martes, 21 de diciembre de 2010

Con el corazón partío y la cara muy dura.

Ante la inminencia (y fracaso posterior) de la votación de la Disposición Adicional 2ª de la Ley de Economía Sostenible, conocida popularmente como "Ley Sinde", el cantante Alejandro Sanz posteó en su Twitter lo siguiente: "Qué cobardes los políticos españoles, no van a votar la Ley Sinde porque es impopular....Cobardes e hipócritas".

La Ley Sinde promueve, entre otras cosas, la defensa de los derechos intelectuales a través de una comisión que decidiría qué sitios webs vulneran los derechos de autor para, seguidamente, denunciarlos ante la Audiencia Nacional quien podría decretar la cláusura del sitio en unas horas. O sea, mientras que los juzgados han ido absolviendo a los propietarios de las webs que permiten la descarga o el intercambio de archivos al entenderse que no hay delito al no existir el elemento del "ánimo de lucro", el Gobierno pretende hacer un traje a la medida de quienes, en su gran mayoría, les apoyaron electoralmente. A eso hay que unirle el pago del impuesto revolucionario del "cánon" en soportes para copias privadas, que ataca frontalmente el sagrado derecho a la presunción de inocencia: pagando el cánon, todos somos sospechosos de descargarnos contenidos protegidos para su uso público o lucrativo. Todos, presuntos delincuentes absueltos por el pago de la tasa de marras.

Tipos como Alejandro Sanz se promocionan en las diferentes televisiones públicas de manera gratuita, sacan un disco y salen en los telediarios. Tipos como este Alejandro Sanz ponen las entradas de sus conciertos a precio de oro sabedores que, a pesar de los perjuicios que dicen obtener por las descargas que ellos llaman ilegales, nunca nada mejor que la música en directo. Tipos como Alejandro Sanz recurren al Ministerio de Cultura para obtener subvenciones en productos de cuando menos más que sospechosa calidad a costa del erario público. Pero lo que más jode es que tipos como Alejandro Sanz, que viven en el extranjero, que no pasan al menos medio año en su tierra de nacionalidad y que, por tanto, no pagan impuestos en España, vengan a meterse en asuntos de política interna. Normalmente, en estos asuntos, suelo ser muy radical: si no vives en España por voluntad propia y cuestiones meramente económicas (en Miami deben pagarse menos impuestos, claro), ni dejas un duro en España, no sólo estas inhabilitado para opinar, sino que ni tan siquiera les dejaría votar.

No se ha aprobado la Ley (eso ya lo veremos, cuando pase por Senado y Congreso) porque es "impopular", según el cantamañanas este. Se olvida de un principio básico: se gobierna y se legisla en función de los requerimientos de la mayoría. Y si la mayoría no quiere algo, no hay porque imponerla. A eso no se le llama hipocresia, se le llama democracia.

Que hay que proteger la propiedad intelectual, sin duda. Que hay que buscar mecanismos consensuados entre autores y usuarios, también. Que  no podemos permitir que los autores se queden anclados en la obtención de recursos propia de la primera mitad del siglo XX, por supuesto. Internet lo ha cambiado todo y, a lo peor, algun/a histérico/a aprendir de groopie ha logrado conocer la música de su ahora ídolo, gastando su dinero en sus conciertos y comprando su merchandising, gracias a las descargas en la red. Al final, lo que presuntamente les quitan, se los devuelven por otro lado.
Alejandro, antes Magno, luego Sanz, siempre Sánchez, forrado a costa de hacer subproductos para quinceañeras histéricas, de clavarlas con el precio de la entrada en cada concierto, de recibir royalties derivados de ese pendrive que me compro para guardar mis documentos o el cd de las fotos familiares, de promocionarse en medios públicos.....tendrá el corazón partío, pero también tiene la cara muy dura.

2 comentarios:

clandestino dijo...

Joder, Fran, y eso que no has visto la mansión que tiene en Miami con pista de tenis incluída...tiene más cara que un burro silbando.

eclair dijo...

Vivan tipos como Tox y Nuestro Amado Líder y lugares como Miami.