Pocas semanas más tarde me di cuenta que cada visita tenía nombre, apellidos y razón social en Las Palmas de Gran Canaria. Un mediodía de octubre me plantaron las cientos de visitas enima de una mesa redonda, entogandas unas encimas de otras, en forma de artículos impresos y carta de despido. Bien pensado, y mirándolo con perspectiva, me los pudieron haber entregado para encuadernarlos a modo de libro. En fin.
Hoy me he dado cuenta que a las 12:30 de la mañana (ahora sí puede hacerlo en horas de trabajo, chúpate esa) han entrado al blog 14 personas. Si me descuento a mi mismo, serían 13. 2 desde Venezuela (?) y el resto desde las islas y la península (desde España, no se me pongan tiquismiquis).
He cogido miedo. Visto los antecedentes, no puede ser nada bueno....

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