miércoles, 28 de octubre de 2009

El cliente siempre tiene la razón.

Es la primera vez que me pasa. Te encargan un tema, lo preparas, lo ganas y te piden la factura. Evidentemente, esto no es la primera vez que me pasa (de vez en cuando me da por ganar pleitos, fíjate tú), pero si lo que le sigue.

Miro los honorarios de eso que llaman Colegio, me parece indecente cobrar esa cantidad por ese trabajo. Entiendo, en ese momento, que efectivamente debe ser cierto eso de que hay gente que hace dinero dedicándose a ésto. Debo ser el último idiota de la profesión, y no será porque no hayan idiotas. Aplico un porcentaje de descuento a la cantidad. ¿Clavar al cliente dándote igual si vuelve otra vez o rebajar la factura para fidelizarlo? Siempre he optado por lo segundo (otra cosa es que al final paguen -hoy le he mandado un email a uno: o me pagas o me cago en tus muelas-).

Factura en un sobre cerrado, confidencialidad ante todo. Pues va el cliente y en lugar de quejarse, me dice que nada de aplicar descuentos, que le pase la factura con la cuantía indecente. Vivir para ver.

Toda mi vida he sido un chico obediente. El cliente siempre tiene la razón.

sábado, 24 de octubre de 2009

Mi hermanilla (de plátano)

Hipocresía bancaria.

Iba a escribir sobre el derby de baloncesto que viví anoche en el Ríos Tejera de La Laguna, no desde el punto de vista de cronista deportivo, sino desde la perspectiva de aficionado primerizo en ese espectáculo insertado entre los aficionados del equipo visitante. Fantástico, por cierto, sin ningún tipo de tensión deportiva pero con un calor indescriptible en las gradas. Sólo diré, respecto a esto, que sigo pensando que el aficionado lagunero es un ser fanático, exaltado y que reafirmo mi manía hacía los equipos que visten de amarillo.

Pero a lo que vamos. Esta mañana he ido al banco a cobrar unos mandamientos de pago del Juzgado por unas costas ganadas a los malos. He ido de sábado, vaqueros, camiseta y mi ya típica barba. El caso es que ya no puedo verme sin ella, cuando me afeito no me reconozco en el espejo y como en casa no me ponen pega ninguna a seguir con ella, pues con barba seguiré hasta que me aburra. Además, está de moda: ¿No han visto a Beckham?

Me planto delante de la ventanilla de pagos y le pregunto al sujeto, que también iba de sábado campestre, si me pagaba presentando el pasaporte (perdí el DNI vete a saber cuándo y dónde), respondiéndome que sólo si le presentaba la denuncia por la pérdida del carnet. "Lo he perdido, no me lo han sustraído", le respondí, a lo que el sujeto bajo la cabeza y pareció mascullar algo entre dientes.

Pero como la hipocresía humana no tiene límites, a los 30 segundos y mientras inspeccionaba el contenido de los mandamientos, me dice "¿eres letrado?" y acto seguido empieza a venderme las bondades de su banco, de la necesidad de hacerme una cuenta especial para abogados, de lo cómodo que sería, etcétera. De hecho, tras darme el dinero, dejó desatendida la ventanilla y a las 3 personas que hacían cola para ir hasta el fondo de la oficina a buscar un panfleto publicitario sobre las maravillas que me ofrecería el banco en cuestión.

Manda huevos. Dos minutos antes no me iba a pagar el dinero porque no le presentaba una denuncia sobre la pérdida del DNI y, cuando comprueba mi profesión (y, fundamentalmente, la posibilidad de hacer negocio) pierde el culo por atenderme.

Pues ahora lo tengo más claro aún. Si a los bancos, ni agua, a ese mucho menos.

jueves, 22 de octubre de 2009

Foto con final abierto.

Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera, y Paulino Rivero, presidente de Canarias. Hagan sus comentarios....¿qué están haciendo estos dos pollos en la foto?

a) Acaban de marcar un gol y se besan el anillo.
b) Se están quitando un trozo de carnefiesta de los dientes con un palillo.
c) Se creen que nos chupamos un dedo y predican con el ejemplo.
d) Están mamados en medio de una boda.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Otro día de la marmota.

Como dice el que se echa unas risas a mi costa (y yo a la de él) sobre mi abstemia voluntaria, si no he escrito nada estos días es porque no he tenido nada que contar. La verdad es que esta mañana me he levantado con la sensación de ser otro "día de la marmota", o sea, la repetición de la repetición del día anterior, lo cual hace apasionante (nótese la ironía) el despertar de cada día. En fin, qué le vamos a hacer. Otra mañana perdida en el Tanatorio de Justicia y una tarde de cuatro horas seguidas de consultas, una detrás de otra, siendo abogado, psicoanalista y cura confesor.

