miércoles, 29 de septiembre de 2010

29-S.

A estas horas de la noche la mejor conclusión que se puede sacar de la jornada de huelga de hoy es que la hamburguesería de debajo de casa está cerrada y, con ella, la banda que se reúne debajo de la ventana cada noche haciendo bulla. Anoche uno de los colombianos que trabajan allí me decía que iban a cerrar por miedo a los piquetes, mientras yo les persuadía para que abriesen bajo el argumento de que " por aquí arriba les da mucha pereza venir". Ahora, escuchando el silencio de esta noche, pienso en la tremenda tontería que pude haber provocado si mis palabras hubiesen tenido alguna influencia sobre los chamos. Por tanto, gracias Cándido, gracias Toxo, por esta noche de paz.

Eso si, no deben estar igual de agradecidos el buen puñado de pequeñas empresas y sucursales bancarias que han amanecido, sobre todo por los alrededores de la casa sindical, con las cerraduras selladas con silicona y clavos. Hoy ha sido uno de esos días en los que uno se pregunta porqué es abogado en lugar de cerrajero. El gremio de los cerrajeros, con Cándido y Toxo.

Mi presencia matutina, al poco de que el reloj hubiese señalado las nueve, en el tanatorio no pasó desapercibida. Algunos funcionarios me miraban extrañado y alguno, incluso de la escala máxima, preguntó por mi presencia allí. "¿Y tu, no estás secundando la huelga?". Trabajo los sábados, domingos y festivos....qué coño de huelga voy a hacer.

Estos días me he hecho dos reflexiones en torno a la huelga y mi papel como abogado laboralista (o sindicalista, como algunos gustan decir). Primero, me pongo en la piel de esa trabajadora que hoy tenía juicio reclamando sus salarios impagados después de haber presentado una demanda hace 10 meses y en la cara dura que tendría que poner servidor cuando le explicase que hoy no me daba la gana de celebrarlo porque me iba a poner de huelga. O sea, era cuestión de poner en una balanza mi derecho individual y personal a la huelga o el derecho de la trabajadora a la tutela judicial efectiva y, fundamentalmente, a que el procedimiento se le resolviese lo antes posible. Mis derechos e/o intereses particulares jamás deben perjudicar los de la persona a la que represento.

Sin embargo, a pesar de mis nobles intenciones, mi gozo en un pozo: media hora más tarde de la hora prevista me anuncian que los juicios del día se suspenden por repentina enfermedad de su ilustrisima. Total, que como la otra parte no podía asistir al nuevo señalamiento para dentro de tres semanas, me lo colocan para dentro de nueve meses.

La segunda reflexión me ha surgido tras pasarme toda la tarde trabajando en el despacho/cubículo y es muy sencilla. En una jornada como la de hoy me pregunto, ¿quién hace más por la lucha obrera? ¿el huelguista o el que ha ido, como cada día, a defender los derechos de los trabajadores a pie de obra, en los juzgados?

Esta mañana yo me he puesto la toga, he presentado escritos, he recogido mandamientos de pago. Por la tarde he hecho papeletas de conciliación y he dejado esbozado un recurso. Pero yo he ido a trabajar hoy y no merezco mención alguna como defensor de los trabajadores. Tócate los huevos.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Rafa, ministro de transportes.

Se ha debido caer el Facebook. Al intentar acceder sale el mensaje de "Service unavailable", así que habrá que esperar mejor momento para seguir fisgoneando en la vida de los demás y permitir que los demás lo hagan en la tuya. Como creo que alguna vez he contado, en gran medida he sustituido la terapia que representa este blog por la que me proporciona Facebook, sobre todo porque es más fácil decir una barbaridad en pocas palabras y que sólo te lean tus "amigos" a volverse loco a hacer "literatura" expuesta a todo dios. Si algunos mojigatos se echan las manos a la cabeza con algunas cosas de lo que he escrito aquí, si leyeran mi muro de Facebook podrían tirarse por el puente Galcerán, ese donde ahora la niñateria ha puesto de moda poner en su reja candados para demostrarle amor eterno (ejem) a alguien.

