jueves, 27 de enero de 2011

When I'm sixty-four.

Empecé a trabajar en septiembre de 1997. A esas alturas de mi vida académica, el derecho penal cerraba la puerta de la licenciatura, así que bajo la excusa de que no iba a perder meses prestando servicio militar o prestación social sustitutoria (para el ejército -probablemente para alguien más también- era un inútil), perdí esos meses compatibilizando las dos asignaturas penales con el incipiente trabajo en el despacho de un abogado. Cuando en octubre de 1998 (tras un notable y un sobresaliente penales obtenidos en junio) me colegié como abogado, seguí en el mismo despacho hasta que se acabó la necesidad de contar conmigo y, sobre todo, el poco dinero que me pagaban. Una mañana, más perdido que un graduado social en una sala de juicio, aparqué mi Seat Ibiza rojo cerca del Parque García Sanabria, me planté en el edificio sindical y me dediqué a presentar currículums. Semanas más tarde, empecé a trabajar.

Durante casi un año, trabajando como un cabrón y echándole las horas que precisaba un individuo sin puta idea de derecho laboral, cobré 50.000 pesetas (300 €) y yo me lo pagaba todo. Y como en aquel momento no me podía permitir darme de alta como autónomo, empecé a pagar eso que llaman Mutualidad de la Abogacía y que no deja de ser un presunto plan de pensiones que, vete tu a saber, si dentro de taitantos años lograrás recuperarlo. Todo un acto de fe. 32 meses más tarde me fui a otro despacho, donde estaba bajo la dependencia de otros, cumplía un horario, recibia instrucciones, me pagaban un salario fijo pero que no me dió de alta en la Seguridad Social, por lo que me mantuve en el pago de la Mutualidad, hasta que un dia, ex lege (que dicen los juristas relamidos, por cojones, que diríamos los que leemos ésto) me tuvieron que dar de alta en la Seguridad Social. Gracias a este blog, esa situación apenas duró año y medio. De ahí, al paro y del paro, de nuevo, a la casa sindical. Mismo problema: poco dinero + asunción de todos los gastos = Mutualidad de la Abogacía. Nadie, ni antes, ni ahora, se preocupó en solucionar esta situación a pesar de mis súplicas.

Pero un dia de julio de 2010, en pleno maremagnum laboral y familiar, con nosecuántos kilos de menos y alguna preocupación, llamo al 012 para pedir cita para mi médico de cabecera y, oh cielos, no tengo derecho a acudir a la sanidad pública, gratuita y universal del Reino de España. Mi seguro médico privado es (mejor, era) lo que se dice una mierda: cuando voy al médico, no quiero entrar por la consulta sospechando si el médico lo es en realidad o no. Mucho dinero invertido en un seguro privado, poca rentabilidad (afortunadamente) y resultados más que mediocres. Yo, con trabajo, mujer , dos hijos y casi 300 kilómetros de carretera a la semana, sin derecho a sanidad pública. Conclusión: cueste lo que cueste, de vuelta al redil de papá Estado, que si me pasa algo, prefiero estar al paraguas de la Seguridad Social que bajo el palio de esa Mutualidad que presume de inversiones millonarias en inmuebles madrileños. Mi dinero se invierte en mi, no en ladrillos ajenos. Así que, desde septiembre, soy autónomo de verdad, de esos dados de alta en la Seguridad Social y en la mutua de accidentes de turno.

Por tanto, cuando me llega una vez al año la vida laboral a casa, no se si reirme o llorar. 13 años de trabajo y apenas 2 años de cotización (los años e la Mutualidad no se computan). 

Eso lo pongo en relación con la reforma de las pensiones. Para cobrar una pensión del 100% necesitaré 35 años más de jubilación. A mis 36 de edad, significa que, teniendo una vida laboral constante e ininterrupida, me jubilaría con 71. Como, además, se va a tomar como base de cálculo los últimos 25 años cotizados, en lugar de los últimos 15 como hasta ahora, a más años, más bases de cotización inferiores a computar, peor media aritmética, pensión más baja de las que se cobran en la actualidad. O sea, hablando en plata, una puta mierda, trabajar más para cobrar menos. Así también mantengo yo el sistema de pensiones, sabiendo que el actual sistema premia a una generación que se pudo incorporar temprano al mercado de trabajo, para castigar a los que se incorporan tarde, bien porque estudian, bien porque no encuentran trabajo, bien porque algún empresario cabrón nunca le dio de alta en la Seguridad Social. Se reforma el sistema sabiendo, de manera muy consciente, de que para la próxima generación de jubilados será imposible jubilarse a los 65 o a los 67, porque necesariamente tendrá que ampliar su vida laboral, al menos, hasta los 70. 

