaría corto. Y teniendo en cuenta quién dirige la corporación municipal de La Laguna, no un pulpo, sino un mejillón ultracongelado podría ser su sustituto en las próximas elecciones. Seguramente tendría más capacidad.

Resulta que en La Laguna se celebra estos días los actos por la festividad de San Benito Abad. No se trata de las fiestas mayores de la ciudad (eso se reserva para las fiestas del Cristo, en septiembre), sino las fiestas de uno de sus barrios. El barrio de San Benito se extiende desde la rotonda que se encuentra frente a la casa cuartel de la Guardia Civil hasta la esquina donde la calle Marqués de Celada se bifurca en la Calle Maya; a lo ancho, desde los límites del Camino Margallo hasta el Camino Las Gavias. Últimamente sus límites se han extendido hasta la esquina de Marqués de Celada y Maya con la Calle de Las Carretas, lo cual deja mi casa dentro del barrio, que para eso está a dos minutos caminando hasta la puerta de la iglesia.

Sin embargo, el alcalde okupa de La Laguna ha optado por extender la fiesta fuera del barrio, privando a sus vecinos de la mayoría de los actos principales. No sólo ha colocado la elección de la Romera en el Teatro Leal (donde apenas entran 500 personas), sino que en la noche de hoy se celebra el tradicional (?) baile de magos en la Plaza de la Concepción, a los pies de la torre de la iglesia del mismo nombre, extendiéndose hasta el comienzo de la calle Carrera, La Laguna CityCenter. Todo preparado: 3000 asientos, cientos de mesas, 2 escenarios y una orquesta salsera (música tradicional canaria, off course). Para ello, el alcalde, más conocido por ser el administrador de fincas de la que ha venido la empresa constructora más favorecida por la obra pública en el municipio, y su eficiente (?) concejal no electo de fiestas (un kinki con un cargo), han tenido la feliz idea de atascar la entrada de los establecimientos de la zona con las mesas donde se sentará "el pueblo" que pague para ello. Ha sido imposible que nadie, no sólo pudiese pasear por la zona, sino que pudiese entrar al puñado de tiendas que intentan abrirse paso en plena época de crisis, entre ellas el negocio familiar. Ni aviso previo, ni disculpas por las molestias, ni una explicación. Sólo una caja registradora vacía durante todo un día. Auténticamente vergonzoso.

Encima, mañana por la mañana, los restos de comida, basura y meadas de borrachos que se encontarán en el interior de los zaguanes de los negocios no serán limpiados por el servicio municipal de basuras, sino por los empleados de los negocios afectados. Si por mi fuera, le devolvería al alcalde okupa, independentista de rancia cuna, la jugada y mearía en la puerta de su chalecito o, mejor, en la de su despacho municipal. Qué a gusto me quedaría.

miércoles, 7 de julio de 2010

Banderas.

"A San Villa pedimos por ser nuestro goleador, nos guie en el partido y nos de su bendición. ¡Viva San Villa! ¡Gora San Villa!". Bajo una foto fotocopiada del goleador asturiano celebrando un gol con la camiseta de España, ésta era la oración que podía leerse en la puerta de la sala de vistas número cuatro del Tanatorio de lo social ante la sonrisa del personal. "¿Y esto?", pregunté incrédulo a uno de los funcionarios que pasaban por allí. "El jefe", me contestó. Y es que, hasta debajo de la toga, podría haberse vestido "la roja" durante todo el día de hoy.

La última vez que alguien portó una bandera rojigualda por Santa Cruz, según recuerdo leer en la prensa, fue hace un par de años, por la Avenida Marítima y tras un mitin del PP. El resultado, una somanta de ostias recibidas por los porteadores con el posterior escándalo político-ideológico posterior.

A las 18:15 de la tarde semifinalista cerré el chiringuito de las consultas. Ya había avisado: yo soy de los que me concentro, al menos, media hora antes del partido, así que hoy rapidito, que el abogado tiene cosas más importantes que hacer que aguantarle el rollo, señora. Nada más salir del garaje, por delante de las Casas Amarillas veo al primer sujeto llevando al hombro la enseña nacional. Y prometo que nadie iba detrás de él con ánimo de partirle el palo en la crisma. Muchos bares lucían su bandera de España en la puerta, los taxis, los balcones, el carrito de la Calle del Pilar....todos con banderas, eso si, llenas de marcas de dobleces, cosas de tenerlas dobladas en la gaveta y sacarlas sólo cada dos o cuatro años. A la altura de la Plaza del Príncipe la exaltación patria alcanzaba su máxima expresión, con gente de toda edad y condición vistiendo de rojo y amarillo.

