viernes, 12 de junio de 2009

Ascenso.


El 17 de junio de 2001 había amanecido despejado, no podía ser de otro modo. La entrada del verano estaba cercano y sólo alguna nube hacía que el cielo se tiñese de un tono azul y blanco premonitorio.

Me había hecho la promesa a mi mismo de que no lo vería. A las cinco de la tarde era la cita y minutos antes del inicio íbamos en el coche, por la autopista del norte, con la radio apagada. Silencio tenso, aislamiento total. Después de media hora de recorrido, minuto más, minuto menos, llegamos a La Corona. La Corona es probablemente la cota más alta de Los Realejos, donde se sitúan todos los repetidores y antenas de telecomunicaciones para el norte de la isla y de donde, también, se lanzan temerarios parapentistas que luego aterrizan en las arenas negras de la playa de El Socorro.

En La Corona el azul del cielo se había transformado en el gris de la neblina que, con el paso de los minutos, empezaba a ser cada vez más espesa, aunque no pasó de ser algo más que sentirse estar metido dentro de una nube. Otra premonición. Allí estar aislado del mundo es posible, ya que no hay cobertura, las emisoras de radio se entremezclan de forma que las hacen inaudibles y no hay visión alguna de lo que pasa allá abajo. El sitio perfecto donde perder 90 minutos. Aún así, a los tres cuartos de hora de llegar no pude resistir la tentación de poner la radio y esperar noticias, en aquel momento malas.


Temperamental e impaciente, a falta de 15 minutos metí la llave en el contacto y pusimos rumbo hacía la civilización. A mitad del camino, de repente y como un trueno, oimos un grito que salía de los bares del Realejo Alto. Gritos, gente saltando.....pon la radio, pon la radio.....Quedaban pocos minutos. Un gol, un grito, un puño al cielo.

Cuando llegamos a nuestro destino, todo eran abrazos, besos, felicidad, nervios a flor de piel que empezaban a destensarse. Sin uñas, con las cutículas ensangrentadas, el perro, mezcla de Yorkside y de nada, ladraba asustado ante la visión de una locura a través de barrotes verdes del balcón. Cojemos las reliquias, puestas al cuello, y rodamos hacia el Puerto de la Cruz sin parar de tocar el claxón de un Seat Ibiza rojo pasión.

Masas alborotadas en el muelle, más saltos, más gritos, más alegrías. Agua para sofocar el calor, alcohol para celebrar el triunfo. El lunes siguiente el despertador sonó a la misma hora, pero la resaca victoriosa hacía que todos marchásemos a nuestras respectivas ocupaciones con el pecho henchido de orgullo. Éramos de primera. Aquel 17 de junio de 2001 la angustia se hizo alegría.


Ocho años más tarde, al filo de las siete y media de la tarde del sábado 13 de junio de 2009, festividad de San Antonio, puede conseguirse. La larga travesía por el desierto de la mediocridad, de las penas y las lágrimas puede terminar en tan sólo 90 minutos.

7 comentarios:

El Abogado Chalado dijo...

Aquel día de 2001 no hacía ni un año desde que me encontraba viviendo en la isla.
Y aquel mismo día, con toda la gente en la calles teñidas de blanquiazul pensé que probablemente no todo en mi vida tenía que ser tan diferente.
Azul y blanco, blanco y azul. Colores que desde crñio fueron para mí sinónimo de felicidad, de triunfos, de emociones.
Un año después bajábamos los dos de golpe y por primera vez en mi existencia sabía lo que era el infierno de la segunda.
Hoy ocho después volveremos a subir de nuevo si Dios quiere con la cabeza bien alta.
Amigo Fran, que lo que el fútbol ha unido no lo separe el hombre.

Unknown dijo...

Vamos Tenerife hoy hacemos historia!!

Cris dijo...

Pues esta tarde cambiaremos la Plaza del Charco del Puerto de la Cruz por la Charca del Puerto de Santa Cruz... Jajaja.
Gracias por estos años blanquiazules juntos.

eclair dijo...

Así se escribe. En cuanto a lo de Cris, que creo conocer su blog, no alcanzo a comprender la perversión de los años blanquiazules. La supongo ligada al fetichismo.

Anónimo dijo...

Tener un día DINAMITA mi amigo!

Anónimo dijo...

hola, Chicos, Yo sólo quería hacer una observación rápida de decir que me alegro de haber encontrado tu blog. Gracias

Anónimo dijo...

Yo sólo quería hacer un comentario apresurado a decir que estoy contento de haber encontrado tu blog. gracias