Esta mañana Rafa se ha ganado a pulso el título honorífico de asesor en materia de transportes terrestres de El Abajo Firmante. Durante un breve paseo hasta El Corte Inglés ha ido vendiéndome las bondades del sistema de guaguas frente a la modernidad del tranvia: demostró un amplio conocimiento no solamente en duración del viaje Santa Cruz- La Laguna y viceversa, sino sobre la situación de las paradas más estratégicas, nomenclatura de las distintas línea y trayectos. Total, que su capacidad de convicción fue tal que tras presentar ese recurso apresurado que vencía ayer, en lugar de cruzar hacia el tranvia, volví sobre mis pasos y, otra vez frente a El Corte Inglés, esperé a que llegase la guagua. Desde la última vez, hace por lo menos 4 o 5 años, que cogí una guagua rumbo a Los Realejos haciendo el trayecto "canario conoce tu tierra - conoce el norte profundo", no me subía en una. Mientras que viajar en tranvía es hacerlo en la Europa escandinava, hacerlo en guagua es viajar a bordo de la canoa de un balsero cubano. En la guagua, el suelo y los asientos vibran, el ruido del motor de diesel es ensordecedor y el aire acondicionado se limita a la apertura de las ventanas. Me transportó a mies tiempos de estudiante en el Viera y Clavijo.

Sin embargo, esas eventuales incomodidades no pueden esconder una realidad: el trayecto, en tiempo, se reduce a practicamente la mitad. Mientras el tranvía, de punta a punta, tarda 37 minutos, la guagua lo hace en 20 (sin atascos). Además, si desde la última estación del tranvía (La Trinidad) hasta mi casa, a paso ligero, son 10 minutos, desde la estación de guaguas son apenas 5 minutos de paseo relajado. O sea, que puesto a poner en una balanza comodidad y rapidez, opto por lo último. Por tanto, gracias Rafa por el consejo. Tienes más conocimientos sobre transporte público que el consejero del ramo del Cabildo, un tal Borrego, que hace honor a su apellido.

PD: La señora del otro día del "No le veo muy entusiasmado con este asunto" ha decidido finalmente que no quiere que se lo lleve. Esta noche he decidido no dormir a modo de lamentación. Según ya me adelantó el mismo día, a modo de puyita, se iría al Sicariato, donde seguro le proporcionarián un asesoramiento riguroso y simpático. Yo, desgraciadamente, sólo le podía asegurar lo primero.

PD 2: Hoy era la primera tarde sin consultas de la semana Sobre la mesa apilados, tengo dos montones: los papeles que tienen dientes y los que ya tienen hongos. Cuando ya habia cogido carrerilla  entre comillos y setas, me interrumpieron tres golpes en la puerta. Me había hecho dos llamadas a horas intempestivas de trabajo y, al no contestarlas y no tener tiempo material para devolverlas, decidió que el abogado llevaba mucho tiempo incomunicable. Desde La Orotava a La Laguna para ver "qué hay de lo mío", sin previo aviso y bajo la excusa "es-que-necesito-el-dinero-porque-estoy-haciendo-arreglos-en-casa". Ya le he dicho que el más interesado que está en que cobre soy yo, no para arreglarle sus obras, sino para que me pague y ver si me lo saco de encima.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Mentir es pecado.

Debe ser que era lunes y, por sistema, es un día que me pone de mal humor.
Quizás es porque llegué al tanatorio a eso de las 9:30 y salí pasadas las 13:15. A lo mejor era porque después de salir del juzgado tenía que coger el tranvía, chuparme casi 40 minutos de trayecto, más otros casi 10 caminando hasta el despacho-cubículo, ir a buscar a mi hijo al colegio (otros 3 minutos de ida y 15 de vuelta), sentarme a comer a las tres menos veinte, terminar a las menos cuarto, salir en coche rumbo al sur a las 3, llegar a Playa de Las Américas a las 4 y terminar de pasar consulta a las 7 para hacer otra hora de carretera hacia La Laguna, donde me esperaba terminar 4 demandas que vencen dentro de 2 días porque los santos cojones no sé muy bien de quién han hecho que me envíen la documentación cuando les ha salido de ahí.

