miércoles, 28 de octubre de 2009

El cliente siempre tiene la razón.

Es la primera vez que me pasa. Te encargan un tema, lo preparas, lo ganas y te piden la factura. Evidentemente, esto no es la primera vez que me pasa (de vez en cuando me da por ganar pleitos, fíjate tú), pero si lo que le sigue.

Miro los honorarios de eso que llaman Colegio, me parece indecente cobrar esa cantidad por ese trabajo. Entiendo, en ese momento, que efectivamente debe ser cierto eso de que hay gente que hace dinero dedicándose a ésto. Debo ser el último idiota de la profesión, y no será porque no hayan idiotas. Aplico un porcentaje de descuento a la cantidad. ¿Clavar al cliente dándote igual si vuelve otra vez o rebajar la factura para fidelizarlo? Siempre he optado por lo segundo (otra cosa es que al final paguen -hoy le he mandado un email a uno: o me pagas o me cago en tus muelas-).

Factura en un sobre cerrado, confidencialidad ante todo. Pues va el cliente y en lugar de quejarse, me dice que nada de aplicar descuentos, que le pase la factura con la cuantía indecente. Vivir para ver.

Toda mi vida he sido un chico obediente. El cliente siempre tiene la razón.

2 comentarios:

clandestino dijo...

Los hay gilipollas ...

Cris dijo...

Lo que va después de gilipollas, diría yo...