Ni que decir tiene que al 90% delos abanderados España, como nación, como estado, como país, se las trae floja. Llevaban la bandera anudada como quien se pone la camiseta de su equipo favorito antes de una final No puede hablarse de patriotismo sino de novelería futbolera, ni más ni menos. No es una ola de españolidad a la que subirse. Esto no es USA, ni Francia, ni Alemania, ni Italia...donde la gente se siente orgullosa de ser de un país y no tiene reparos en demostrarlo. Esto es España, donde pasear una bandera es cosa de fachas, del bando nacional, de españolistas opresores, de los del PP.

De todos modos, la de hoy se recordará como la tarde en la que Santa Cruz, a pesar de su alcalde, a pesar del director de El Dia y a pesar de los cuatro apestados marginales que más que nacional-independentistas son anti-españolistas, parecía de verdad una capital española. Y aún queda el domingo. A más de uno le van a salir ronchas.

viernes, 2 de julio de 2010

La presentación.

La libreria-cafetería donde se celebró la presentación del libro de José María Lizundia "Canarias, diversos nacionalismos" (libro que no me ha dedicado, porque, simplemente, no lo tengo) era, hasta hace apenas unos meses eso, una libreria-cafetería. Visitada tras un tiempo de ausencia compruebo que ha pasado a convertirse en cafetería-librería. Donde antes el espacio principal estaba invadido de libros apilados en mesas y estantes, hoy se apiñan unos cuantos sillones de Ikea para que el personal se siente a disfrutar, en un ambiente pretendidamente intelectual, de alguna bebida de esas espirituosas o de alguna infusión, que si te las das de lector en público nada mejor que acompañar la postura con una taza de té. Los libros han quedado aislados en el pasillo de al lado, donde antes era la gente la que se aislaba.

La convocatoria era a las 20 horas y yo, en hispánica impuntualidad, salí de casa cinco minutos antes de la hora. Ni qué decir tiene que llegar tarde a un lugar y cuando el acto está comenzado te da el nivel de protagonismo que nunca tendrías llegando el primero, donde comienzas a sentir como te vas hundiendo en el fango del anonimato a medida que el lugar se va llenando de gente. Sin embargo, oh pobre de mi, llegando tres minutos sobre la hora prevista, apenas había concurrencia y el protagonista y sus acólitos apuraban una cerveza en la puerta del local, mirando a la calle, como la chiquillería que se aposta cualquier noche de fin de semana en las puertas del Strasse o de La Herradura.

La ocasión obligaba a cerrar, o al menos suturar, una herida abierta hace por lo menos 15 años con un apretón de manos. Los años han hecho que deje de ser rencoroso y a que perdone fácilmente. Siempre padecí de esa enfermedad, se ha ido agravando y aún no le he encontrado cura.

Autor, introductores del acto, invitados, Rafa, público en general y un espontáneo que, estoy seguro, formaba parte del show, una parte más de la performance, conformaban la audiencia. A la finalización de la disertación del hermano putativo, desarrollada al más puro estilo de la presentación de las conclusiones finales en un juicio con jurado popular en una película made in USA, un individuo de alopécico pelo graso se levantó de su sillón para encararse al ponente y espetarle un "qué sabrás tu del sentimiento canario", mientras le señalaba con un dedo índice pseudo amenazante. Tras ello, marchó y más nunca se supo de él. Seguramente estaría en el backstage, mirando tras el telón, esperando a la finalización del acto para salir a saludar a los presentes, de los que recibiría todo tipo de parabienes por su actuación. Cierto es, todo hay que reconocerlo, que el hermano por elección del autor sólo se atrevió a contestar al creemos que vehemente espontáneo cuando salió por la puerta del local. Por si acaso.

El acto se desarrolló de manera ágil, interesante, con momentos "Escenas de matrimonio" al que nos tienen acostumbrado los "hermanos" en sus comparecencias conjuntas, haciendo valer el autor su inexpugnable condición de español sobre todas las cosas, pero sin caer en la exaltación del nacionalismo hispano. Pero del libro y del tema del libro no voy a hablar, porque me interesa más el detalle y la anécdota que tener que explicarle a alguien que no conozco los términos del debate. No me pagan por ello.

Al autor lo dejé firmando felizmente ejemplares a una pareja de fans-groupies enfervorecidas que le pedían una dedicatoria en la primera página par del libro. "¿Has comprado el libro ya, Tox? Bueno, no me importa".