"When I'm sixty four" (Cuando tenga 64), cantaban los Beatles, nos jubilaríamos rodeados de nietos y disfrutando de una vida de retiro. A esa edad aún tendremos que partirnos los cuernos. Todo eso, por supuesto (faltaría más) con el beneplácito de los defensores de los derechos de los trabajadores. Cándido, Toxo, ZP, ministros, presidentes autonómicos, diputados...tienen su futuro asegurado. A los demás, que nos den por saco.

lunes, 24 de enero de 2011

Nada que decir.

Que si, que ya lo sé. Que si, que vale....que hace casi dos semanas que no me asomo por aquí para dar la más mínima señal de vida (no diré "vida inteligente", porque eso sería darme demasiada importancia).Y qué.  Es que no tengo nada que contar. Es que no tengo ninguna inquietud confesable. Es que vivo en la más absoluta de las apatías sociales. Cuando lo más interesante (?) que me ha pasado en este tiempo es que me he abierto una cuenta de Twitter, es que mal está la cosa. Lo que son las cosas: ahora voy de moderno. Blog, Facebook, Twitter, Iphone. Supongo que soy tan aburrido que me veo en la necesidad de ir contándole por ahí al mundo que no lo soy tanto. Qué triste.

Creo que me voy a la cama. Estoy cansado y, total, para estar desperdiciando el tiempo delante de un folio virtual en blanco, casi mejor que me meto a vegetar siete u ocho horas debajo del edredón.

Por cierto, me adelanto: Viva yo y nuestro amado líder.

jueves, 13 de enero de 2011

La Cosa Nostra.

Que en Canarias la tasa de paro es superior al 25% de la población no lo digo yo, lo dice el INEM. Que 1 de cada 3 niños canarios son pobres y que el 27,5% de la población de las islas viven bajo los umbrales de la pobreza, lo dicen las organizaciones no gubernamentales. La renta canaria de inserción hace meses que no se paga a las familias que la han solicitado. Los niveles de fracaso escolar en el archipiélago nos coloca a la cola de la educación en toda Europa.  No hay un duro para cubrir las necesidades de aquellos que se han acogido a la Ley de Dependencia. En los presupuestos generales de la comunidad autónoma se ha eliminado cualquier partida económica destinada a políticas culturales. El nivel de endeudamiento de las corporaciones locales e insulares hace casi imposible el mantenimiento de los servicios sociales. Las listas de espera sanitaria son desesperantes y la puesta en funcionamiento de los hospitales del norte y del sur de Tenerife, prevista para 2008, sigue siendo una quimera inalcanzable. Nuestras carreteras y autopistas son caminos llenos de baches destinados, bien a maltratar nuestros vehiculos, bien a costarnos la vida. Nuestras universidades públicas están completamente devaluadas y carecen de financiación suficiente. Sigue habiendo droga, hay inseguridad, gentes sin una vivienda digna, escasean las guarderías para niños y residencias para mayores  de carácter público, se ha parado en seco la construcción, la agricultura prácticamente ha desaparecido y dependemos únicamente del turismo para prosperar. Pero da igual.

El fin de semana del 22 y 23 de enero se juega un Tenerife-Las Palmas, eso que mal llaman "la fiesta del fútbol canario", partido que inicialmente quiere televisar un canal de pago.

Hoy el Gobierno de Canarias, garante de nuestros derechos, protector del guanchismo, salvaguardador de los deseos y necesidades de los canarios, ha anunciado que, concurriendo una situación de "interés general" y hasta de componentes de carácter cultural, urgentenmente dictará una norma para que ese partido, saltándose las normas del libre mercado y de la propiedad privada, sea televisado en abierto. Da igual que Canarias tenga mil y una miserias, da lo mismo que Canarias tenga necesidades y reivindicaciones más urgentes y perentorias.... Lo importante, lo realmente urgente es legislar sobre un partido de fútbol, aún a costa de "expropiar" los derechos legitimamente adquiridos por una empresa privada a cambio de un buen puñado de euros. 

Mezcla de vergüenza ajena y náuseas da escuchar la voz de pito de la consejera del ramo, que igual se mete con el profesorado en una huelga, que se mete en un vestuario de tios semidesnudos para celebrar (?) con ellos un éxito deportivo con tal de salir en la foto, una inútil integral, una lamentable profesional de la política, un grano a extirpar de nuestra sociedad,  para justificar medidas como ésta.

Otra vez, como ayer, esa mezcla de castrismo-maoismo-estalinismo-fascismo-nazismo-franquismo que rige en esta jodida tierra. Ya no sé si esta tierra cada vez me duele más o si cada vez me da más asco.

Al finalizar el telediario de la tele autónomica, tras loar al presidente de la república popular de Canarias, Paulino Rivero, por parte del Goebbles de turno, un spot de autopromoción (que anuncia la emisión de una saga cinematográfica) decía "Los martes, en la autonómica, son cosa nostra.". Cosa nostra y gobierno de Canarias. Ni adrede.

miércoles, 12 de enero de 2011

Chivatos.

