martes, 23 de junio de 2009

Ausencias injustificadas.

A poco que sean inteligentes se habrán dado cuenta que tengo el blog abandonado. La cuestión es simple: me estoy empezando a aburrir. No se me viene nada inteligente a la cabeza y por más que lo intento no me fluyen las palabras de los dedos. Y no será por falta de asuntos o de anécdotas más o menos absurdas que injustifiquen mis ausencias.

Sin ir más lejos, la noche del sábado asistimos atónitos a un espectáculo de primera en La Laguna. De paso por el Casino de La Laguna, uno de esos clubes sociales rancios de pueblo, spudimos ver cómo salía gente más o menos elegante de su interior mientras que por la escalera que baja de la planta superior, y que se ve desde la puerta principal, una señorita vestida de largo y cogida de la mano sutilmente por un señor que estaba a su lado, bajaba la escalera cantando aquello de "agradecida y emocionada, solamente puedo decir gracias por venir" como si se tratara de un aria operística, o sea, con ritmo y tono de soprano del tres al cuarto. El espectáculo, por lamentable, era digno de película costumbrista española. Una mezcla entre Lina Morgan y Maria Callas.

Pero ni por esas tengo motivación para escribir. Las historias del matadero-tanatorio me aburren soberanamente, hace tiemp que no recibo ningún asunto interesante y tengo el trabajo al día.

Sólo me queda llenar el blog de las chorradas que se va encontrando uno por internet, como ésta de la señora de Costa Rica que le ha metido un mordisco a su pareja en salva sea la parte (o, mejor, las partes) porque mientras bailaban el mambo horizontal, en un momento de apasionamiento, él le dijo "cómame, cómame todo". Ella, obediente y sumisa, así lo hizo y le arrancó un pedazo del ya ex miembro viril.

En todo caso, quédemonos con el detalle: eran muy educados; se trataban de usted.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el calor.

Unknown dijo...

Me has dejado de piedra con lo de la mujer costarricense, ¡UF!.

Lo peor es la monotonia que muchas veces se ancla en nuestra vida. Y que nos hace buscar nuevos horizontes y retos que cumplir.

Yo suelo decir que muchas veces el "diablo" que tengo en la cabeza, se tiene que enfadar para poder escribir algo o sobre algo, sino como tu dices las palabras no surgen de los dedos.

Un saludo.

Anónimo dijo...

No..., no es el calor... es el inmenso pasillo del matadero-tanatorio.