18 de junio de 2010. 22:37 en el reloj digital de la esquina inferior derecha de un diminuto portátil apoyado en un cojín sobre mis rodillas. Belén Esteban, como no, brama en la televisión hablando de asuntos sin ningún tipo de interés. Los niños duermen en su cuarto; Cris lo hace en el sofá desde hace 15 minutos.
Hace casi cuatro meses que se decretó el archivo provisional de este blog pero, como bien se ha dicho, se trataba de una situación provisional y, por tanto, susceptible de reapertura en el momento menos pensado. En estos casi 4 meses menos 6 días hay cosas que han cambiado y otras que no.
Tama ya no se limita a un vocabulario de 20 palabras, sino que es capaz de mantener una conversación fluida en un más que correcto español (o castellano). Sus rabietas han dejado de ser habituales y las ha sustituido por actividades como recortar papeles o pintarrajear un puñado de folios. Ya dice tener novia, pide ir a la Iglesia y habla de un tal Jesús: cosas de tenerlo en un colegio religioso. Hace muchos avances en eso de dormir solo en su cama durante toda la noche y en el colegio, compañeros, profesoras y cuidadoras, le guardan un evidente cariño.
Sisay, nuestro pequeño Gran Sisi, sigue creciendo, lo que hace que su ropa quede casi inutilizada de un mes a otro. Ha engordado y ha empezado a decir sus primeras palabras. Baila alegremente por toda la casa al ritmo de las nanas africanas que suenan en el equipo de música, repitiendo, a su manera, las palabras que escucha por los altavoces. La llantina previa a la entrada en la guardería se ha transformado en una altiva actitud de casi desprecio hacia el padre que lo lleva cada mañana, al que sustituye por la manada de crios que se apostan en la puerta para llamarlo a su entrada.
Nuestra vida familiar se ha estabilizado, aprendiendo a convivir en un orden caótico al que no estabamos acostumbrados tras 6 años de perfecto concierto. Ya los horarios no son un problema, ni las comidas, ni los sueños, ni las lágrimas.
Lo que no cambia. Los nervios, la tensión, los sinsabores, las decepciones, el aburrimiento, los enfados, el abismo hacia el infarto, las prisas, las horas perdidas.....derivadas de una profesión a la que, como ya he dicho varias veces, he empezado a tenerle manía. Funcionarios, de todo rango y condición incompetentes (salvos honrrosas excepciones), clientes cada vez más hostiles, abogados obstusos. Sin embargo, asumiendo que soy un inútil integral que no sabe hacer otra cosa, mi destino es vivir bajo la continua amargura de la abogacía hasta que llegue la edad de la jubilación.
Lizundia, al que le gusta buscarme las vueltas, me cuestiona una y otra vez acerca de la reapertura del blog. "Estoy como un toro en los toriles. Cuando me abran la puerta, no responderé de mis actos", me gusta decirle y se ríe. Y, si, he llegado a la conclusión (estúpida, lo sé) de que un espacio para escribir es una válvula de escape, para quedarse a gusto, liberar tensiones y favorecer el funcionamiento del sistema cardio-respiratorio.
Se levanta el archivo provisional, se retoman las actuaciones y se abre juicio oral contra los acontecimientos que surgan. Las partes vuelven a tener plazos, prorrogables eso si, para formular cuantas alegaciones consideren oportunas.
Hace casi cuatro meses que se decretó el archivo provisional de este blog pero, como bien se ha dicho, se trataba de una situación provisional y, por tanto, susceptible de reapertura en el momento menos pensado. En estos casi 4 meses menos 6 días hay cosas que han cambiado y otras que no.
Tama ya no se limita a un vocabulario de 20 palabras, sino que es capaz de mantener una conversación fluida en un más que correcto español (o castellano). Sus rabietas han dejado de ser habituales y las ha sustituido por actividades como recortar papeles o pintarrajear un puñado de folios. Ya dice tener novia, pide ir a la Iglesia y habla de un tal Jesús: cosas de tenerlo en un colegio religioso. Hace muchos avances en eso de dormir solo en su cama durante toda la noche y en el colegio, compañeros, profesoras y cuidadoras, le guardan un evidente cariño.
Sisay, nuestro pequeño Gran Sisi, sigue creciendo, lo que hace que su ropa quede casi inutilizada de un mes a otro. Ha engordado y ha empezado a decir sus primeras palabras. Baila alegremente por toda la casa al ritmo de las nanas africanas que suenan en el equipo de música, repitiendo, a su manera, las palabras que escucha por los altavoces. La llantina previa a la entrada en la guardería se ha transformado en una altiva actitud de casi desprecio hacia el padre que lo lleva cada mañana, al que sustituye por la manada de crios que se apostan en la puerta para llamarlo a su entrada.
Nuestra vida familiar se ha estabilizado, aprendiendo a convivir en un orden caótico al que no estabamos acostumbrados tras 6 años de perfecto concierto. Ya los horarios no son un problema, ni las comidas, ni los sueños, ni las lágrimas.
Lo que no cambia. Los nervios, la tensión, los sinsabores, las decepciones, el aburrimiento, los enfados, el abismo hacia el infarto, las prisas, las horas perdidas.....derivadas de una profesión a la que, como ya he dicho varias veces, he empezado a tenerle manía. Funcionarios, de todo rango y condición incompetentes (salvos honrrosas excepciones), clientes cada vez más hostiles, abogados obstusos. Sin embargo, asumiendo que soy un inútil integral que no sabe hacer otra cosa, mi destino es vivir bajo la continua amargura de la abogacía hasta que llegue la edad de la jubilación.
Lizundia, al que le gusta buscarme las vueltas, me cuestiona una y otra vez acerca de la reapertura del blog. "Estoy como un toro en los toriles. Cuando me abran la puerta, no responderé de mis actos", me gusta decirle y se ríe. Y, si, he llegado a la conclusión (estúpida, lo sé) de que un espacio para escribir es una válvula de escape, para quedarse a gusto, liberar tensiones y favorecer el funcionamiento del sistema cardio-respiratorio.
Se levanta el archivo provisional, se retoman las actuaciones y se abre juicio oral contra los acontecimientos que surgan. Las partes vuelven a tener plazos, prorrogables eso si, para formular cuantas alegaciones consideren oportunas.
1 comentario:
Bienvenido y bienhallado.
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