Este blog es la trepidante aventura de un hombre que no existe en un mundo lleno de peligros. El abajo firmante, un joven solitario embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, dentro de un mundo de criminales que operan al margen de la ley...
domingo, 17 de febrero de 2008
El regreso del idiota.
Me cuesta escribir. No sé aún muy bien por qué. Tengo tiempo, temas sobre los que escribir algunas líneas y sobre mi cabeza no pende el sable del despido en el caso de que a alguno le escandalicen mis escritos. No lo entiendo. Quizás es comodidad, quizás que, por fin, estoy haciendo caso a la que me dice aquello de "ni se te ocurra escribir sobre eso". Gracias, en todo caso a ella por contenerme y gracias a ti, lector, por mantenerte fiel al único diario mensual de la red.
Sin embargo, no puedo abstraerme a poner en conocimiento de mis pocos lectores de una noticia importante: un tonto anda suelto. Si y debe andar por el área metropolitana. A lo mejor se lo han cruzado en la calle, en un paso de peatones o es el conductor que rebusca en sus fosas nasales en la espera del semáforo cada mañana. El personaje en cuestión tiene un ordenador (supongo) y le dejan publicar cosas en un medio escrito, con distribución sin bien desconozco si realmente lo lee alguien.
Ya me dijeron una vez aquello de que me había metido contra la más importante institución de los abogados, algo inconcebible en este siglo que corre, en el que apenas si hay libertad de expresión y democracia. Bueno, para ellos eso no existe. Volvamos al tema.
Los abogados pagamos una cantidad más o menos importante en concepto de cuota bimensual (dependerá del poder adquisitivo de cada cual) y gracias a ello apenas tenemos servicios. Hay que reconocer que éstos han mejorado un poco (se redoblan las comunicaciones por email y ya hasta te envían sms anunciándote que han/hemos subido los honorarios), pero siguen teniendo un punto negro en forma de revista. No entraré a valorar sobre el chorra-reportaje sobre la "paridad" en la profesión, donde nuestros máximos representantes se vanaglorian de haber logrado que haya casi el mismo número de abogados que de abogadas. Un logro en el que nada han participado (salvo que carguen camiones llenos de estudiantes -en paridad, claro- rumbo al Campus de Guajara) pero del que se ponen medallas. En fin.
Tampoco voy a valorar, en este caso, que caigan en el error de publicitar, con unas cuantas páginas, las fiestas de final de año organizadas por la Institución. Destacar de esas páginas, en todo caso, que de las personas que conozco sólo aparece un señor, el amigo JAM. Los demás, o no tienen esa condición o simplemente son desconocidos.
Y en las páginas de la revista de nuestra noble institución es donde el tonto hace de las suyas. Página impar, márgen izquierdo. Columna de noticias breves que pretenden tener cierta gracia. Pero no, no la tienen. En uno de esos breves, el autor, el tonto de turno, aprovecha el dinero de todos los colegiados para escupir sus fobias. Hace referencia a las polémicas declaraciones del Obispo de hace algunas semanas y, sin rubor ni vergüenza, dice que las mismas debieron ser realizadas "bajo la influencia de alguna sustancia psicotrópica" usada para la celebración de las fiestas navideñas.
Yo no profeso religión alguna. No hice la comunión católica y me casé por lo civil. No soy católico, ni musulman, ni judio, ni budista ni de la Iglesia de la Cienciología, pero tengo un grandísimo respeto por quienes profesan y por lo que profesan. Sin embargo, como se ha puesto de moda ser "laico" y anti-religioso, el sujeto de turno hace campaña aprovechando el dinero de todos, realizando un comentario fuera de lugar, con un contenido que pudiera ser considerado ofensivo para los católicos e, incluso, para quienes no lo son. ¿Hay derecho de que en la revista del Colegio se diga que el Obispo hace unas declaraciones bajo la influencia de sustancias psicotrópicas? Resulta repulsivo. Alguien que escribe esas líneas no merece hacerlo bajo las siglas del ICATF. Sólo un tonto puede hacerlo.
PD: Y ahora, que me despidan.
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