viernes, 11 de septiembre de 2009

Belén Esteban o el triunfo de la mierda.

Vivir del cuento durante una temporada. es fácil Hacerlo durante una década es dificil. Me temo que, visto lo visto, lo hará durante toda su vida. Vivir sin pegar golpe, vendiendo la vida privada por el mero hecho de haberse quedado preñada de un torero y pasear chabacanería por los platós de televisión, no tiene mayor mérito que el de aprovecharse de una televisión hecha a la medida de la gente. Que la tele da lo que el público quiere, no hay duda. Porque esta sociedad falta de educación, desinformada y enmerdada merece que personajes como la Esteban sean iconos televisivos del siglo XXI.

¿Qué esperamos de una sociedad llena de changas, chabacanos, elementos barriada, hijos del reguetón, gorras para atrás, pantalones caidos y tangas al aire? Porque el fulano con gorra y coche tuneado y la gordita que, sin pudor, se pone pantalones estrechos y enseña ombligo celulitico através de un top representan a gran parte de la sociedad. Las niñas quieren ser Belén Esteban, la "triunfadora" chica de barrio. Si ella pudo, nosotros-as, también.

Una madre coraje, la voz del pueblo. Del pueblo atontado que gasta minutos de su vida interesándose, y hasta echando lágrimas, por una vaga que vive del cuento de su hija y de la familia del padre de su hija. La princesa del Carrefour, la duquesa de la inmundicia humana más asquerosa secundada desde la pantalla por una banda de pseudo-periodistas, freaks y señoras de pueblo que, a cambio de un bocadillo y de ver a su ídolo de cerca, se prestan a hacer de payaso como público vociferante. El glamour de la defecación.

Pero, en todo caso, y sea cual sea el color político, sea el pais que sea, esto los tiene entretenidos. Pan, circo y payasos. ¿Me entiendes?

1 comentario:

Unknown dijo...

No le quito ni una coma amigo. Como mínimo nauseabundo y honestamente sería justo para su niña que la apartaran de su lado y le dieran una familia que realmente le inculque valores, porque de permitirle que siga utilizando a su hija como método de lucrarse, esta niña terminará formando parte, en este caso de manera directa, del circo montado entorno suyo... al tiempo.