También puede ser porque esta mañana me ha pasado por delante una molesta espinilla que una vez se me atravesó en mitad del camino. "Hola Fran", me ha dijo. "Hola, hijolagranputa", he pensado en contestarle.

El caso es que, en fase de conclusiones de un juicio en el que la empresa ha venido sin abogado, pero con una señora muy mentirosa, no he tenido otra ocurrencia que soltar "Señora, mentir en un juicio está muy feo y además es pecado". Que conste que ella me había llamado mentiroso primero, así que fue en legítima defensa. Eso si, señora y acólitos/testigos se volvieron locos y empezaron a removerse en el banco y a soltar alguna que otra frase en mi contra. No esperaba menos.

"Espera a que se vayan, o si quieres sal por la puerta de detrás", me dijo su Señoría mientras le pedía disculpas por la ocurrencia. Me hizo un gesto con la cabeza como diciendo "Olvídate, que les den por culo" y salí, donde esperaban los cuatro de la sala, más el marido de la interfecta, para ponernos bonitos, al trabajador y a mi. Chorizo fue lo último que me dedicaron, mientras una de las seguritas, botella de agua llena en mano, se dirigía hacia ellos.

"No le veo muy entusiasmado con este asunto", me diría horas más tarde, en el sur, una señora mientras miraba los papeles de su despido. " Si quiere le bailo una jota, no te jode", he estado a punto de decirle. Pero ya había tenido bastante por hoy.

sábado, 18 de septiembre de 2010

A vueltas con la huelga general.


"Esta es una huelga contra la resignación y la impotencia. La huelga es para hacer retroceder la reforma laboral y las políticas sociales del Gobierno. Vamos a hacer retroceder la reforma, que no le quede la menor duda." Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CCOO, 17 de septiembre de 2010.

El 14 de junio de 2010 los sindicatos mayoritarios anuncian la convocatoria de huelga general para el 29 de septiembre. Tres días más tarde, el BOE publica el Decreto Ley de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo.El 15 de septiembre de 2010 se publica en el Boletín Oficial del Congreso de lo Diputados la aprobación definitiva del Proyecto de Ley de reforma laboral.

La conclusión en la que desemboca las anteriores declaraciones y el iter legislativo de la reforma es que los sindicatos convocantes nos tendrán que explicar cómo luchan contra la "resignación" cuando ellos mismos se han resignado a que se apruebe la ley, y tendrán que explicar cómo van a hacer retroceder algo que está firmado, aprobado y en ejecución.

Esta debe ser la primera vez en la historia en la que se convoca una huelga general contra una reforma laboral que ha sido aprobada sin la más mínima oposición sindical. Las más mínimas normas de la coherencia nos invitan a pensar que una huelga de estas dimensiones debe celebrarse antes de que sea aprobada, para hacer reflexionar y, en su caso, rectificar.al gobierno de turno frente a la presión de la calle. Pero no, los sindicatos más representativos, viva imagen de la connivencia con el ejecutivo durante los meses de mayor destrucción de empleo, se apuran a celebrar una huelga contra un hecho consumado, en parte, unas veces gracias a sus silencios, otras veces merced de sus tibiezas.

Lo segundo que debe hacernos reflexionar sobre esta pantomina huelguista convocada para el día 29 es el lema elegido. Dicen los sindicatos que "Así, no". Con ello dan a entender que, si bien "así", con las formas elegidas, no están de acuerdo, quizás si lo estarían si las formas hubiesen sido otras. Conclusión: no están en contra de las medidas adoptadas, sino que se trata de una mera cuestión estética. Así, no; a lo mejor de otra forma, si. Si la tan mal llamada reforma laboral es tan mala desde la perspectiva sindical, ¿no hubiese sido coherente unirse bajo un simple "No" rotundo? No cabe duda que ni siquiera los propios sindicatos quieren la huelga, fundamentalmente porque ellos mismos saben que la misma llega tarde, cuando hay más de cuatro millones de parados, cuando cientos de miles de personas carecen de prestaciones sociales e, incluso, de asistencia sanitaria, cuando el PIB está por los suelos y el déficit por las nubes. Ellos lo permitieron y callaron. Ahora, desbordados por los acontecimientos y lo aplastante de las cifras, no tienen otro remedio que lavarse la cara delante de los suyos intentando dar una bofetada al gobierno al que han encubierto desde hace más de seis años.

