miércoles, 9 de septiembre de 2009

Nueve del nueve del nueve.

Llevo unos días bajo de ánimo y no sé por qué. Me siento tristón sin tener motivo aparente. No, no se trata de depresión post-vacacional, eso se lo vamos a dejar a los funcionarios, siempre tan atareados y de buen humor ellos.

Será que los días empiezan a ser más cortos, será que empieza a refrescar en La Laguna, donde ya apenas se ve el sol, será que pierdo fuelle como escritor bloguero y cada día me motiva menos, será que ayer el ordenador portátil con el que trabajo dijo basta y se apagó para no volver....será. Lo único cierto es que no tengo una razón objetiva.

En esta media semana, por el pasillo ancho de la sala de espera del Juzgado-tanatorio, no he encontrado nada, ni nadie realmente motivante. Siempre las mismas caras, siempre con sus mismas neuras, siempre con sus mismas prisas, siempre con sus mismas conversaciones, siempre con sus mismos tópicos. Esta mañana, haciendo la habitual hora de espera para que me tocara el turno de carnicería en la sala 4, recorrí el pasillo de punta a cabo siete veces en busca de alguna conversación que me escondiera de un rumano gigantón y de su ex-jefe, un italiano dedicado a negocios turbios en esa pequeña Sicilia llamada Playa de Las Américas. Al final, hasta el rumano, chapurreante de castellano, tenía mejor conversación.

A mediodia, caminando por la calle, me crucé con M.S. Ambos íbamos abstraídos con un par de cascos en las orejas escuchando alguna de nuestras músicas favoritas y apenas acertamos a hacernos un gesto con la mano. Tiene buen gusto M.S. para la música, entiende, tenemos muchos gustos comunes y es un tipo que se sale del grisaceo medio del colectivo. Merece mucho la pena este M.S.

Por la tarde, cuatro horas seguidas de consulta, sin parar, que evitaron que pudiera acudir a echarme unos largos en la piscina, donde me he acostumbrado, a la fuerza a ir. Mañana.

Un 9 del 9 del 2009 para olvidar. A ver si los matados que están apostados debajo de la ventana del salón, al calor de la hamburguesería colombiana del toldo naranja, se van a la cama y dejan de darme el coñazo.

2 comentarios:

clandestino dijo...

Pues claro que el rumano tiene mejor conversación que los grises, que en la transición eran los polis pero hoy son claramente la mayoría de los (i)letrados y graduados (in)socia(b)les.
Doy fe que M.S. no es grís, ni mucho menos, tiene una paleta de colores impresionante. Animo. Salu2.

Anónimo dijo...

M.S.S.es mi amigo y junto a J.M.L.Z fuimos triunvirato durante varios años. He dicho.