Vivimos en una sociedad en la que lo estético prima sobre todo lo demás. Sobre lo práctico, sobre lo moral, sobre lo profesional, sobre lo inteligente. Aunque el refranero, que es sabio, dice que las apariencias engañan, algunos se engañan a si mismos y a los que tienen a su alrededor para hacerles creer que la apariencia les da un plus. Así, en esta profesión nuestra que nos ha tocado sufrir, vemos como se ha proclamado el triunfo de lo estético. Por los pasillos del Palacio de las Injusticias e, incluso, por los del Nou Palau (que sólo tiene 2 pasillos, todo dicho sea de paso: el central de la entrada y un largo pasillo de entrada backdoor, ya que todo lo demás son recovecos asfixiantes) pueden verse a esos-as impolutos-as, por fuera, abogados-as de pelo engominado e impecable traje caro -ellos-,uñas de maniquí y mechas rubías -ellas-.
La generación de abogados marca "laleydelosángeles" o las Allys Macbeales de turno se han forjado alrededor de esos despachos de caché, videoconferencia y scouting alejados de la pelea diaria de la calle. Los que no se han criado a los pechos de esos despachos, en su gran mayoría, lo han hecho en torno a un quiero y no puedo constante: quiero aparentar pertenecer a una gran firma pero no puedo ocultar que no soy más que un pringado con disfraz.
Cuando dejé de ponerme traje y corbata a diario los que la llevaban (y llevan) dejaron de mirarme como un igual entre ellos. He de reconocer, no obstante, que cuando empecé a llevarlos ocurrió lo mismo con los que compartía hasta entonces informalidad en el vestir. Ahora, si me apetece, voy a celebrar con un vaquero, una camisa y una corbata de quita y pon en el baño del Nou Palau o, directamente, en esa sala de espera de aspecto de tanatorio. Hay días en los que Lizundia (quién si no) me pregunta si pretendo entrar a celebrar de tal guisa, precisamente él, el más digno representante de la moda indie-urban-lawyer.
Todo esto viene a colación porque hoy me las he tenido que ver con uno de esos personajes que visten Armani, corbata de Loewe, brillantísimos mocasines Lotusse (cómo harán para tener esos zapatos tan brillantes....) y Rolex en la muñeca pero que, una vez se ponen la toga, se les apaga el brillo de su apariencia y la luz que irradian termina siendo absorbida por el agujero negro de sus cerebros. Esto no significa que nadie sea más listo que nadie, ni que tenga mayor capacidad, o que sea mejor o peor profesional (en esta jungla cada uno escapa como sabe), sino que, por fortuna para nosotros, ni esto es USA, ni la imagen distorsionada que cine y televisión pretenden dar de la profesión en España.
A estos, a los que sólo les preocupa la estética, la agresividad y competitividad mal entendidos, les encantaría tener un despacho en la planta 35 de un edificio de Manhattan, con un despacho presidido por un gran ventanal con vistas a la Gran Manzana, una secretaria que les traiga café en su taza favorita y tomarse una copa en el bar de moda a la salida del trabajo.
Yo, sin embargo, sigo prefiriendo a todo esto, por ejemplo, esa corbata de Scooby-doo, o la del pato Donald, con la que celebra nuestro amigo Miguel Ángel. Al menos es auténtico y no un producto edulcorado.
6 comentarios:
Menos mal que en mi mundillo profesional esas cosas no se ven casi nada. La verdad es que tiene que ser vomitivo vivir en ese tipo de mundo donde lo que cuenta es tener un rolex.
Tu comentario me hizo recordar algo que llevo pensando hace días: ultimamente se ven muchos "elementos de barriada" (por llamarlos de alguna manera, no confundir con toda la gente que vive en barriadas)con pantalón vaquero con el logo de Armani, gafas de sol de la marca más cara del mundo que se te pueda ocurrir, bolso Tous o Carolina Herrera (un clásico ya entre las doñas).....¿a quién pretenden engañar?
Vale que una de esas pijas de "quiero y no puedo" se compre una falsificación de bolso Tous y quizás hasta cuele, pero hay ciertos sujetos que bueno.....¿es que se creen que la gente que los ve es tonta o qué? Creo que hay que ser muy poco listo para hacer algo así. Y lo peor es que lo hace muchísima gente. Vas al carrefour y los ves a todos allí!
Me resulta tan patético una corbata de Loewe amarilla fosforescente como otra negra de pluto donde resaltan orejas y dientes. Un traje de Hugo Boss azul con brillos grises al que no le quitan la etiqueta de la manga, como esas chaquetas laguneras con más lámparas que la casa de un judío. Esos zapatos de Gucci a juego con la correa del reloj de la marca rojiverde (colores inmezclables, voto a Bríos, vive Dios), como esos zapatos marrones con cordones amarillos y suela de gomático .... Ya es que no sé qué ponerme. ¿Qué hago? Firmado, un esteta.
Clandestino: sé tu mismo.
Se que se han entrometido contigo en un blog y lo deploro.
Me gusta ver los perros ladrar.
Joder Fran, esta vez te has superado.
Bravo, bravo, bravo.....
Es como si lo hubiera escrito yo.
¡El abogado es un togado y no un bobo maquillado!
Por cierto, seguro que llevan calzoncillos Dustin estilo Tarzán.
Claro, como no se les ve...
¿Y eso que dice Eclair del blog?
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