jueves, 16 de septiembre de 2010

16-S

No se quería dormir, pero todo tiene una explicación. Mientras su hermano mayor se obliga a dormirse empujando su cara contra el cojín que sirve de respaldo al tres plazas del salón, el otro corría de un lado para otro hasta que se paró al borde de la mesa y empezó a hacer fuerza. A las 10 de la noche me tocó cambiar el último (y primero, todo hay que decirlo) pañal del día. Si me dicen que lo que lancé por el retrete era la mierda de un señor de 40 años, hubiese jurado que era así. No hay duda, está bien alimentado, a juzgar por la cantidad de lo que defeca.

Hoy ha sido un día marcado por tres acontecimientos:

1.- Por la mañana he comparecido en el tanatorio de lo social, como siempre en los últimos tiempos, sobre la bocina. Soy como el lanzamiento de un baloncestista yugoslavo en la final de la Copa de Europa, siempre en la última décima de segundo. Lo que ya no me atrevo a decir es si certero o no. Iba a un acto judicial que dí por hecho que se celebraría frente a algún simpático funcionario del lugar y a suspender un juicio, así que elegí vestuario de día de asueto y dejé la toga hecha un ovillo sobre una de las sillas de mi despacho-cubiculo.

Hay un juzgado de lo social que es particular. Sea quien sea el juez o secretario que se ponga al frente del mismo siempre, irremediablemente, comienza las vistas con una hora de retraso. "Es una plazo de cortesía", me decía alguien irónicamente ayer, pero lo cierto es que desde la huída-fuga del último juez titular hasta el constante chorreo de señoritas licenciadas en derecho a las que sacan de una lista y les ponen una toga para hacer justicia (?) nadie, absolutamente nadie, comienza las vistas a la hora señalada. Hoy, evidentemente, no podía ser menos.

Para más inri, el acto a celebrar delante del simpático funcionario se celebraba en sala, delante de otras dos simpáticas funcionarias de mayor rango. Y yo sin toga. Así que la única opción que me quedaba fue pedirsela a Lizundia que, ni que decir tiene, me la cedió gentilmente. Han sido dos minutos con su toga, pero el aura de divinidad, de infinita sapiencia, me ha perseguido todo el día. De hecho, por la tarde he ido a Correos y le he dado una charla coloquio al cartero acerca de la influencia de Martin Heidegger en las corrientes de pensamiento filosófico existencialista durante el siglo XX. A estas horas el pobre hombre no se ha recuperado.


2.- Desde hoy, y con efectos de 01 de septiembre de 2010, soy oficialmente trabajador autónomo. Porque después de 12 años, y un paréntesis de unos dos años y medio en régimen general, le he dado la patada en el culo a eso que llaman Mutualidad de la Abogacía, que sirve para que te manden una infumable revista contándote lo rentables que son, qué nuevo pisito han adquirido en Madrid y para colgarte el teléfono cada vez que intentas hacer una gestión a su servicio de atención (?) al mutualista. Tras mes y medio de peleas, faxes, correos electrónicos y llamadas a un 902 he logrado suspender aportaciones.

La Mutualidad da la sensación de ser el típico chiringuito financiero, con piratas bebiendo en la barra, que cualquier día dará el petardazo y se quedará con nuestras aportaciones de años. Ahora, que se metan "todos nuestros operadores están ocupados" por el culo. Aviso a navegantes: quien pueda huir de la Mutualidad, que lo haga. Lo único que me jode es haberle maquillado esta mañana las cifras a ZP: le he creado empleo.