Esta mañana, un taxista caradura, licencia 678 de Santa Cruz (aviso a navegantes) nos ha dado un tour turístico por la ciudad para hacer un recorrido de menos de 10 minutos. Todo por algo más de 4 euros para hacer una distancia, al menos, 1 euro más barata. Y encima el taxi apestaba e iba fatal de embrague.

Por la noche, tras llegar sobre eso de las nueve, una recomendación televisiva. Canal Viajar. Programa "Oz y James brindan por Gran Bretaña", en el que un crítico de vinos irlandes y un excéntrico periodista inglés viajan con su caravana, tirada por un Rolls Royce, en búsqueda de la bebida que mejor representa a Gran Bretaña. Vamos, que se pasan todo el programa bebiendo cervezas de todo tipo. Recomendable 100%.

martes, 13 de octubre de 2009

Dormir bajo las estrellas.

Las sensaciones de pasar cuarenta y ocho horas en Las Cañadas del Teide son múltiples, difícilmente descriptibles.

Sentarse en una hamaca, arropándose con una manta del frío seco, mirando sobre nuestras cabezas millones interminables de estrellas en una noche casi sin luna. Sentirse gigante observando todos los ángulos de la isla a nuestros pies desde casi 3600 metros de altura mientras casi tocamos con la punta de los dedos el pico del volcán. Caminar por senderos empedrados de fuerte desnivel por los que el único sonido que se escucha es el la piedra pómez crujiendo bajo las suelas. Ver el espectáculo de la puesta de sol tras las paredes del circo de Las Cañadas, tiñiendo de rojo otoñal los roques de García. El olor a azufre de la cumbre. El ardor de unos labios cuarteados por el sol y la humedad. Andar sobre paisajes marcianos rodeados de esqueletos de tajinastes que en primavera habían estado en flor.


¿Hace falta salir de la isla para disfrutar de lo inédito? No. Sólo cuarenta y ocho horas para descubrir que el Teide no es ese sitio donde ir a pasar un rato del domingo, ver el paisaje del camino, aparcar el coche, asomarse al Llano de Ucanca y regresar para tomar café en el Puerto de la Cruz. El Teide es para caminarlo, ver lo que siendo isleños se nos escapa a nuestros ojos, pasar la noche allí y comprobar como eso que llaman Vía Láctea existe sin dejar de pedir deseos al paso de las estrellas fugaces.

PD: La foto es mía. Habrá más.

lunes, 12 de octubre de 2009

Una de Ibérico.

Casi podría llegar a afirmar que lo mejor del Parador de Las Cañadas no es el hotel, ni el entorno en el que se encuentra, sino el maitre de su restaurante. Comer allí es una gozada, no sólo porque por el ventanal nos vigila imponente el Teide, sino porque la calidad de la carta es simplemente espectacular.

El sábado compartimos minutos de almuerzo (de espacio vital, ojo) con la ministra Cristina Garmendia, que pasaba por allí desconocedora de la reivindicación presupuestaria que más abajo, en este mismo blog, hacía el comensal de la mesa de detrás. El domingo, el repelentísimo y más cursi que Colorín, Juan Cruz compartía mesa con Manuel Vicent, una periodista de Televisión Española (el presentador del Telediario del fin de semana es bajito....), dos sujetos sin identificar y una señora con una gorra azul con letras colgada en su silla, en la que podía leerse "Ser portuense".

El sábado, al llegar al restaurante, se nos presentó el Maitre, con señor bajito con aspecto de gnomo rubio. Tras entregarnos la carta, el recitar de las viandas a degustar era seguido por un "será un placer" por su parte.

El sábado, ligeramente pasadas las nueve de la noche, nos sentamos en la mesa previamente reservada, con absurdas vistas a los reflejos del restaurante, ya que aunque de frente estaba el Teide, como es lógico a esas horas, fuera no se atisbaba el más mínimo resquicio de luz.

"Buenas noches, señores. Su habitación es la 115. ¿Qué van a tomar?".

Tras minutos de deliberación habiamos decidimos no tomar aperitivo (el almuerzo había sido opíparo), sino pasar directamente al plato principal, pero para el señor Maitre eso era inconcebible: "Eso no es forma de aprovechar la pensión completa, señores. Les podemos poner media de almogrote con queso fresco."

