martes, 24 de junio de 2008

Correos.



Cuando Correos era Correos (y telégrafos), uno iba a la oficina a poner una carta, a poner un sello o, en el mejor de los casos, poner al dia la cartilla de la Caja Postal. Mi primera libreta de ahorros fue en la Caja Postal, porque sólo en esa entidad se ingresaban las becas. Ahí, también, mi primer embargo de 50 pesetas derivada de una multa por tirar una botella a un campo de fútbol que nunca tiré. En fin.

Hoy, otra vez, he ido a la oficina de Correos de La Laguna. No eran buenas las noticias (profesionales) que traían los sobres, no por resultado de procedimientos, sino por las fechas que elige el Juzgado de turno para los señalamientos. Como ya me echaron una vez del trabajo por meterme (presuntamente) con la superioridad, mejor me muerdo la lengua esta vez, porque lo que me sale por la boca no es ni una millonésima parte de lo que escribí aquella vez.

Las oficinas de Correos de ahora son un mundo aparte respecto de lo que eran antes. Ya no se hace fila inda, sino que se espera turno después de coger el numerito en la máquina (casi siempre estropeada) de la entrada con ese complicado sistema de turnos A224 ventana 1, C039 ventana 2, D541 ventana 3....

Ahora las oficinas son un gran estanco. Además de poner o recoger una carta o paquete, además de comprar el sello (o esa pegatina que ha sustituido a los sellos desde hace mucho tiempo), ahora puedes comprar el sobre, el bolígrafo con el que escribir la direccción, el "tipex" con el que corregir el error, una postal con la foto turística absurda de turno, cajas de cd's cargados con cánon, réplicas en miniatura de buzones, pegamentos, chicles, caramelos, tarjetas de memoría informática de 1 Gb, loterías. Además, se han convertido en oficinas donde hacer fotocopias, poner faxes, pagar impuestos, mandar dinero al extranjero, pagar los recibos de la luz y del teléfono y hasta contratar la hipoteca (eso si, ya no con un banco público -como antes- sino con una entidad privada de nombre alemán). Por vender, en la parte baja de la vitrina central de cristal, hoy se vendía hasta una aspiradora. Y todo, con 6 ventanillas y 3 empleados.

Yo apuesto a que dentro de unos años, Correos terminará desarrollando una línea de moda que venderá en sus oficinas, o venderá aspirinas y condones, o se transformará en un 24 horas. Al tiempo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues te dejaste el detalle más curioso, al menos en la oficina de la plaza Santo Domingo en La Laguna: la aspiradora. Sí, venden aspiradoras.

Y tienen unos buzones-hucha que no sé si los venden o qué, porque no les veo el precio, pero que están muy graciosos.

Anónimo dijo...

En la oficina de correos de la plaza de España se venden bicicletas!!!!.
Respecto a lo que dices de los señalamientos, no se si será consuelo pero siempre es preferible un señalamiento absurdo que una Sentencia, siendo esto último, por desgracia, más habitual que lo primero.