3.- A colación de lo anterior, hoy ha dado gusto ir a la administración de la Tesorería de la Seguridad Social que está en La Higuerita. No sólo porque he entrado y antes de que me sentara ya estaba saliendo mi número por la pantalla, sino porque me ha tocado un funcionario de lo más competente. Me ha aconsejado, me ha asesorado, se ha levantado a hacer la correspondiente consulta, ha tenido paciencia, ha sido de lo más atento y hasta me ha dado la mano al final de la operación. Inimaginable en el tanatorio, donde la inmensa mayoría del funcionariado, sobre todo los nuevos (los clásicos son otro cantar), te tratan como si fueras una mierda togada. Me ha sorprendido tanto la actitud del funcionario en cuestión que he intentado hasta de buscarle explicación al fenomeno paranormal: seguro que mañana sale de vacaciones y por eso está contento, o regresó hoy, o le ha tocado el cupón y mañana lo deja, o quizás la parienta anoche le dejó mojar,....

Esta tarde he dejado la mesa llena de papeles a eso de las cinco y media y me he ido de paseo con los niños y Cris. Más que de paseo, he aprovechado para ir a Correos (¿pero quién es el cenutrio que no sabe que tengo bandeja en el juzgado más trabajador del local?) y, por fin, tramitar la tarjeta sanitaria. Mi nivel de sadismo está llegando a un nivel tal que estoy encantado con que me den cita para un análisis para dentro de siete meses.

martes, 14 de septiembre de 2010

A time goes by.

Las hojas del calendario van pasando inexorablemente camino del final del año. Ayer hizo nueve meses que adoptamos a nuestros hijos y la sensación temporal es difícil de definir: por una parte, da la impresión de que estos nueve meses han corrido más que andado, pero por otra parte parece como si ese tiempo fuese toda una vida de vivencias y sensaciones. Es muy confuso. Aún así, los días siguen pasando, con lo anodino de la calle y lo sensacional de la casa. Porque mientras que cada día entre los setenta metros cuadrados de infranqueable búnker familiar son distintos, con sus gritos, sus llantos, sus alegrías, sus juegos y aprendizajes, lo que ocurre tras sus muros es aburrido y monótono.

Mis visitas al tanatorio de lo social son cada vez más fugaces. Voy, espero, celebro y me voy. Ni camarillas, ni camaradas. Hoy, por ejemplo, con juicio a las 10:10, que se celebró a las 10:10 y duró la friolera de unos 30 segudos, llegué 5 minutos antes, celebré y con la misma me marché.

Y es que no me motiva ni siquiera contar lo de la abogada del otro día, a la que le dije que su interpretación de una sentencia era "torticera" y empezó a clamar contra la palabra, terminando su alegato diciendo que la había dicho "porque soy mujer y joven". Coño, además de fea, acomplejada. "No se preocupe, es que a Francisco no lo conoce; es muy vehemente", terció Su Señoría Ilustrísima. Se equivocó. No soy vehemente, tengo mucha mala leche.

Tampoco me motiva la historia de la otra, la que me dice antes de entrar a juicio en tono chuloputas "préparate para que te ponga la cara colorada" y como le tiro el chiringuito abajo antes de que empiece a hablar termina, tras el juicio, gritando como la loca delante del demandante "yo soy afiliada a tu sindicato (sic) pero hoy mismo me doy de baja, porque son unos gitanos sinvergüenzas". Seré sincero: no encontré argumentos para rebatirle el adjetivo calificativo.

Por no hablar de la consulta del lunes, donde la malagradecida que le debe dinero a un organismo público y a la que le llevo el tema con mero ánimo dilatorio a su favor, a la que le he ganado un año para que busque el dinero, tras ver la sentencia de la Sala que desestima finalmente, y con toda justicia, sus pretensiones dice que "me voy con la sensación de que no se ha hecho nada". Será cabrona la tía. Al abrirle la puerta, con una media sonrisa en la cara y justo antes de mandarla a tomar por culo mentalmente, le dije "Señora, recuerde una cosa: usted ha venido aquí buscando los servicios de un abogado, no de un milagrero."

A estas horas, los niños duermen (por fin) y Cris ve una serie en lo que lo mejor son los anuncios. Mañana, vuelta al apasionante mundo del derecho laboral. Seguiremos informando.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Sigo vivo.