Para quien no lo sepa, odio a los chivatos. Desde siempre. Cuando era pequeño recuerdo que en los juegos del recreo se decía aquello de "chivatolapolicía" como insulto o menosprecio. Cosas de ser de barrio, supongo. La delación es probablemente una de las más despreciables acciones del ser humano hacía sus iguales. Los odio, pero a muerte, un odio irracional.

Y en éstas, resulta que se empieza a institucionalizar la delación como forma de vida y a institucionalizarse a los que la promueven. El estalinismo, el castrismo, el franquismo, el nazismo... pero los que promueven el chivatazo y premian al chivato son demócratas-de-toda-la-vida. El concejal de policía del Ayuntamiento de La Laguna "anima" a los ciudadanos a que "denuncien" a los agentes de policia que -presuntamente- les "maltraten". La ministra de Sanidad, Leyre "Miss Peggy" Pajín, pide a los ciudadanos que denuncien a aquellos particulares y establecimientos que vulneren la ley anti-tabaco; la organización de consumidores Facua abre una web para que ciudadanos denuncien igualmente a bares y restaurantes por la misma razón; se aprueba un anteproyecto de ley de "igualdad de trato y la no discriminación" que establece un órgano ante el que los ciudadanos pueden denunciar las humillaciones (?) que sufran ellos o terceros.

Se pretende sustituir la labor de la autoridad pública por un cuerpo oficial de delatores, al más puro estilo de la post-guerra. Una cosa es la denuncia de un hecho, de un delito, de una infracción que afecte a la libertad individual o colectiva, y otra muy diferente es que se quiera hacer del ciudadano un ser despreciable, un asqueroso chivato, quizás el vecino que te saluda con una sonrisa dándote los buenos días y luego levanta el teléfono o rellena un formulario por internet para denunciarte. Simplemente nauseabundo, como casi todo lo que rodea esta sociedad de mierda en la que nos ha tocado vivir y que cada día que pasa me da más asco.

viernes, 7 de enero de 2011

Se acabó.

El último juicio del año fue el 21 de diciembre. Bueno, juicio. A cualquier cosa se le llama juicio: esperas, te llamen, te sientas, dices una docena de palabras rituarias y al minuto y medio ya estás saliendo por la puerta. Mi mejor plusmarca personal está en los 21 segundos de "juicio". Últimamente parece que algunos compiten por cronometrar la vista más veloz, será que aspiran al Guinnes o algo por el estilo.

19 días sin pisar el juzgado-zulo-tanatorio, por tanto, a pesar de que algunos clientes me han requerido con algo más que insistencia durante estos días de consultas que no han cesado. A pesar de haber tenido consultas (en menor medida, todo sea dicho) y de haber hecho escritos, demandas, papeletas y demás especies, 19 días sin juicios me han servido para descansar más que durante todo el mes de agosto. Tengo la sensación de haber estado dos meses sin hacer nada. Seguramente es porque estas navidades (estas si) las he disfrutado tanto en casa que me he dedicado más a los mios que a los otros.

Ni que decir tiene que el lunes, a las 08:30, cuando entre por la puerta del despacho, cuando salga para coger la guagua, cuando llegue al juzgado y tenga el primero de los juicios del años (qué honor, señora), cuando almuerce como un tiro, me pegue dos horas de coche en ida y vuelta al sur, atienda a 8 o 9 personas.....el lunes, acabaré ciscándome en la puta madre de alguien. Para el miércoles a las siete de la tarde ya estaré hasta las narices y en marzo pensando en dimitir y cambiar de aires.

El lunes será como de vuelta al cole tras las vacaciones de verano. Habrá que responder a los tópicos post-navideños, a los tópicos de padre-en-sus-primeras-navidades-como-tal, sobre las rebajas, si la crisis va a ir a peor o mejor y esas cosas. Lo más gratificante en el juzgado se ha convertido en charlar con los de seguridad (encantadores y divertidos, por cierto), lo cual ya es significativo. Tendré que llevar una carretilla para recolectar lo que me espera en las bandejas de los juzgados, porque es sabido que los funcionarios de justicia esperan a que los abogados no aparezcan por sus dependencias para dejar de hacer desayunos kilométricos, bajas médicas y ponerse a trabajar como descosidos. A partir del lunes, ni rastro de muchos de ellos, en la más pura tradición hispana.

Se acabó la navidad y con ella las felicitaciones, los besos, los abrazos, los buenos deseos, la lotería, los buenos sentimientos, la caridad, los propósitos de año nuevo, los dulces y los regalos. Hoy es 7 de enero. Ya podemos todos jodernos vivos de nuevo.