Esa sugerencia fue seguida con un gesto de desaprobación por mi parte y con un "umm, no me gusta el almogrote". A esa frase, el maitre-gnomo respondió rápidamente. Puso una de sus manos sobre la carta que reposaba sobre la mesa y espetó "Pues yo pongo ahora la mano aquí y usted me clava un tenedor, que tampoco me gusta".

Ésta es la mía, me dije. "Bueno, pues nos va a poner un plato de ese jamón ibérico (veintipico euros) de la carta". Eso no va incluído en la carta de la pensión completa, se apresuró a decir....para decir a continuación "pero me voy a hacer el escandinavo y voy a colar un poco de jamón como plato incluído".

Pues con esas, tocaba esperar por el poco de jamón. Al par de minutos apareció el camarero de Carabobo, chaleco amarillo, con un platito con dos montaditos de ibérico. Otro par de minutos para tragarlos. Pues bueno, el maitre se ha enrrollado, pensé. Y pensé mal.

A los cinco minutos, el camarero del fajín rojo, vestido de mago de la Orotava, nos suelta sobre la mesa un plato de cuarenta centímetros de diámetro lleno de jamón. Lonchas finas, jugosas, olorosas.

"Eeehh....ummmm.....creo que hay un error. Esto no es para nosotros.....ya nos han traído el jamón.....", dije con la cara más roja que el jamón del plato.

"No, señor. Lo de antes era el aperitivo."

Toma, toma. Un plato de ibérico que perfectamente podía haber dado de comer a toda la sala diciendo cómeme sólo a mi. Si no estaba todo el cochino en el plato, poco le faltaba. Una hartada de colesterol.

Cumplió el maitre. El ibérico apareció en el plato y no en la factura. Pena no haber podido despedirnos de él para agradecerle el gesto.

viernes, 9 de octubre de 2009

Malgastado euro.

Es una pena que las decenas de excelentes profesionales del periódico "El Día", el más vendido del archipiélago, tengan que soportar que el diario se haya convertido hoy en una edición del semanal "El Jueves". Viendo la portada de hoy, a colación de la visita del Consejo de Ministros a las islas, ya podemos comprender porqué hay una mancha de mierda flotando frente a las costas de Santa Cruz. Son los restos de la tinta.

Obama, premio Nobel.

Barack Obama es como la salsa de todos los platos. Está en todos sitios y todos quieren estar con él. Esa foto, ese apretón de manos, se cotiza a precio de barril de Brendt. Y hoy van y le conceden el Premio Nobel de la paz. Parece que a los de la academia sueca esa también les mola sacarse una foto con el primerpresidenteafroamericano de la histora de los usamericanos.

Es curioso que le den el premio Nobel de la paz al presidente del estado que fabrica y vende el mayor porcentaje de armas de guerra del planeta. O al presidente de un estado donde existe la pena de muerte o el uso libre de armas de fuego. En ninguna de las tres cosas, por ejemplo, ha hecho nada para abolir esas situaciones.

El presidente del país que mantiene más tropas en Afganistán y en Irak, que está en conflicto con Corea del Norte, que mantiene el bloqueo a Cuba, que no recibe al Dalai Lama en la Casa Blanca para no entorpecer sus relaciones con el demcrático régimen chino, que mantiene abierto Guantánamo,..... premio Nobel de la paz. Manda cojones.

¿Qué va a ser lo próximo? ¿Leyre Pajín, Miss mundo? ¿Francisco Camps, premio al juego limpio? ¿Belén Esteban, premio Emmy?

Que paren el mundo que yo me bajo aquí. Si don Alfred levantara la cabeza mojaba toda la pólvora de la dinamita que inventó.

martes, 6 de octubre de 2009

Españoles por el mundo.

Viendo el programa "Españoles por el mundo" (La 1, martes noche), da la sensación que toda la comunidad española fuera de las fronteras del país es inmensamente feliz. Todos viven en ciudades de ensueño, trabajan en lo que les gusta y han huído casi definitivamente de sus rutinas y de las miserías de su tierra natal. Lógicamente la imagen debe estar destorsionada. Si hicieran un programa de "españoles en Mongolia" o "españoles en Guinea Conakcry" posiblemente la percepción fuese diferente.

Pero quedémonos con lo positivo. Yo también quisiera irme al extranjero, montar un restaurante de comida española en un país más o menos lejano (la distancia no importa), tener colgada en al habitación una bandera rojigualda, una gitana sobre el televisor y emocionarme escuchando a Manolo Escobar. Si se me va a quedar la cara de pollaboba feliz que tienen los de la tele, empezaré a pensar en sacarme los pasajes.

A ver si elegimos país y nos piramos.