Hace días que no puedo entrar, no sé muy bien por qué (bueno, muy bien no: no tengo ni idea del por qué), en el panel de control del blog, lo que me ha impedido escribir alguna tontería. De todos modos, tampoco es que tuviera mucho que decir o que contar. El regreso a la realidad del día a día ha sido peor de lo previsto. Cuando te rodeas de incapaces y vagos lo cierto es que todo es susceptible de empeorar. Por ejemplo, me gustaría saber qué se ha hecho durante cuatro semanas en un sitio que yo me sé para que al menos el 50% de las consultas que he recibido vengan con el discurso "es-que-estuve-por-aquí-y-la-chicaquemeatendió-me-dijo-que-mejor-esperara-a-que-usted-viniese-de-vacaciones." Más aceite da un ladrillo y hay cerebros que crecieron con escasez de oxigeno y así se han quedado.

Esta tarde he ido a mi despacho-oficina-cubículo en camiseta, bermudas y cholas de playa. Me esperaban aproximadamente unos 500 folios por mirar, clasificar, numerar, sacar el archivador, meter en el archivador y anotar señalamientos y plazos. Máximo confort, música y móvil apagado durante unas cuatro horas. Algún cenutrio (que tengo identificado y al que ya he amenazado, en público y en privado, con dejarle sin futura descendida por la via del rebanamiento testicular) se ha dedicado a repartir alegremente mi número de móvil entre el populacho, por lo que el "qué hay de lo mío" se ha trasladado de la oficina a mi casa, del tiempo de trabajo a mi tiempo de descanso y de una contestación educada a un incipiente váyase a la mierda.

Ayer, a eso de las cinco menos algo de la tarde, cuando salía la segunda consulta por la puerta de la oficina de "Cuéntame" y la que me había dado la lata por teléfono por la mañana insistía hasta el guantazo (la mi me enseñaron en la facultad que el pensamiento no es delito) en que le atendiese sin cita y sólo con animus jodiendi, me apoyé en la pared de donde cuelga el calendario, respiré y me dije a mi mismo "Tienes mujer y dos hijos, debes volver vivo a casa". El enfado hasta ese momento habia crecido, acontecimiento tras acontecimiento, como una bola de nieve hasta el punto de estar a punto de sufrir o un ataque de ansiedad o un ataque de ira. No tengo horchata corriendo por las venas y es imposible, absolutamente imposible, que determinadas cuestiones no me hagan hervir la sangre hasta el punto de estar a punto de mandar a tomar por culo todo y a todos. Pero recordar lo que me espera en casa es recordar que aquí dentro, y en sus aledaños, está lo único por lo que merece la pena aguantar.

Me tienen terminantemente prohibido quejarme en público. Ni que decir tiene que no lo voy a cumplir. De momento aquí sigo, de juicio en juicio, de empute en empute, hasta el infarto final.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Resumen veraniego.

I'm more burnt than Niki Lauda's ear.

El miércoles a las siete de la tarde salí de la oficina de "Cuéntame" con la sensación que en lugar de setenta y dos horas desde la reincorporación habían pasado setenta y dos días. Tener conciliaciones a las nueve de la mañana del lunes en el que vuelves al trabajo no es plato de buen gusto, sobre todo si nunca fuiste de esos niños que deseaban que terminara el verano para volver a encontrarse con sus amigos en el colegio. (¿realmente tuve amigos, en sentido estricto, en el colegio?) De lunes a jueves, entre conciliaciones y consultas, he tratado con unas cuarenta personas. Teniendo en cuenta mi cada vez más acentuada adversión a la raza humana, el sufrimiento post-vacacional ha sido inmisericorde. Eso si, nada de depresiones, ni leches: no he tenido tiempo (y me temo, mirando la agenda de los próximos meses, que tampoco tendŕe en el futuro) tan siquiera de deprimirme.

Este es un mensaje apresurado, desganado, a las 00:30 de un viernes en el que tres individuos se desgañitan insultándose en la tele. Aviso de que sigo aquí, de que el moreno sudoeste gomero se va sustituyendo poco a poco por el pálido tanatorio, que mis (nuestras) primeras vacaciones con niños se han desarrollado dentro de normalidad más absoluta, que he intentado escribir y que no me ha salido nada decente pero que lo seguiré intentando.

Ya, si eso, hablamos, que en Telecinco van a entrevistar a un fulano que dice ser "el hijo de Satán". Seguro que descubren que es abogado.